Dioses: Los héroes de Egipto

CAPITULO 24

El abuelo de Noah se encontraba en el piso, nos apresuramos rápidamente dejando a Dylan en una silla, pero al acercarse Anthony lo toma del brazo, enredándolo para acorralarlo, al darse cuenta de nosotros lo suelta.

—Vaya espectáculo que dieron —dice levantándose, me acerco a él y lo abrazo, era lo que más necesitaba —Vayan a cambiarse, curarse y comer algo, lo necesitan.

Me quedo un rato más, allí sin decir nada, hasta que decido hacer lo mío también, paso por toda la tienda para ir al baño a cambiarme, noto las heridas de mis amigos, como Samuel se cura su brazo con vendas, como otros comen algo de lo que habían comprado en la tienda, al entrar al baño comienzo a llorar, me siento impotente, pero sé que no es mi culpa, trato de reprimir cada sentimiento pero es inútil por que ya estaba al borde del colapso, esa voz detrás de la puerta me reconforta.

—No te encierres a llorar Adeline — sé que es Malek, pero aun así me quedo adentro —No estás sola, nunca más lo estarás...

Abro la puerta y lo abrazo, tengo el vestido abierto por la parte de atrás, pero el con su abrazo lo sujeta y me da eso que necesitaba, no era tan fuerte como podía aparentar, simplemente me limito a seguir llorando a ser débil, solo en este rato me lo permitiría, nos separamos y el limpia mi lagrima y me sonríe, un chico con un pasado tan triste, tenía la sonrisa más hermosa y sincera a pesar de perder a su hermana, en una parte me sentía culpable y en otra alegre por tenerlo a mi lado

—Te he dicho que eres un linda cuando sonríes — me confiesa acercándose un poco mas hacia a mi, pero el momento se ve interrumpido, por Owen.

—Dylan está despierto — volteo a ver a Malek, que me ayuda a subir mi zipper, y corro a verlo, el está allí sentado mirando a la nada, tratando de ser fuerte, tratando de asimilar lo que acaba de pasar.

—Dyl...—digo acercándome a él, pero al verme, él está enojado.

—Adeline, ¿Qué hace el aquí? —es lo único que pregunta, y me duele.

—Estamos bien, gracias por preguntar—dice james sarcástico, todo el ambiente se había vuelto tenso, pues estábamos tan preocupado por el, que lo único que le importaba era saber que hacia Malek...

—Siento los daños que cause, pero todo fue por mi hermana...—dice apenado, todos lo entendíamos, así que no había nada que disculpar.

—¿Y por eso no podías tomar tus propias decisiones? —Malek agacha la mirada, lo tomo del brazo.

—Eres el menos indicado para hablar, Dylan —le reprocho.

—Ahora lo entiendo... te enamoraste de la persona que me mato — alza la voz, seguía un poco molesto y en lugar de razonarlo, me echaría la culpa a mi —Por su culpa morí, y estuve atrapado en una habitación blanca sin saber que hacer, pues nadie estaba allí para recibirme!

—Basta! —Grito, estaba cansada —No lo hagas responsable de tus acciones Dylan Maison, pues te dije que te controlaras, y no me escuchaste — estaba al borde —Y te vi morir, y ahora que estas vivo, lo único que haces es reprocharme... reprocharnos...

—Perdón —Me abre sus brazos y voy hacia el para abrazarlo, me hacia falta un abrazo de mi mejor amigo, me acaricia la cabeza, haciendo que me calme —Gracias chicos...

—De nada, solo que me debes una faja para la espalda, no estas tan ligero eh —dice James sobándose la espalda.

—Sigo enojado contigo... —Señala a Malek —Si sabias bien, ¿Quién era Leslie por que no lo dijiste?

—Por que hay lecciones que debes de aprender por tu cuenta — le dice, sentándose arriba de un mueble —Si yo hubiera llegado y te hubiera dicho, ahorita no solo tendrías el remordimiento si no también la culpa de no haberme escuchado.

Tenia razón, en cualquier momento Dylan podría golpear a Malek aunque el primero fuera pacifista, el abuelo se acerca y en sus manos hojea lentamente algo, nos sentamos a su alrededor, en silencio, el aire estaba algo tenso, Dylan quería matar con la mirada a Malek, quien lo evitaba, no queríamos peleas entre nosotros.

—No encuentro nada que nos pueda servir aquí...— dice frustrado, se escucha un escándalo afuera que nos hace correr a ver, el caos del exterior.

La destrucción gobierna, donde antes el cielo era azul marino ahora es una combinación entre negro y tonalidades cafés y naranjas, el aire es caliente, y no se puede ver más porque hay arena en el viento.

Volteo a ver a los chicos que todos compartimos la misma facción, la verdadera batalla tendremos que enfrentarlos contra nuestros demonios y sentimientos encontrados, la verdadera batalla acaba de comenzar y no tengo ganas de luchar contra lo que se avecina pero no se trata de querer si no de deber hacer, por que el futuro de millones de personas estaban de 11 adolescentes, a un paso de la adultez.

—Chicos, creo que es hora de una retirada estratégica — dice Noah.

—No es un momento para bromear y eso que yo soy el bromista — dice James.

—Podremos con esto, tranquilos — dice Samuel, el no estaba tan seguro, pero sabia algo que nosotros no, así que con eso estaba bien.

Enfrente de nosotros de cae un semáforo, la plaga había azotado la ciudad.

—Hay que proteger a los que podamos — grito, yendo hacia al centro, quemando a los pájaros que atacaban a las personas.




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