Capítulo 14
“El comienzo de un fin”
Caminaba por un largo pasillo oscuro, en las paredes se veían mis recuerdos, pero todos ellos se encontraban en blanco y negro, al final había una puerta, una puerta abierta, de dónde provenía una luz.
—Todo estará bien, pequeña Bea. Te aseguro que tu padre estará en un mejor lugar. — dijo Travis sentado a mi lado en el frío piso del hospital, uno de los recuerdos, el día de la muerte de mi padre.
—No importa si no ganas la competencia, Bea. Lo importante es que te divertiste y diste lo mejor de ti, no importa si el primer lugar se lo lleva Hannah, sabes que en mi corazón siempre tendrás el primer lugar. Yo pienso que lo hiciste perfecto. — dijo mi padre en la competencia de baile del año 2012 cuando bajé del escenario, el mismo de su muerte.
—No te rindas, Bee. Sé que puedes hacerlo, solo debes abrir tus ojos. — Adam lloraba sentado en la camilla de un hospital, pero más me sorprendí al ver que era yo la que estaba acostada en esa camilla… sin vida. Tomó mi mano y se acercó a mí para susurrar en mi oído: —No necesitas morir para superar todo, solo abre tus ojos, te prometí que nunca me iría de tu lado, por favor no te vayas del mío. — siguió llorando.
Decidí dejar de ver esa escena que se proyectaba en la pared. No recordaba ese momento, nunca sucedió, pero la sensación me daba escalofríos. Unas voces provenientes de aquella puerta diciendo mi nombre se hicieron presentes, era la voz de mi padre. Y sin pensarlo dos veces inmediatamente corrí hacia ella.
Cuando llegué finalmente, no se lograba ver nada del otro lado debido a la luz, pero la mano de mi padre se encontraba extendida frente a mí, “Toma mi mano, Bea” fue lo que dijo.
Sonreí y finalmente tomé su mano, pero ésta se empezó a desvanecer en cuantó hubo un simple roce hasta quedar hecho polvo.
Desperté con la respiración agitada y mi corazón acelerado, llevé una de mis manos a la cabeza y cerré mis ojos intentando recuperar el aliento. Levanté la mirada hacia el reloj que se encontraba en la pared de mi habitación, cinco y media de la mañana. Bufé cansada de las pesadillas que no me dejaban dormir durante toda la noche, no pude volver a conciliar el sueño, por lo que decidí finalmente levantarme de la cama. Tomé mi teléfono entrando al chat de mi mejor amigo, dudé un poco en despertarlo para hablar un rato con él, de todas formas en unas horas debía ir a la escuela y no podía conciliar el sueño. Decidí dejar el teléfono encendido en la mesita de noche para dirigirme al baño.
Me di una ducha y cepillé mis dientes, al salir del baño abrí el armario sacando algo de ropa. Opté por abrigarme un poco más ya que el frío comenzaba a hacerse presente en esta época del año. Mi teléfono vibró indicando un mensaje. Me acerqué a él y me sorprendí al ver un mensaje de parte de Adam.
«Beatrice Blake, en línea... ¿No deberías estar durmiendo?»
Luego de dejar escapar una pequeña risa, decidí escribir mi respuesta.
«No podía dormir, tuve otra pesadilla. ¿Todo en orden con tu familia en Arizona?»
«Sí, dentro de unas horas será el funeral.»
« ¿Y tu mamá como está? »
«Triste, todavía llora mucho por las noches pero es normal, debe dejar salir el dolor para poder sanar. Ahora intenta descansar un poco, no quiero ser el causante de que te duermas en clase, ¿Está bien? Te quiero, pequeña.”
Leí el mensaje al menos dos veces como una completa estúpida, Era increíble lo que una persona podía hacerte sentir con tal solo un mensaje.
Unas horas después me encontraba caminando por los pasillos de la escuela para dirigirme a la clase de matemáticas. El día del exámen había llegado y gracias a las tutorías de Adam me sentía preparada, había pasado las últimas semanas estudiando hasta tarde con su ayuda.
Mi teléfono vibró en el bolsillo de mis vaqueros indicando un nuevo mensaje de parte de Adam.
«Sé que lo harás genial, Bee. Te esforzaste mucho estudiando para lograr esto, sé que puedes. Suerte, aunque sé que no la necesitas.»
Sonreí al leer cada línea, cada palabra de su mensaje y guardé el teléfono cuando la profesora entró al aula.
―Buenos días alumnos, espero que se hayan preparado para el examen del día de hoy. Recuerden que será la nota más alta del corte. ― acomodó sus cosas en el escritorio y sacó las hojas ―Guarden todo lo que tengan encima de la mesa, solo quiero ver el lápiz, borrador y sacapuntas, ni se molesten en intentar copiarse porque cada examen es un modelo diferente. ― luego de eso se limitó a repartir las hojas a cada uno.