Dile al corazón

Capítulo 22: Cena Inesperada.

«Y sé feliz. Pero no por alguien. Tampoco por algo. Quizás con alguien, pero mejor sé feliz porque, al fin y al cabo, es lo que te mereces».

- Mario Benedetti.

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Al llegar a casa no pude evitar soltar los sentimientos que me aquejaban desde lo sucedido, ¿por qué tenía que pasar esto? Vincent merece a alguien que le quiera, que lo ame tal cual es, porque es maravilloso. Pero yo no soy la indicada, aunque me temo que él no piense lo mismo. Suspiro. En lo que me vengo a meter señor, en lo que me vengo a meter.

—¿Qué sucede? ¿Por qué vienes con esa cara?

Ignoro su comentario y me adentro a mi habitación, no podía reprimir todas las preguntas que estaban pasando por mi mente, y eso que estaba tratando de pensar en otra cosa, pero no podía, el solo verme en el espejo me decía todo lo contrario.

—Oye, no andes ignorando a los adultos, es irrespetuoso —entra a la habitación, importándole mi cara amargada hacia esa acción.

Se sienta en la cama, mientras yo, me quedo mirando el cielo nocturno, buscando algunas respuestas, pero sabía que aquello era para acoplar lo que iba a hacer mañana. Volvería allí. Y no quería hacerlo con él, sería bastante incómodo el camino.

—No estoy de humor Wendy, ve a hacerle el tonto a Zack, él lo necesita más que yo, ¿no has visto cómo ha estado en estos días? Es imposible cruzarse con él, deberías echarle una mano.

—No cambies de tema, que te hice una pregunta. ¿Por qué demonios tienes esa cara? ¿Acaso vienes de un velorio? —Sonrío ante tal comparación. Podría decirse, no lo sabía.

—Quizás eso sea más llevadero a lo que ha estado envolviendo mi mente —suspiro al darme cuenta de que mañana será un día muy largo—. Solo déjame sola, tengo algo que hacer. No estoy de ánimos para conversar contigo. Lo siento.

Agarré papel y lápiz y salí de allí hacia el sótano, tenía un diseño que hacer. Y que mejor que la confusión para ello. Me ha ayudado en muchas ocasiones, no es difícil que lo haga ahora. Cuando más lo necesito.

Frunció el ceño y me dejó ir. Notaba que por más que preguntase, o se pusiese en plan sonsacador, no obtendría progreso conmigo, no era algo que me apeteciera rememorar. Quizás tan solo le esté dando demasiadas vueltas y me estaba haciendo la pelota, eso podría ser y estaba matándome en lo que podría suceder mañana. 

Di varias palmadas a mis mejillas y salí rumbo al sótano, allí duré bastante tiempo, con LP de fondo, mi inspiración estaba dando sus frutos. Esa mujer era increíble con lo que hacía, no podía negar que el esfuerzo que hizo, le garantizó miles de fans. 

—Umh —miré dudosa el papel, no me convencía demasiado. Volteé la página, tratando de encontrar un ángulo que me convenciera—. No, no. Esto no funciona.

Retiré el cuarto diseño, pasando una mano por mi cabeza. Coloqué el lápiz detrás de mi oreja, adoptando una pose pensativa. Haber Luna, piensa. Piensa en la figura de tu clienta. ¿Cómo quieres que se vea ella en un vestido? Anda, imagina.

Me quedé así, durante unos minutos, obteniendo el silencio y la paz del sótano como fuente de inspiración, estaba tomando en cuenta lo que vi esta noche. Un vestido que no tenga mucho volumen en la parte de abajo, ya que Cathlyn era bastante alta para su edad. También tiene que incluir corset, debería de marcar su cintura. Las miradas deben estar atentas en ella esa noche. Para este tipo de cuerpo siempre se decide o un traje de dos piezas o un vestido corto. Bien, creo que lo tengo.

Sonreí al saberme una pequeña idea para el vestido de mi querida cumpleañera. Estoy segura de que este no la decepcionará. Volumen. Corset. Corto. Listo. Mis manos se movían solas al darme cuenta de que era lo mejor que le quedaría a Cathlyn. Oí un ruido arriba, pero no le presté atención, estaba inmersa en terminar este diseño, y que, este sea el correcto. 

Luego de un rato, mis manos descansaron y vi el resultado de mi trabajo. Fantástico. Sin duda le quedaría hermoso. Un vestido con un escote asimétrico, que resalte su busto y una caída de frente que deje ver sus piernas. Me gustó el decorado que le puse a la caída: mariposas. Se ve retro, pero estoy segura de que le encantará. Moldea perfectamente su figura.

Cubrí mis ojos con cansancio y miré la hora. Jesús, sí que era tarde. Sonreí al verme otra vez en esta situación, el tiempo vuela cuando estás haciendo lo que te gusta. No demoré mucho en darme cuenta, de que ni mi cuerpo ni yo estábamos dispuestos a movernos de aquí. Y así lo hice. Mis hombros ya se habían acomodado cuando sentí una cobija que cubría mi cuerpo. Umh, que calidez. Hoy sí que podré dormir bien.

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—Vaya rostro tienes Luna. ¿No dormiste nada anoche? Te cuento que hoy tendrás bastante trabajo que realizar, tus días libres ya dejaron de producirse. ¿No deberías tener mejor ánimo? 

Sonríe animoso hacia mí, lo que es ya es raro de por sí es que esté siendo considerablemente amable, para mi disgusto.

—Bastante considerado esa amabilidad tuya cuando me envías a encargarme de la producción, ¿ya me cambiaste de puesto o qué? ¿Tienes algún plan entre manos? 

Le dije con la lista en mano. Estaba bastante ocupada, y luego de ir con Cathlyn a comprar la tela tengo que ir a la universidad otra vez, un ensayo no se suspende por nada, ni siquiera porque se esté en el hospital por 3 días. 

—Querida, yo siempre tengo un plan entre manos, preguntas sin sentido esas. Solo venía a torturarte un poco, para recordarte que tenemos una cita con el ícono de la moda, este viernes. Espero no lo hayas olvidado, estarías siendo muy malagradecida de lo contrario.

—¿Cita? Si mal no recuerdo, la cita que tengo es con el proveedor de la empresa, y no está para nada cerca, por lo que te haré la pregunta, ¿de qué cita me hablas? 




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