Obediencia, en el gran esquema del universo Uni aquella era la regla fundamental y Koguchi tuvo que aprender muy pronto a atenerse a ella.
Unos días después de la prueba, cuando las heridas ya habían sanado y los moretones comenzaban a desaparecer, un par de soldados aparecieron en la barraca para hacer una evaluación física de los recién nombrados cadetes, Rin se espanto creyendo que iban a descubrirla pero afortunadamente no fueron minuciosos, al parecer solo buscaban darse una idea de su fuerza y capacidades antes de llevarlos a una nueva barraca, más alejada del palacio, donde se mesclaron con aquellos soldados que ya llevaban un año o más entrenándose para unirse al ejercito; Haku se apresuro a reservar un espacio en el suelo del dormitorio donde Koguchi, Rin y él pudieran estar en paz.
No hubo ya tiempo para el descanso desde allí, apenas a la mañana siguiente los hicieron levantarse tempranísimo, a una hora a la que ni los gallos se despertaban, les dieron uniformes ciertamente elegantes que eran los que debían llevar todo el tiempo en su entrenamiento y ya listos los hicieron marchar a buen paso hasta la explanada del palacio, los Uni que les dirigían no demostraban la menor consideración, les arreaban como al ganado y no contentos con hacerles correr hasta allí los pusieron a calentar, a hacer una práctica básica de combate, solo cuando el día ya clareara les dejaron descansar y tomar su desayuno allí.
-Este es el tipo de pregunta tonta-dijo Haku a sus amigos mientras comían-¿ustedes creen que esta será nuestra rutina diaria?, porque lo que soy yo no sé si aguante.
-No fue tan malo, con el tiempo seguro nos acostumbraremos.
-Oh cielos, esta mirándonos.
A pesar de la máscara y la distancia Rin bajo instintivamente el rostro y señalo al segundo piso del laboratorio, la ventana estaba cerrada pero la cortina abierta y desde allí se distinguía una silueta observando el patio, dado que nadie entraba en el laboratorio aparte del Rey Uni, solo podría tratarse de este.
-¿Alguno lo vio entrar allí?-pregunto Koguchi.
-Puede que lleve adentro toda la noche…
-Yo oí que duerme allí-dijo Haku.
-Eso es ridículo, es el Rey, tendría que dormir en su palacio.
-Conmigo no te enfades, solo digo lo que escuche.
-¡Asignaciones!-gritaron entonces-¡Una fila, ahora!
Haku dejo escapar un resoplido lastimero, durante los meses que había estado allí había tenido que aguantar día tras día de asignaciones aparentemente al azar pero siempre pesadas y hasta vergonzosas, esperaba que al convertirse en cadete se acabase y solo debiera enfocarse en el entrenamiento, pues no, aun las recibiría y puede que hasta de índole mayor; al asignarlos los separaron de acuerdo a lo que sacaran de la evaluación preliminar y a cada quien le dieron una pequeña tablilla que mostrar para ser recibidos en sus estaciones de trabajo, la de Oguchi indicaba ir a los sembradíos, bueno para empezar pero entonces…
-Asignador-la ventana del laboratorio se abrió y la voz de Kouro bajo clara hasta el patio.
-A sus órdenes, maestro.
-Mizu necesita un aseo especial, manda al chico, sus manos servirán.
Le quitaron su tablilla y lo mandaron con otros diez al lago, por la forma en que Haku y Rin le miraban se supondría que no esperaban verlo de vuelta jamás; su pequeño grupo llego hecho un temblor, ya les esperaban allí otro par de Uni para vigilarles y en la orilla, su glorioso cuerpo brillando al sol, Mizu la serpiente marina, así tranquila y apacible Koguchi tuvo la oportunidad de admirar su grandiosa belleza y pudo hacerlo desde un ángulo que nunca se le ocurrió cuando lo hicieron subirse a ella para pulirle la aleta superior, mientras el resto del equipo restregaba las aletas y le quitaba el moho que hubiera acumulado en el fondo del lago, él recorría el largo de un campo de batalla desde la cabeza hasta la cola del animal, la utilidad de sus pequeñas manos radicaba en tener que sacar pequeñísimas piedras que se atoraban entre los filamentos de aquella estructura rígida y a la vez de apariencia sedosa, solo le permitieron una pausa para comer y en la noche regreso a la barraca cayéndose del cansancio, con un fuerte olor a pescado que dos horas restregándose en el baño apenas mitigo, se fue directo a la cama y Rin le alivio un poco frotándole la espalda con un ungüento especial.
Editado: 11.08.2018