Mi respiración estaba agitada y yo solo podía ver el suelo y a mis manos, llenas de esa cosa.
Un temor comenzó a comerme por dentro y las lágrimas comenzaron a salir, era algo que me debilitaba por dentro, solo lloraba en silencio y mi vista se comenzaba a hacer nublosa.
El yate había dejado de hacer tantos movimientos, ahora todo se reinaba por la calma, menos mi mente y corazón. Levanté mi mirada hacia la puerta y por ella entró Drazus, seguido de Kiqten, no lo pensé más y corrí a abrazarlo, solo sentía la necesidad de estar abrazada por alguien, el correspondio rápidamente a mi abrazo y me abarcó con sus grandes brazos mi cuerpo, envolviéndolo, dándome todo su calor. Que aunque yo era alta, era delgada, así lado era solo un poco pequeña, sus brazos era gruesos pero no tanto, y teníamos casi la misma altura solo por unos centímetros de diferencia pero casi imperceptible, su cabello rubio corto, tenía sudor, sus brazos estaban descubiertos al airé y solo lo cubría ese chaleco de batalla grueso.
Drazus y Kahá, solos nos miraron pero no dijeron nada en absoluto, ellos tenía zarpazos en sus brazos y Drazus algunos rasguños en su cara, subimos, Kiqten no se limitaba de mantener su manos en mi espalda, sin separase de mí. La parte de arriba del yate, que era de un tamaño grande, estaba echa una pena, sillas, sillones y alguno que otro mueble ahí estaban echo trizas.
Drazus sentó a Kahá en uno de los sillones con grandes zarpazos, la recostó, todo el suelo tenía plumas y relleno de sillón. Ella hizo una mueca de dolor, pero no hizo queja alguna, al menos en voz alta. 3 largas líneas rojas con sangre, salían desde el comienzo de su costillas hasta el inicio de sus caderas. Yo solo estaba parada ahí mirando todo con atención, pero esperando a que necesitacen mi ayuda.
No quería ser indiscreta pero pude observar como una cosa extraña descendía por toda su columna vertebral cuando levantó su ropa, era algo verdoso, sus prendas eran igual a la mía, esa línea parecía pintura, no quería preguntar, !ellos ya había echo mucho por mí¡.
Guarde silencio.
Pero la sangre no dejaba de salir, me levanté rápido y busque como una loca por alguna parte un botiquín.
- Necesitamos un botiquín, está perdiendo mucha sangre.
Dije moviéndome como una autómata.
Drazus me tomo por los hombros mientras yo buscaba en la parte de conducción.
-Para, para, no lo necesitamos, ella estará bien.
Dijo el volteando me y explicándome con mucha paciencia en su voz.
- está perdiendo mucha sangre.
No mentía la sangre seguía saliendo y ya hasta estaba desbordando de su cuerpo. Él solo asintió muy tranquilo me guió a un costado de ella y yo me senté de rodillas junto a él, me indico que pusiera mucha atención, sus ojos ya me parecía algo de lo más normal, ese color verdoso, violeta y un ligero azul, era una mezcla nueva pero que ya no causaba miedo en mí.
La chica solo tenía una ligera capa de sudor en su cuerpo y no decía nada, aunque su rostro si mostraba una ligera línea del dolor que sentía, él coloco las manos sobre las heridas ensangrentadas, a un centímetro de distancia, tal vez. Un círculo envolvió la herida y se formó un tipo de burbuja alrededor del abdomen de la chica, la sangre se fue reincorporando al cuerpo de Kahá, cuando no hubo ni una gota de sangre las heridas comenzaron a cerrarse, hasta quedar una lisa piel, pero no quedo del todo intacta, una franja pálida de piel quedó en el lugar de los zarpazos.
Mi boca se abrió un poco, eso me había echo a mí, por eso, yo no tenía ni una herida pero si tenía esas mismas marcas en mi piel.
- Tú, me curaste.
No quería que sonara como una pregunta sino más bien como una afirmación pero mi voz sonó como una pregunta.
El asintió con una sonrisa, la chica seguía tendida en el sillón magullado y solo nos miraba con recelo, le quitó las manos de su cuerpo que seguían en ella, se levantó y acomodo su ropas en su cuerpo muy bien moldeado, su fino rostro torció el gesto un poco.
- Muy bien, pero su conejillo de experimentos se tiene que ir.- dijo en son de broma y se fue a la parte de conducción.
-ahora te toca a tí- dijo con voz tenue, me tomo de las manos que no me había dado cuenta que tenía sangre y heridas abiertas con un poco de baba asquerosa y verde.
Hizo un gesto de asco ante la baba, puso sus manos sobre las mías y procedió a hacer lo mismo que con Kahá. Un leve cosquilleo recorría mis manos y mi cuerpo, tanto que podía soltarme a reír pero tampoco quería que me creyeran una lunática.
- Listo, terminamos.
- Esto fue lo que me hiciste? Por que no tenía nada cuando desperté pero yo supe que algo me había pasado.
- Sí, cuando te encontramos casi no había sangre en tu cuerpo, casi mueres y yo no puedo traer a los muertos a la vida. Tengo límites, también me demostró que eras uno de ellos por que tu sangre acepto muy bien mi don, verás cuando lo intento con un humano, su cuerpo se frena y aveces hasta se niega.
-¿Por que?
- Por que apesar de que compartimos un gran lazo genético, también somos contrarios, que nos parezcamos no siginifica que seamos iguales.
Asentí, completamente convencida, Kiqten no aparecía por ningún lugar, pero algo hizo click en mi cabeza. El se dispuso a levantar el irse, por que yo estaba con las rodillas al suelo y él sentado en el sillón magullado, pero lo detuve, él volvió a dejarse caer al sillón y con una mirada me preguntó.
- ¿Por que yo existo? Sí dices que aveces el cuerpo humano rechaza al de ustedes, ¿Como es eso posible?
Parece que mi pregunta lo tomo en curva por que no supo que decir en un principio.
- Un milagro.
- Los milagros no existen.
-¿Me vas a decir que el amor no existe?
- No, como tal, solo son hormonas y terminales nerviosas.
- Y cómo crees que no existe, ya lo viste, tu misma con tus propios ojos, hay que creer para ver, pero tu mente está tan humanizada que solo quiere ver para creer. Hay mucha gente allá fuera, que cree en nosotros y no nos a visto, hay gente que está allá fuera creyendo en dioses que no a visto.