¡ Dios Mío, Hazme Viuda Por Favor !

Prólogo.

-Quiero el divorcio!- argumento logrando que los ojos de su esposa se abrieran en segundos.

Por primera vez en mucho tiempo había vuelto a ver la mirada sin emoción de Sebastián, su rostro perfectamente contraído mientras apretaba sus labios en una fina línea.

-Te quedarás con el niño cuando nazca, me encargaré de los gastos personales y de la alimentación y era gestado como habíamos acordado, no pienso volver a tener relaciones contigo Sophia-

Por una extraña razón Sophia contuvo las lágrimas para no verse débil ante el inmenso hombre ubicado ante sus ojos azules

-No podemos divorciarnos tenemos que esperar más tiempo hasta que nazca el bebé- hablo Sophia con cierta tranquilidad, tratando de esconder lo que realmente sentía, estaba devastada, Sebastián Méndez Di Reglero la había vuelto a destruir por completo.

-No deberíamos esperar pasaron seis meses, hemos vivido juntos el lapso de tiempo acordado solo falta el bebé y lo podemos tener por medio de una tratamiento donde el hijo sea de ambos y no tengamos que tener relaciones sexuales.

Sophia explotó mirándole enfadada

-No quiero tener un hijo de esa manera no hay necesidad-

-No agotes mi paciencia Sophia, Pietro vendrá mañana en la tarde con los papeles del divorcio, hablé con el Jurisconsulto y no hay ningún problema, analizó el testamento de mi abuelo y en ninguna cláusula dice que el hijo debe de ser gestado de forma natural, así que nada nos impide divorciarnos, no podemos permanecer juntos- 
Sebastián se levantó de la butaca y subió las escaleras dejando a su esposa frágil y con las hormonas revolucionadas.

*****

Horas después

-¡Esposo!- Sophia subió las escaleras en dirección a la alcoba, se recostó en el pomo de la puerta viendo como él le miró perplejo ante su comportamiento, era evidente que su esposa traía algo entre manos.

Con voz dulce y una sonrisa le observaba embobada.

Sebastián quién te manera repentina se encontraba obsesionado con los papeles del divorcio no le corrigió como le había llamado, después de la boda no le había molestado en lo absoluto y en verdad todavía permanecían casados así que suspiro y dejó pasar lo que tenía en mente para decirle.

-¿Qué quieres Sophia?- le preguntó fulminándola con una mirada intensa y a la vez desafiante.

-He pensado y tienes razón, aceptaré el divorcio en son de paz con una condición- anunció Sophia recorriendo con los ojos la figura de su marido.

-¿Y cuál es esa condición esposa?-

-Quiero que me embaraces, quiero tener un hijo de forma natural-

Sebastián rodó los ojos y volvió a entablar conexión

-Hace una hora te expliqué cómo vamos a tener a ese bebé y ahora me sales con eso, no me digas que eres retrasada-

Con una media sonrisa Sophia vio como su abdomen descubierto dejando mostrar sus prefectos cuadritos, se tornó sonrojada al recordar las noches en la que solía tocar su piel y ver su anatomía por completo.

Sophia cálculo el tiempo que había transcurrido y la dosis que le suministrado le haría efectos en pocos minutos, la droga que le puso en el zumo estaba comenzando hacer

-Somos marido y mujer no veo nada de malo es lo más normal- con una media sonrisa seguía viendo el rostro contraído de Sebastián.

-Después de todo creo que lo más conveniente es sacar mi comisión, es lo más justo que considero que meresco-

Sebastián endurecio la mirada y a la vez enderezó la espalda, arqueó la ceja levemente.

-No te pongas intensa, deja de hacerte la difícil-

-Creeme que no me estoy haciendo la difícil el difícil aquí es otro- suspiro adentrándose hasta el centro sin dejar de mirar los labios de su marido. - Esposo te pido disculpas, pero no me has dejado otra opción, tendré que pedir prestado algo de tu cuerpo, espero que funcione o estaré perdida-

Sebastián arrugó el ceño sin entender

-¡No entiendo nada! No me hables en claves mujer!- se puso impaciente al sentir como todo a su alrededor se tornaba borroso, sentía que la habitación se movía, la cabeza le daba vueltas de prisa y había sido inteligente, llegó a la conclusión de que su esposa Sophia Sanetti lo había drogado y se puso histérico sin embargo no podía hacer nada para impedirlo.

-¡Maldita sea Sophia Sanetti! Te atreviste a drogarme jodida demonio!- Sebastián entendió la intención de su esposa y tambaleándose se sentó en su cama con cierta dificultad mientras era observado por una Sophia ansiosa.

Con cierta tranquilidad Sophia se despojó de la ropa siendo observando por un Sebastián tumbado con cierto marea, sin siquiera aceptar lo que su marido le acusaba , se acercó con una inmensa serenidad.""

Sebastián trataba de resistirse al momento de ver sus ardientes pezones que había anhelado volverla a tocar hace años juró en su alcoba no volver a caer en los juegos de Sophia sin embargo este día había vuelto a caer en una de sus trampas, era evidente que su esposa era una serpiente cascabel, con la astucia de veinte leones hambrientos.

Ambos compartieron una tarde y una noche con piernas entrelazadas.

 

(*****)

Los rayos del sol , se filtraron entre las cortinas, Sebastián se removió en su inmensa casa, con la visión aún borrosa, abrió lentamente los ojos mientras se los estrujaba y peinaba su cabello frustrado recordando lo que había pasado entre su esposa y él.

Al recordar que Sophia lo había drogado y posteriormente aprovechado de él, su enojo comenzó arder.

¡Maldita mujer! Eres un caos, un demonio!

Sus piernas tocaron el frío mármol mientras cubría su cuerpo desnudo con un kimono negro, los ojos de Sebastián visualizaron una nota con aparentemente algo escrito junto a unos cuantos billetes tomados de la cartera de Sebastián.

Tomó en sus manos la nota y lentamente se dispuso a leerla.

"Gracias por lo ayer, el dinero que está en la mesita es tu pago por tan estupenda noche, lo hiciste deliciosamente bien.




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