Disappear | Libro #1 (saga Disappear)

Capítulo cuatro

Capítulo 04

“¿A quién le importaría?”

 

 

 

Era un día lluvioso aquella mañana de septiembre, me dirigí a la cocina encontrando a Hannah desayunando en el comedor junto mamá.

―Buen día dormilona, ¿Lista para ir a la escuela? ― preguntó Hannah.

 

― ¿A caso tengo otra opción?

 

―Anímate, el último año de la secundaria siempre es el mejor.

 

― ¿Y cuándo se supone que empieza a ponerse mejor?

 

―Eres muy gruñona por las mañana, ¿Lo sabías?

 

―No entiendo por qué estás tan feliz un martes por la mañana.           

―Pues respondiendo a tu pregunta, adicioné para la nueva película «Una Sola Sombra» y he sido aceptada en el reparto ganándome el papel de la protagonista. ¡El viernes me iré a Nueva York!

 

―Pues felicidades, es una gran noticia.

 

―Beatrice, agradecería si estuvieses un poco más emocionada por el papel de tu hermana. ― dijo mamá tomando la mano de Hannah y dándole una mirada de “estoy muy orgullosa de ti”, una de las tantas miradas de Jessica Dawson de las que no pude disfrutar.

 

―Lo estoy, mamá.

 

―No pareces feliz, siquiera haz el intento hija, ¡Tu hermana es una estrella!

 

―Todavía no lo es, no han empezado el rodaje de la película. ― respondo obvia. Hannah solo observa divertida la situación.

 

―Hannah siempre será una estrella para mí.

 

―Oh créeme que de eso no me queda duda. ― murmuré sin intenciones de ser escuchada y rodé mis ojos.

 

A pesar de todo lo malo por lo que había tenido que pasar debido al éxito de Hannah, estaba feliz por ella, o al menos lo intentaba. Hannah ha trabajado mucho por lograr todo lo que está haciendo ahora, y sí, tal vez odio que ella tenga tanto éxito y me lo echen en cara todo el tiempo, o que me opaquen y comparen con mi hermana mayor, pero de todos modos la apoyo, después de todo ella sigue siendo mi hermana y la única que al parecer se preocupa por mí en esta familia.

 

Al terminar el desayuno Hannah se ofreció a llevarme a la escuela, subí a su auto en el asiento del copiloto esperando a que pusiera el auto en marcha. El camino fue silencioso, no me molesté en establecer conversación o en encender la radio y colocar algo de música, solo me concentré en el camino observando por la ventana. El auto se detuvo en un semáforo y Hannah me observó en silencio.

 

―Bea, ¿Cómo te va en tu último año en la secundaria?

 

―Tú lo has dicho, el último año siempre es el mejor, apenas es el segundo día de clases.

 

― ¿Recuerdas el día que intentaste suicidarte en Pittsburgh?

 

― ¿Cómo olvidarlo? Si mamá se encarga de recordármelo cada cinco segundos.

 

―Sé que tuviste una razón para querer acabar con tu vida, o quizá habían varias, pero sólo intento evitar un episodio similar a ese en éste momento.

 

― ¿Sí? ¿Y cómo te va con eso?

 

―Pues me iría mejor si dejas el sarcasmo de un lado y me dices que sucede. ― suspiré.

 

―Hannah, no pasa nada ¿De acuerdo?

 

―Beatrice, sabes que solo intento ayudarte.

 

―Pues no lo hagas, estoy cansada de decir que no necesito la ayuda de nadie. Nada ocurre, ¿Bien?

―Si nada ocurre como tú dices, entonces no tendrás problema en decirme por qué ayer solo asististe a una clase en tu primer día de  escuela.

 

―No es importante.

 

―Sí que lo es.

 

―De acuerdo, tropecé con una chica en la cafetería y terminé cubierta de su batido de mora azul, solo tenía dos opciones, regresar a casa y darme una ducha o quedarme el resto de la mañana azul y pegajosa, creo que no hace falta mencionar cual era la mejor opción.

 

―Está bien. ― estacionó el auto frente a la escuela. ―Pero si algo llega a suceder solo… no te quedes callada, no quiero que ocurra lo mismo que en Pittsburgh. Recuerda que esta vez no está Travis para salvarte.




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