Kouro contemplo largamente a su más reciente soldado, acababa de arreglarlo por completo, nunca antes sintió tal interés y orgullo por una de sus marionetas, pero lo merecía, era especial, y aun sin sus emociones no podía olvidar cuanto le había costado.
-Vamos a repasarlo-dijo caminando a su alrededor-¿Qué eres?
-Soy un orgulloso demonio Uni-contesto con precisión.
-¿A quién sirves?
-A mi maestro y creador, el terrateniente Kouro Koukamy, Rey de todos los Uni.
-¿Tus prioridades cuáles son?
-Proteger a mi maestro, obedecer sus mandatos y asistirle en su investigación para que obtenga más poder.
-Excelente, excelente, de pie-así lo hizo-me ocupare de unos últimos trámites, descansa, nos iremos en una hora.
-Sí, maestro.
Le dedico una última mirada antes de salir…Koguchi, de verdad era un magnifico Uni.
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Días antes…
Kouro aseguro la puerta del estudio y dejo que su invitado se relajara, así Tulpa pudo quitarse las gafas y volver a su forma original, mucho más alta y con la cabeza pelada carente de rasgos.
-Tulpa, mi viejo amigo, hace diez años te envié al mundo con una misión, por favor dime que la espera no fue en vano.
Por toda respuesta la criatura le entrego el rollo de pergamino que llevaba bajo el brazo, era un mapa de la región con cinco puntos marcados con el símbolo del rayo Uni en diferentes colores.
-¡Sí!-su emoción, motivada por la expectación, casi parecía real-si pudiera creo que lloraría de la emoción, mi obra magna esta al alcance de la mano, pero has tardamos muchísimo más de lo que esperaba, ¿puedo suponer que nos hallamos en cuenta regresiva?
El Tulpa asintió y se acerco a la ventana, Koguchi estaba allí afuera, charlando con su hermana, pasado un rato tomo su mano y se fueron en dirección a las cocinas, a veces almorzaban allí en compañía de Yuna.
-Es mi aprendiz-le dijo-un joven con muchísimo talento aunque limitado a su condición humana-el ente asintió nuevamente- ¿Qué porque no lo he convertido?, sabes que el sello solo funciona si se recibe a voluntad y no lo quiere…aunque puede ser que yo no le haya ofrecido el precio indicado.
Tulpa asintió una tercera vez, solo por hacer algo, no tenía el menor interés en el chico pero la niña, que llevaba un bonito moño rojo en el cabello, había llamado vívidamente su atención.
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Kiori tenía doce años y había crecido al estilo de los bonsáis: en una elegante maceta rodeada de atenciones y tiernos cuidados; algunos decían que había llegado para usurpar el puesto de Tara como princesa del hogar.
-¿Puedes creerlo?
-Es una tontería, ¿pero que se le va ha hacer?, además fue Tara quien dijo que ya no quería que la llamaran princesa.
-Me gustaría saber que le paso…
Era una duda valida, en los últimos años Tara había madurado bastante, dejo los vestidos y su carácter regio por ropa cómoda y una actitud practica, incluso severa, se volvió callada, pasiva, ya no jugaba, casi no sonreía, pasaba la mayor parte del tiempo con Rina o con su padre; Alguna vez Kouro menciono que su sobrina y su hermano compartían el mismo tipo de aura, quizás eso explicase que ahora mostraran la misma personalidad.
-¿No comió nada?-Haku se presento en la cocina con una bandeja intacta.
-Tiene nauseas, el cocinero abusa de las especias.
-¡Ey!, cuida lo que dices-Yuna nunca dejaba que hablaran mal del cocinero-le preparare un te pero si no le ayuda tendrás que discutirlo con el señor Koukamy.
-¿Rin está enferma?-pregunto Kiori.
-Amaneció indispuesta pero no es nada serio.
-Pobrecilla, le voy a llevar unas flores, ¿me acompañas, hermano?
Editado: 11.08.2018