Dioses de piedra y filo

Capítulo 19

Hoy vienen los Extra. Es un día importante. Pero no hay nadie en las calles.

A pesar de que todo el mundo quiere saber cómo son, el miedo siempre termina por ganar la batalla haciendo que los ciudadanos se recluyan en sus casas con las puertas y ventanas tapadas por dentro y por fuera. Algunos intentan quedarse por curiosidad, ni mi padre ni yo se lo impedimos debido a que sabemos que nadie dura mucho antes de irse, ninguno de ellos o ellas sigue en la calle cuando llegan. La mayoría ni siquiera hace el intento porque saben que sería una pérdida de tiempo.

Está realmente extendido el pensamiento de que la familia del Goberador al completa sabe cómo se ven físicamente los Extra, lo cual no es cierto. La única persona que ha visto sus rostros desde la gobernadora anterior y que interactúa directamente con ellos es mi padre.

 Él y yo estamos en la Génesis, junto a la fuente con nuestros ojos clavado en el muro al final de la calle principal sur.

Para sorpresa de nadie, Brie sigue sin hablarme. Pero eso no impide que yo siga intentando acercarme de nuevo a ella o que sueñe y piense en ella como lo estoy haciendo ahora mismo. 

Salgo de la ensoñación en la que he caído en cuanto oigo un sonido a lo lejos al otro lado de los muros de piedra, el ruido es parecido al que hacen los operarios al arrastrar por el suelo los sacos de provisiones, sólo que este es a mayor escala. La grava comienza a temblar bajo nuestros pies mientras lo que provoca el estruendo se va acercando, causando que este vaya aumentando de intensidad.

Tanto mi padre como yo continuamos con la vista clavada en la pared por la que van a entrar los Extra dentro de unos instantes.

El grueso telón de piedra que nos separa de ellos empieza a temblar. A pesar de que ya lo he visto otras veces, me quedo pasmado al observar cómo el muro se hace a un lado para abrirles paso a cinco figuras altas. Están ataviadas con capas de tonos oscuros tan largas que tapan sus pies, si es que esas cosas los tienen, porque el vuelo de la tela no permite dilucidar si caminan o levitan. Cada capa es de un color sólido diferente; negra, roja, azul, verde y gris; pero el primero en acercarse siempre es el de la capa negro. Las inmensas capuchas que llevan impiden verles la cara, lo único reconocible de ellos son sus voces.

—Gobernador —suelta la voz grave tras la capucha de forma desdeñosa. Este Extra es especialmente alto, el manto oscuro cae sobre sus anchos hombros y no me cuesta darme cuenta de que es un tipo fornido—. Aquí os traemos lo que nos pedisteis —dice en un kendoru más fluido de lo que cabría esperar. Se gira con una de sus manos extendida para señalar a sus acompañantes, que se han quedado detrás de él. Divididos por parejas, cierran sus puños alrededor de la nada, como si quisieran atrapar el aire entre sus dedos. Levantan sus manos con un movimiento que me recuerda al que hacía Eloise cuando retiraba las sábanas bruscamente de la cama de mi hermano cuando me quedo dormido después de verme con Brighid.

Ahora es cuando vuelvo a sorprenderme, a pesar de que ya lo he visto antes, lo que antes no se veía de un momento a otro toma la forma de unos mantos oscuros y brillantes a la vez que parecen hechos de cielo nocturno. Debajo de ellos hay varios paquetes grandes de forma cúbica con parte de las provisiones que necesitamos.

En condiciones normales no las habríamos pedido aún, pero las nuestras no son condiciones normales. Falta un mes y medio para que tengamos que ir a Orbis Alia.

Supongo que os estaréis preguntando por qué tenemos que prepararnos tanto tiempo antes. Bien, sucede que según la versión oficial y las declaraciones de nuestros carceleros cuando les preguntamos es que no están pendientes de lo que hacemos aquí dentro ni en el laberinto, de hecho no saben que enviamos partidas para tratar de escapar del encierro que nos impusieron. Pero por si acaso se les ocurre espiarnos o algo parecido hacemos los preparativos paulatinamente para que no se den cuenta además, el viaje dura varios días al pueblo vecino.

A ver, entendednos, ¿vale? No es de extrañar que después de cómo empezó la Guerra de Legiones nos hayamos vuelto un pelín desconfiados.

Para hoy les hemos encargado un poco más de lo normal, como las últimas dos veces, con esta entrega ya hemos conseguido completar las dos mochilas que nos faltaban para el viaje.

El Extra de la capa negra vuelve a hablar.

—Nosotros ya hemos cumplido la parte del pacto que nos corresponde, ahora falta la vuestra —dice con su voz grave manteniendo el tono firme de antes.

—Por supuesto. Nuestros herreros y herreras han estado trabajando muy duro para conseguir lo que ustedes necesitan, además de nuestras tejedoras. Las armas, trajes y armaduras que nos encargaron la otra vez están listas para el intercambio —responde mi padre con la cabeza gacha, que es como debemos dirigirnos a ellos siempre. Únicamente se les puede ver directamente cuando se está zanjando el trueque, lo cual pasa en una sala cerrada en la que sólo puede estar mi padre como representante de La Fosa.

Sin mostrar ningún amago de contención o intención de pedir permiso ni disculpas las cinco figuras encapuchadas se dirigen hacia la parte de nuestra casa, la Residencia Gubernamental, dónde se encuentra la entrada exterior a la parte dedicada a los trámites de la ciudad.

Cuando llegan a la puerta de madera yo me quedo por detrás del grupo y, a diferencia de la primera vez que asistí a este trámite, ni siquiera hago el intento de entrar porque sé que en esta reunión no hay sitio para mí. Hoy me siento ciertamente inútil, como todos los días que vienen los Extra. Nunca tengo que hacer nada importante. Mis funciones en las entregas de provisiones se limitan a asegurarme de que las tejedoras y los herreros dejan todas sus obras en el almacén subterráneo de la Residencia Gubernamental para que los Extra las recojan antes de irse. No sé exactamente qué es lo que sucede en esa habitación, más allá de que papá firma el acta del traspaso de las provisiones y que nuestros visitantes se deshacen de sus capas.



#6806 en Fantasía

En el texto hay: brujas, hadas, laberinto

Editado: 02.10.2023

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