Dile al corazón

Capítulo 29: Valiosa Oportunidad.

«El hecho de que todo esté bien no significa que lo estará para siempre, la vida no es tan fácil como para pensar, que cada momento, cada vez que veas el cielo con una sonrisa… será así».

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Di un manotazo todavía somnolienta a aquel objeto molesto que me levantaba todas las mañanas, gruñí en un idioma inentendible, siendo incapaz de levantarme de la cama a estas alturas, pero tenía que hacerlo, la universidad me espera, y más tarde tenía que ir a reunirme con Phineas, lo extraño era que era fuera de la oficina, aumentando mis sospechas de que algo estaba pasando, pero no tenía idea de qué.

Abrí los ojos, aceptando que hoy será un día bastante difícil, y como había comprobado en otras ocasiones; el alcohol y yo no éramos buenos amigos, lo lamenté mucho más al ver mi cara de lémur en el espejo. Recordé lo que había pasado ayer y me sonrojé, ¿habíamos hecho eso? Dios, Naomi estaba loca, ¿cómo rayos aceptamos hacer eso? Ahora no sé como podré mirar a Sean y a Callum a la cara, que vergüenza.

Me metí al baño y hice todas las necesidades básicas y comunes de un ser humano con un martillo empuñado en la cabeza, era la primera vez  de todas las veces que había bebido alcohol que bebía algo tan fuerte como el tequila, y eso solo fue porque Lesia quería olvidarse por un momento al tormento que la tenía loca, pero no entiendo porqué si de todas maneras vino a la mitad de la noche, y si mis conjeturas no se equivocan; volvieron a tener sexo anoche. Cuando el propósito que tenía era todo lo contrario. Sí que éramos de resistencia débil, bueno, algunas.

 —Esta casa es una pocilga, ¿siquiera vieron el calendario anoche? —Oí la estruendosa voz de mi madre por toda la sala, garantizándome una vez más, que será difícil concentrarme—. Ustedes los jóvenes no tienen cuenta de sus decisiones hasta que se dan cuenta de los errores de ellas a la mañana siguiente, de todos modos, los entiendo, yo también lo fui, lo que me sorprende es ver a estos dos tirados como sí fuese de lo más placentero estar durmiendo en el suelo —señala los cuerpos inertes de mis queridos amigos, sorprendiéndome de que a estas alturas no hayan despertado—, tú no estás mejor ahora que te miro, ¿qué pensaban conseguir con esas locuras? Despiertan y se dan cuenta de mejor no haberlo hecho. Sobre todo tú.

—Algunos hasta le agradecen tener encima el alcohol —me miró curiosa, por mi forma tan relajada de despertar a dos personas de mal carácter, pero no me importaba, tenían cosas que hacer y quedándose en cama no las conseguirían—. Verás mamá, puede que hayamos cometido un error en hacerlo en día de semana, pero después de todo, no estamos arrepentidos de nada, y estoy seguro de que la mayoría está así, nos divertimos bastante, y aunque no fue la mejor manera de terminar una noche, hizo que bastantes cosas que sobrio, sin duda no harían por nada del mundo. Es una puerta entreabierta que tiene consecuencias, pero que estaban ansiosos por abrir, al menos, unos lo lograron, otros están todavía intentándolo.

Escuchamos los quejidos de ambos al despertarse, y nos concentramos en comer el desayuno con tranquilidad, aunque estaba un poco cansada, nos acostamos como a las tres de la mañana, y yo aún no logro canalizar que he despertado. Bendito día el que me espera.

—¿Qué diablos? —Sean se pasa las manos por los ojos, como si de esa manera hiciera más fácil el levantarse.

—Mierda, la luz. Cierren esas cortinas —volvió a cerrar los ojos, sin prestar atención a la hora, cosa que después de unos minutos hizo, y sobresaltada, se levantó—. ¿Brillo? ¿Qué demonios estoy haciendo aquí? —Reacciona cuando nos ve a mi mamá y a mi comiendo de lo más normal, sin preocuparnos por sus muecas continuas que reflejaban lo mal que estaba—. Es cierto, anoche nos pasamos de copas.

—¿Solo de copas? Estoy segura de que hicimos muchas cosas más que solo eso —comento con diversión ante su cara de molestia ante mis palabras.  

—¿Tú no eres buena dejando a la gente en paz, no? —Gruñe hacia mí, mientras toma sus cosas y se acerca hacia nosotras con pasos lentos.

—Tampoco tú en aceptar la realidad, por lo que veo. Bien que sabes que tengo razón, pero decides encubrirlo con tus contradicciones, ¿no es así? —Toma la copa de café que tenía, y se la bebe de un sorbo, dejándome con la boca abierta.

—Gracias por el café, nos vemos en la universidad —se da media vuelta, y luego retoma y observa a mi mamá—. Buenos días Sra. Sung, que pase una buena mañana.

Y se fue. Como sí el arrebatarle el café a una persona fuese lo más normal del mundo. Mi mamá me sonríe con alegría y me vuelve a servir el café, sin pensar mucho en las acciones de mi amiga. Bufo.

—Por cierto, cariño, no sabía que te habías hecho novia de Callum al fin —me atraganto un poco con el agua a la sola mención del causante de mis revuelos. Sonríe—. Llegué a la misma hora que se estaba yendo, estaba sorprendido de verme aquí, y mucho más cuando le había sonreído, ¿ese chico sigue pensando que soy Cruella de Vil? —Asiento—, entonces será bastante divertido ver que lo siga asimilando con mi nombre. A estas alturas, no tengo nada divertido que hacer, sino trabajar, y beber con mis amigas —suspira, tras dar un bocado de su comida.

—Necesito un café cargado, por favor —volteamos hacia el hombre corpulento, que seguía rascándose la cabeza.

—Ya veo que tu esposa fue una sirvienta en su otra vida —me mira feo sin detenerse ante la presencia de mi mamá, jalándome los buches.




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