Dime que te quedarás (amor a lo Escocés #1)

Capítulo 1: Vacaciones

Era conocido que, las horas de sueño son directamente proporcionales a las horas que quieres seguir durmiendo. Mientras más duermes, más horas quieres dormir y mientras menos duermes, más sueño tienes.

En teoría, no importaba cuantas horas durmieras, siempre vas a tener sueño.

¿Sabes ese momento en el que tienes el completo conocimiento de que deberías despertarte pero aún así no puedes levantarte de la cama? Porque lo único que realmente quieres hacer es dormir y dormir y dormir.

Eso estaba sucediendome justo ahora pero la alarma que sonaba desde mi mesita de noche estaba empezando a torturar mis tímpanos alejándome del sueño extremadamente extraño que tuve acerca de un perro y yo robando un banco usando un par de bananas como arma.

Entreabrí los ojos localizando la hora en el despertador

Apenas eran las seis de la mañana y tenía un sueño espantoso, anoche había llegado tarde a casa y solo había alcanzado a dormir tres horas. No sabía cómo sobreviviría a este día estando tan cansada.

Suspiré obligándome a pararme de la cama y mi desanimo creció dándome cuenta del desastre que era mi habitación, el closet estaba abierto y el piso estaba lleno de ropa, zapatos y carteras. En un rincón se encontraban dos maletas abiertas llenas de más ropa.

Hoy era el día, me iba a Escocia de vacaciones por tres meses, la cual era la razón del deplorable estado de mi habitación y si tenía que ser sincera conmigo misma, no me veía arreglándola en las próximas horas. Mi habitación iba que tener que permanecer así hasta mi regreso.

La puerta de mi habitación se abrió, mostrándome a mi madre llevando consigo una bandeja con el desayuno logrando que una sonrisa creciera en mi rostro

― Desayuno en la cama, creo tengo que irme de vacaciones más seguido.

Me lanzó una mirada cargada con desaprobación, tratando de abrirse camino entre el montón de objetos esparcidos alrededor del suelo

―No te hagas la chistosa Fabiola, acuérdate que tienes que tener todo listo en dos horas para llevarte al aeropuerto y espero que limpies este desastre antes de irte.

Tomé la bandeja y me senté en mi cama, empezando a comer

―En eso estaba pensando cuando entraste y no creo que me de tiempo, de todas formas, nadie va a entrar aquí, no veo la necesidad de acomodarlo todavía.

― Aunque nadie vaya a entrar necesitas arreglarlo y no creas que yo lo haré por ti. Si tuviste tiempo anoche para salir de fiesta con tus amigos y llegar en la madrugada, tienes tiempo para acomodar todo esto.

― Mamá, me estaban haciendo una despedida, estaré meses fuera y querían despedirse de mí, además no llegue tan tarde. ― argumenté

Ella soltó un bufido

― ¿Una despedida? Me suena más como una excusa para salir a alcoholizarse.

―Puede ser ―me reí―. Igualmente yo era la invitada de honor y no podía faltar.

Mi madre se agachó entonces, empezando a recoger la ropa tirada en el suelo para doblarla, arreglando mi habitación sin darse cuenta.

― Como digas, pero no puedes irte sin que esta habitación este impecable ―me advirtió metiendo la ropa doblada en el armario. Se acercó a mí y arrugó la cara.― Deberías darte una buena ducha también porque apestas a alcohol.

― No seas mentirosa que no apesto. ―agarré mi camisa y me olí. Mamá tenía razón, yo apestaba. Escuché su risa al ver mi expresión y le hice una mueca poco amistosa.

― Yo no miento, cariño. ―concluyó saliendo de la habitación.

Una hora y media más tarde y después de haber sido obligada a arreglar mi habitación, estábamos por fin de camino al aeropuerto, estaba muy emocionada por estas vacaciones, siempre quise visitar Europa y esta sería una excelente oportunidad. Me iba a quedar con mi tía que vivía allá, y a pesar de los quince años que nos llevábamos de diferencia manteníamos una muy buena relación. Fue su idea que yo hiciera este viaje.

Una vez en el aeropuerto, hicimos el check-in de las maletas y tenía que entrar a esperar que me llamaran a abordar. Me giré para despedirme de mi mamá y mi hermana, la tristeza empezando a hacer mella en mí.

― Cuídate mucho, en cuanto tengas algo de señal me escribes, está pendiente de tu cartera cuando estés haciendo escala. Aprovecha el tiempo en el avión y duerme un poco que anoche no descansaste nada, así el jet lag no te afectara tanto. ―me recomendó mi madre mientras me abrazaba fuertemente.



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En el texto hay: humor, drama, amor

Editado: 13.11.2019

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