Dime que te Iras (amor a lo Escoces #2)

Capítulo 21

"Al verte, el mundo se me sale de las manos"

—¿Cómo está la tía más bonita que tengo en la vida?

Nancy me miró con una ceja alzada

—Hala pero no te guindes.

Reí acostándome a su lado en la cama, Candice y Blair acababan de irse, Rupert no estaba en casa, no sabía dónde estaba, todavía era extraño estar quedándonos en su casa. Sobre todo, estar aquí sin él.

—¿Terminaste la habitación? —me preguntó.

Sacudí mi cabeza, no lo había terminado. ¿Por culpa de quién?

De un escocés pelirrojo llamado Aiden.

Él, su intensidad, su pregunta, su mirada, me enrollaban infinitamente, me enredaban y me dejaba exhausta.

—No. Después la terminaré, Hans me está ayudando.

—Quería hablarte de eso...

—¿De Hans?

—No, no —Nancy lamió sus labios, su voz era baja, ella todavía no estaba bien y no sabía cuándo empezaría a estarlo— Sobre la habitación, estaba pensando...

—Hoy llegó el mobiliario. Todas las cosas que Bodric pidió —le comenté esperando que esa noticia le alegrara.

Me dio una sonrisa débil que me desanimó, entendía que ella estaba pasando por un duelo, que todos estábamos asimilando la ausencia de Bodric pero no me gustaba verla así, quería poder adelantar el tiempo y llegar al día en el que mi tía recuperase su brillo.

—No quiero que termines la habitación.

—¿Por qué? —su decisión empezaba a asustarme.

—Marisol y Alicia se vendrán en unas semanas para acá, ¿recuerdas que íbamos a empezar a buscar un apartamento para ustedes? Y con todo esto no lo hemos hecho.... Yo estaba pensando que... No tiene sentido que vivamos separadas.

—¿Quieres que nos quedemos contigo en tu apartamento?

—No, no. No quiero seguir en ese lugar, no sin Bodric, no me creo capaz de seguir ahí ahora que él no está y ese apartamento no es lo suficientemente grande para todos. Yo pienso que podemos buscar otro lugar más grande, una casa quizá, para que vivamos los cinco. Tu mamá, tu hermana, el bebé, tú y yo. ¿Te gustaría eso?

Me enderecé en la cama, sorprendida y feliz.

—Por supuesto que me gustaría. Me encanta la idea, todas ayudaríamos a cuidar al bebé. ¿Ya lo hablaste con mi mamá?

—Quería conversarlo primero contigo, por eso no creo que sea necesario que decores la habitación. Cuando encontremos un lugar nuevo podremos hacerlo.

—Sé que mamá y Alicia se pondrán muy felices. Si fuese por mi madre ella ya estuviera aquí con nosotras.

—Yo todavía no puedo levantarme mucho de esta cama hasta que nazca el bebé pero Blair y Candice pueden ayudarnos a encontrar un nuevo hogar. Y ya después veré que hago con el apartamento.

—Lo que sea que decidas tendrás todo nuestro apoyo. Siempre.

—Lo sé. Eso me da fuerzas.

—Te quiero. A los dos —susurré, depositando mi mejilla en su vientre abultado.

—Ay mi Fabi. Qué alivio me da que estés aquí.

—¿Has hablado con tus suegros?

—La señora Bereck está mejor, tomándose sus medicamentos para la tensión, quiere venirse otra vez para estar al pendiente de mí y de su nieto pero le dije que no hacía falta, que estoy bien cuidada y que ella tiene que recomponerse para venir después cuando el bebe nazca.

—Me pareció una señora agradable

Nancy ladeó la cabeza en gesto de paciencia y no dijo mas nada.

Mi celular vibró en la cama y leí el mensaje nuevo que era de Hans.

Hans: Noche de Party. Te busco en tres horas.

¿Y éste se pensaba que me diría para salir y yo diría que sí, así sin más?

Hice una mueca y no le respondí. Me haría la dormida.

—¿Qué pasa? —preguntó mi tía viendo mi expresión.

—Hans quiere que salgamos esta noche pero lo ignoraré. Estoy agotada.

—No, no. De eso nada. Has estado pegada a mí como una mosca en la azúcar todos estos días. Tienes que salir y respirar aire, Fabiola. Sal con Hans.

—No tengo ganas —y tampoco quería dejarla sola.

—Pues mira, yo tengo ganas de estar sola. Si necesito algo te llamo, Rupert estará en el cuarto de al lado así que tú te vas, te diviertes por mí, que hace mucho no salgo a bailar y luego vienes y me cuentas que tal fue la velada.

—Nancy... —sacudí mi cabeza porque pensaba en Bodric y mi alma seguía de luto. No tenía ánimos de salir a bailar, a festejar. ¿Qué motivos tenia para festejar?

—Tienes que divertirte para que puedas recordarme la verdadera alegría de la vida.

Mi celular volvió a vibrar

Hans: no me ignores. Saldremos a beber para matar el despecho.

Nancy me hizo señas con las manos para animarme. A ella era difícil decirle que no.

Yo: ¿Sabes dónde vive Rupert?

***

La mirada de Rupert me repasó con esa seriedad que se acostumbraba en él

—Fabiola —saludó— ¿Puedo preguntar a dónde vas tan esplendida?

Miré mi atuendo, estaba bastante segura de que esta era la primera vez que Rupert me hacia este tipo de halagos. Me había arreglado con medias largas, un short de lentejuelas y una camisa amarilla escotada en la espalda. No tenía miedo alguno al frio nocturno escocés.

El calor caribeño que habitaba en mi sangre no sería mitigado por el  helado frío escocés.

—Voy por unos tragos con Hans

La pequeña sonrisa en los labios de Rupert se deshizo

—¿Hans?

—Sí, estaba ayudándome esta tarde con el cuarto del bebé.

—Sí, lo sé.

—¿Lo sabes? —pregunté, extrañada

Rupert frotó su mandíbula con su mano abierta, sus ojos eran tan... Evaluadores que empezaba a sentir enfrente de un juez.

—¿Fabiola....mmm... tú y... tú y él...? —él no terminó la pregunta, parecía como si no quisiera estar aquí.

—¿Él y yo qué? —pregunté

—Que si... ¿Tú y él....son... Ustedes dos, son amigos? —preguntó carraspeando con su ceño fruncido.

—Sí, lo somos.



#989 en Novela romántica

En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 19.04.2022

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