«El tiempo no es el que hace el amor, son los momentos, la complicidad, y esa sonrisa compartida con la otra persona, no importa sí fueron dos, cuatro días; si hay momentos compartidos, secretos revelados, y una complicidad innata, es ahí que está el amor, escondido entre los escombros, esperando que lo descubrieses».
.
Los días se esfumaron como si fuese aire, preguntándome como es que aquella sensación lejana hace unos meses, estaba tan furtiva en mí, sin mucho tiempo que lo respalde. Y es que, todas esas citas que tuvimos nos hicieron conocernos más, nuestra confianza creció a un punto que no esperaba, fueron unos días, sí, pero maravillosos, y se notaba en mi rostro; la felicidad gritaba formar parte de el, todas lo habían notado, y hoy era uno de esos días en los que podíamos estar todas juntas, incluso Naomi.
—El rostro de esta grita; perdida por todos lados. ¿Qué, ya te lo has tirado? —sonrío de lado, viendo cómo al menos algo de la chispa que hay en ella, aunque sospecho yo, que eso se debe a cierta persona que ha estado evitando a toda costa.
—¿Por qué tiene que tirarse a alguien para que se note que esté feliz? Algunas lo hacen y descubren que fue el peor error que ha cometido en su vida —gruñe, haciendo hincapié en lo que confesaba.
Wendy frunce el ceño, con una expresión divertida; era la sesión de confesiones y ella se aprovechaba de la facilidad de soltar la lengua de la castaña, siempre nos divertíamos con ella, sus elocuencias y su forma de despotricar a Clement, eran algo de lo más divertido.
—¿Oh? ¿Qué hizo tu príncipe defectuoso está vez? Cada que nos encontramos tienes problemas con él. Ha de ser tu carácter el que ocasiona los problemas con él. Pareja más peleonera no he visto en años, ¿qué sucede? ¿Sigues renegando que no sientes nada por él, y andas en su tira y afloja de lo más insano? —Esta bebe más deprisa de su tequila, mirándola con amargura.
—Mi carácter no es el más bueno cuando la persona es de lo más molesta, y sobre lo dicho; no, no lo he aceptado. Es imposible cuando se sigue burlando constantemente, cuando siento que todo esto es un juego para él, y para mí está siendo algo más… como siempre, no es que tenga mala suerte, es que decido involucrarme con los peores —llena otra vez el vaso, bebiéndolo en menos de un minuto, y así con los siguientes—. Me he acostado con él. ¿Y saben qué? No puedo sentirme más idiota de lo que me siento, dicen que él ha estado loquito por mí por años, sin embargo, no es lo que siento, más bien… siento que le gusta hacerle pensar a la gente cosas que no son, y a mí, pues a mí me ve como una imbécil en cada momento —sonríe mirando el vaso, apretándolo cuando este está vacío.
—Te había hecho una oferta la otra vez —chasquea la lengua, mirándola con un rostro cargado de intenciones, y no precisamente de las buenas—. ¿Me permites llenarlo de madrazos, y que recuerde que con una mujer no se juega, por muy mal que le haya ido en su asquerosa vida? Descargarme en un hombre de esa calibre, mejorara mi estado de ánimo a 100.
—Espera sentada querida, nuestra ingenua mujer a pesar de que esté bien sufrida en estos días, desde que la agarre con esos enormes brazos, y le arranque unos cuantos gemidos, todo estará solucionado. Después de todo; es una mujer enamorada que no se lo puede negar ni a ella misma, por muy imbécil que esté siendo con él —le sonrió con soberbia, importándole como aquella mirada de ella deseaba arrancarle la cabeza—. Por cierto, chicas, dentro de unos días habrá un evento importante en el que estoy participando, mucha ropa de moda será subastada, y me han elegido como una de las modelos principales. Estoy realmente emocionada, podré darte una de las mejores Luna, cumples este viernes ¿no es así?
—Vaya, la vejez está llegando a ti, ¿no, cielo?
—¿Te olvidas de que igualmente cumples, el miércoles, Naomi? —Sonreí al verla tensarse—. Descuida, tenemos una maravillosa sorpresa para ti, no vas a pasarla sola, nos tienes a nosotras, ¿recuerdas?
—Odio cuando tu memoria es tan buena, tenía la sensación de que estaría en calma un año más, pero ya veo que no es así —suspira, y los brazos de Wendy y Julie la acurrucan, logrando que hiciera una mueca de disgusto—. ¿Y ahora qué? ¿Quieren que las termine tirando por un barranco por su intromisión con mi cuerpo?
—Cálmese, Sra. Amargura, tengo entendido que ese papel le pertenece a nuestra reina de la pasarela, ¿te gusta copiar los estilos, Callen? Beneficio alguno no le traerá copiar los métodos de su amiga aquí presente, la llevará por el precipicio —sonríe de lado, captando algo que nosotras no.
—Llevo en el precipicio más tiempo del que te imaginas, es inútil decir que la amargura es algo que pocos tienen, todos, hasta tú, pasan por esta faceta, aunque yo, simplemente la tengo como mi arma, no copio; simplemente se implementa en mí sin importarme que haya estado o no con otra persona, después de todo, es conmigo. No con nadie más.
El ambiente se puso tenso después de esas palabras, aunque su sonrisa nos dijo que todo estaba bien, como siempre pretendía, decidimos pasar por alto aquello, y mejorar el ritmo de la conversación, en la que, por primera vez, Wendy decidió sincerarse.
—Sí bien no estoy peor que vosotras, he estado en el limbo en lo que este sentimiento cancerígeno se refiere. Y no sé muy bien por qué sigo en él, si me detengo a pensarlo unos minutos —engulle la comida, saboreándola, dándole más determinación a confesarnos algo que ni siquiera veía venir por más que lo había escuchado de su boca—. Llevo enamorada de un tío desde la secundaria, hemos sido novios y yo todavía sigo colada por él. Lo malo de todo es que es mi mejor amigo, y que al solo salir de su relación tiene problemas con su hermana. Y no precisamente por una mala relación, sino de salud… no hay necesidad de decir nombres, porque ya lo saben, leer entre líneas no es tan difícil.