Disappear | Libro #1 (saga Disappear)

Capítulo once

Capítulo 11

“Ser o no ser”

 

ADAM

 

Salí exhausto de la clase de hip hop masculina, el coreógrafo nos hizo repetir la última parte de la rutina al menos seis veces hasta que finalmente saliera bien, suspiré agotado pasando una pequeña toalla para secar el sudor de mi frente. Luego de tomar un poco de agua tomé mi bolso y salí del salón.

 

Caminé por los pasillos para dirigirme al salón de Bea y esperarla, ya que luego del ensayo iríamos a mi casa para hacer el trabajo de la escuela. Pero mi sorpresa fue cuando noté el salón vacío y sus compañeras de baile riendo en los pasillos. Fruncí el ceño al no encontrar a Beatrice, así que me acerqué a ellas.

 

―Hola chicas, lucen exhaustas.

 

―Asiste a una clase con Sabine y correr mil millas será menos agotador. ― respondió la más alta de ellas, Kansas.

 

―Puedo darme cuenta, ¿Siempre es así de exigente? ― pregunte refiriéndome a su instructora de baile.

 

―La mayoría del tiempo solo nos grita que somos un desastre andante. ― responde la morena del grupo, Mia.

 

―Pero sabemos que lo hace para ayudarnos a mejorar. ― Le sigue la menor, Kendall. ― ¿Necesitabas algo?

 

―Eh, sí… me preguntaba si habían visto a Beatrice.

 

―Salió hace un rato del ensayo molesta, discutió con Sabine.

 

― ¿Saben a dónde fue?

 

―Quizá está en la cafetería o ya se habrá ido a su casa. Salió llorando de la clase. No la culpo, Sabine esta semana ha estado insoportable. ― habló Kansas restándole importancia.

 

― ¿Llorando? ― fruncí el ceño.

 

―Sí, Beatrice es muy sensible, o al menos el tiempo que llevo conociéndola.

 

― ¿Y no la fueron a buscar? ― ellas negaron. ―Bien, gracias por su ayuda.

 

Me dí la vuelta y caminé hacia la cafetería en busca de Beatrice, pero no la encontré en ningún lado, caminé por los pasillos buscándola por cada salón de la academia, pero el resultado seguía siendo el mismo.

 

Me dirigí al baño de chicas, toqué un par de veces pero no tuve respuesta alguna, saqué mi celular y marqué su número esperando en silencio, pero nunca atendió la llamada. Suspiré dándome la vuelta dispuesto a irme, fue entonces cuando escuché los sollozos dentro del baño. Y entonces supe que Beatrice solo intentaba esconderse, para que nadie se percatara de su dolor. Di unos toques suaves a la puerta y entonces hablé.

 

―Bee… ― al pronunciar su nombre su llanto se detuvo nuevamente. ―Sé que estás ahí dentro. ― suspiré pasando mis dedos por mi cabello despeinado. ―Escucha, no sé qué sucedió pero no vale la pena seguir derramando lágrimas, guardar tu dolor es mucho peor que enfrentar tus problemas, ¿De acuerdo?

 

Silencio, ella no respondió en ningún momento. Suspiré pensando bien en lo que haría a continuación, y sin importarme poco el que dirían, entré al baño de chica para asegurarme de que ella se encontrara bien.

 

Abrí la puerta y lo primero que vi fue a Beatrice sentada en el suelo abrazando sus piernas mientras escondía su rostro entre sus rodillas, en ningún momento se inmutó ante mi presencia. Caminé hacia ella en silencio y me senté a su lado. Fue ahí cuando sin mirarme a los ojos habló.

 

— ¿Qué haces? No puedes estar aquí, vete.

 

―No me iré.

 

―Adam, no estoy para tus idioteces. Quiero estar sola, ¿Qué no entiendes?

 

―Bee…

 

― ¡No me llames Bee, maldita sea! Mi nombre es Beatrice, odio ese jodido apodo de mierda. ― explotó dirigiendo su mirada vacía y fría hasta la mía. Observé el café de sus ojos, y ya no se encontraba ese brillo que solía ver en ellos cuando estaba a su lado. Ahora eran sus miedos y tristeza lo único que podía ver en ellos.

 

―Lo siento, si quieres que me vaya lo entenderé, pero no dejes que los comentarios de otras personas te derrumben, sabes perfectamente que tú eres más de lo que todos piensan.

 

―Es muy fácil para ti decirlo, Adam. No es a ti a quien critican, no es a ti a quien comparan, y no es a ti a quien odian.

 

―No te odian, Beatrice.

 




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