Capítulo 18
"La chica del campamento"
Decidí pasar por la casa de Liam, necesitaba entender mejor lo que me dijo aquella tarde en el hospital. Desde ese día no lo había visto más. Él no siguió visitándome y lo entendía por ujna parte. Que le digas a una persona que estas enamorado de ella y no respondas nada al momento debe ser un gope muy bajo y sin embargo algo incómodo.
Por esa razón estoy frente a la puerta de la casa de los Devine esperando a que alguien abra la puerta después de tocar el timbre. Necesito aclarar mi mente, él no puede pretender llegar y soltarme algo así como así y hacerme dudar mis sentimientos hacia Adam.
Adam...
Con él también debía hablar y aclarar todo. En estos momentos mi mente era un completo caos. Luego de leer las cartas y entender lo que había sucedido esa noche, supe que quizá exageré un poco. Tuve que haber escuchado sus palabras antes de actuar de manera impulsiva.
Y es que así soy yo, una maldita cobarde explosiva.
La puerta de la familia Devine se abrió y frente a mí se encontraba la pequeña rubia Devine. Abrí los ojos de par en par al darme cuenta de que la hermana menor de Liam había regresado. Ella emocionada me abrazó sacándome del estado de shock en el que me encontraba.
― ¡Emma! ¡Estás aquí, no lo puedo creer! ¡Volviste! ― hablé devolviéndole el abrazo. Ella con una sonrisa respondió.
―Regresé ayer por la tarde.
―Que sorpresa, ¿Cómo estás?
―Sana y como nueva. ― sonrió de par en par.
Emma Evangeline Devine y yo somos muy amigas desde hace un año cuando llegó a la ciudad desde Canadá. Ella entró al modelaje y cuando se grabó un reality show en esa academia, cayó en la anorexia. Fueron días muy difíciles para ella, si no hubiese sido por el amor que le tiene su hermano, ella hubiese llegado a morir por dejar de comer.
Liam la envió al centro de rehabilitación Canopy Cove en Florida y estuvo allí desde marzo de éste mismo año durante seis meses, y luego cuando ya estuvo sana, asistió a un campamento organizado por el centro de rehabilitación en el mes de septiembre. Ahora la chica está más sana y se ve feliz.
―Me alegra que ahora te sientas mejor contigo misma.
Sabía que ese comentario que acababa de salir de mi boca era muy hipócrita de mi parte, porque en mi caso, no era lo mismo.
― ¿Y tú como estás? Liam me contó que tuviste un accidente y estuviste en coma. ¿Te sientes bien? ― ambas nos sentamos en el sofá de la sala. Ella me observaba preocupada y la entendía. Enterarte de que tu mejor amiga estuvo en coma mientras tú estabas en un campamento no debe ser una noticia muy linda que digamos.
―Estoy bien, aún me duele un poco la parte derecha del abdomen por el golpe, hay cosas que todavía no he logrado recordar sobre lo que sucedió antes del accidente y mientras estuve en coma. Recuerdo algunas conversaciones pero otras no. Supongo que iré recordando poco a poco, solo debo esperar.
―No sabes lo asustada que estuve cuando me enteré, Bea. Acababa de salir de una sesión con el grupo de terapia cuando Liam llamó. Me asusté mucho y quise ir a visitarte, pero ya sabes que las enfermeras son muy estrictas con la política de estadía. Por lo tuve que esperar las dos semanas que me quedaban para salir.
― ¿Fue difícil? ― pregunté refiriéndome a su estadía en Canopy Cove. Ella dudó antes de responder.
―Al principio sí. Me costó mucho adaptarme, ya sabes... muchas reglas y obligaciones. Pero al menos estoy agradecida de haber podido deshacerme de esa horrible voz en mi cabeza.
―A veces quisiera poder deshacerme de la mía... ― hubo un momento de silencio en el que Emma me observó con una mueca de tristeza en su rostro que transmitía una pizca de lástima. Bajé la mirada antes de hablar nuevamente. ―Mi madre habló con la tuya cuando tuve el accidente y ya está decidido. Me enviarán a Canopy Cove a finales de este mes.
― ¡Oh Bea! ― en ese momento rompí en llanto y ella me abrazó en un intento de darme consuelo y tranquilidad.
―Estoy muy asustada, Emm. No quiero ir.
―Entiendo ese sentimiento. Pero si quieres recuperarte y dejar de vivir de esta manera, debes hacerlo.
― ¿Y si soy un caso perdido? ¿Y si no llego a recuperarme y debo pasar más de seis meses encerrada en ese lugar sin derecho a ver a alguien?
―Eso no va a suceder, Beatrice. Es normal que te sientas así, pero ya verás que todo es por tu bien, entenderás que no es tan malo como parece, porque vuelves a ser tu misma sin ningún temor. Ahora cambia esa cara triste y cuéntame todo lo que sucedió mientras no estuve.
Le hablé a detalle todo lo que ocurrió desde que ella tuvo que irse a Florida, como conocí a Adam, cuando Travis llegó a los Angeles, como me crucé con Harry, mis sentimientos hacia Adam, el accidente, las palabras de Travis cuando estuve en coma, las cartas junto a las flores que escribió Adam y por último la confesión de Liam días antes de que me dieran de alta.
―Entonces supongo que por esa razón has venido... para aclarar las cosas con Liam. ― asentí ―Tiene sentido, no sabías que yo había llegado y el baboso también vive aquí. ― reí ante su comentario. Ellos solían llamarse de todas cosas, pero para Liam, Emma era la persona más importante y la que más amaba en su vida, por lo que la protegía como si su vida dependiera de ello. Y en cuanto a Emma, ella amaba a su hermano, lo admiraba y era su ejemplo a seguir.
― ¿No está en casa?
―Aún no llega, salió a comprar unos medicamentos, mamá se ha sentido mal estos últimos días. Mañana debemos buscar los resultados de las pruebas en la clínica. Aún no sabemos que es lo que tiene o si es grave.
―Espero que todo esté bien en cuanto a su salud.
―Sí, yo también...― sonrió.
La puerta principal se abrió y pasos aproximándose resonaron en la casa, en mi campo de visión apareció Liam con una bolsa con medicinas en su mano izquierda. Al verme se detuvo en seco, no esperaba verme allí.