CAPITULO 30

SEBASTIÁN

Decidí entrar sin llamar, la habitación estaba a oscuras, sus pequeños sollozos partían mi corazón. Estaba sentada en el piso apoyando la espalda en el colchón. Me senté frente a ella y tomé sus manos.

- no deberías estar aquí, deberías estar divirtiéndote en la fiesta 

-Y dejarte sola sabiendo que la estas pasando mal ¡jamás!

Levanto el rostro y vislumbre sus lagrimas por el resplandor de la luna, la tome en mis brazos y la abrace hasta que se calmó.

- creo que ya estoy bien – comenzó a limpiarse con el dorso de su mano, le alcancé mi pañuelo y susurro un gracias – siempre sentí que tenía que estar agradecida que ellas por ser mis amigas, nunca me fue fácil integrarme en un grupo, ya en el colegio me fue muy difícil, siempre andaba sola y sabia que la del problema era yo; algunas chicas solo fingían aceptarme porque estaban embobadas con Javier y eso les hacia ganar puntos con él.

-estoy seguro cariño que no eras tú el problema sino ellas

- ¡sí que lo fui!, me gustaba la calma ya desde niña, prefería mil veces quedarme en el aula que salir al recreo o jugar, en la primaria eso me convertía en aburrida y lo toleraba bien, las cosas se complicaron en la secundaria, me convertí en el punto de las burlas, a Javier lo habían cambiado a otra aula y solo tenía a Mónica, las chicas se metían conmigo y ella me defendía, creo que no lo podría haber hecho sin ella, Lucero solo se quedaba parada escuchando cuando las demás me molestaban pero si divisaba a Sandra o a Javier se hacia la tonta y empezaba a defenderme, al crecer quise dejar todo eso atrás pero solo lo he ido arrastrando hasta ahora y ella igual, la única verdad es que hemos tenido que aguantarnos mutuamente ¡pero ahora eso se acabo, no pienso seguir tolerando estupideces ni de ella ni de las otras!

- ¿Por qué ahora? – se quedo en silencio un largo momento antes de contestar

- por tú hermana – se rio – estas dos semanas que no has estado he pasado más tiempo con ella, y con su amiga Lola, y antes que digas algo, la relación de ellas es encantadora, me hicieron recordar a Mónica y a mí, ella siempre estaba riendo y sacándome una sonrisa, la extraño mucho, ellas me hicieron recordar ese vínculo, y luego estas tú y tus amigos, cada vez que los veo juntos veo esa camaradería, yo y ellas no compartimos ese vinculo por mas tardes de chicas que realicemos.

- así que conociste a Lola – ella asintió – bien ella hasta ahora ha sido una buena influencia para mi hermanita, aunque preferiría que esto que acabo de decir no lo repitas ante ella, que aún no me acaba de cuadrar la idea de que vivan juntas, pero eso es tema aparte, ¿Por qué se alejó tanto Mónica?

- cuando quedo embarazada se casó y su padre decidió que era mejor para ellos iniciar en un nuevo lugar, así que se fueron a vivir a la hacienda del padre de ella, para evitar la vergüenza de la familia y todo eso, ahora vive con su padre, su esposo falleció hace tres años, solo su hermano vive en la ciudad, se encarga del negocio familiar, desde que se fue solo la fui a visitar una vez cuando su bebé tenia dos años, no regrese porque ella me dijo que a su padre y a su marido no le gustaba que los molestasen, el viejo es un gruñón, la única que puede con él es mi abu, solo en algunos eventos puedo verla, como en la boda de Sandra.

- podríamos ir a visitarla, cariño

- eso me encantaría, pero primero tengo que consultar con ella, creerás que estoy loca pero cuando la veo o hablo con ella siento que me esconde algo, es como si tratara de ser la misma de antes pero ahora es un poco forzado, debe ser que hemos estado mucho tiempo separadas.

- o de repente intuyes que su vida no es tan perfecta como lo muestra.

- puede ser – dijo suavemente antes de recostarse en mi hombro – hoy no es como lo esperabas ¿verdad? Estar aquí escuchando mis penas en vez de estar disfrutando la noche.

- lo único que espere de esta noche es estar contigo y ahora lo estoy – levanto el rostro y la bese, cuando nos separamos nos miramos, solo el reflejo de la luna iluminaba nuestro pequeño momento – te extrañe Cassie.

- yo también te extrañe Sebastián, abrázame – la cobije en mis brazos dulcemente – voy a contarte una historia.

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CASSANDRA

Sentía que era el momento oportuno, no tenia miedo, ahora que estaba en sus brazos solo era feliz, él intuyo que era importante porque se tenso por un momento para luego abrazarme más fuertemente en su pecho.

- había una vez una chica tonta que estaba enamorada de un chico, y no de cualquier chico sino del más popular de la clase, a ella le gustaba ser invisible para todos, pero menos para él, la defendía en algunas ocasiones y hasta le regalaba gominolas a escondidas, tontamente pensó que él veía algo en ella, así que se ilusiono, cuando un día el se acerco y la invito al baile más esperado por todos, ella hizo lo que jamás había hecho hasta ese momento, engañar a sus padres y escapar, y con la compañía de su mejor amiga se aventuro a ese baile transformada en otra, con ilusión se aventuro al cambio pero cuando encontró a su chico, descubrió que todo había sido mentira, todas las atenciones y la invitación habían sido producto de una apuesta para saber que tan idiota era ella – sin poder evitarlo las lagrimas llegaron, cuando él quiso decir algo lo callé, esta noche estaba preparada pero si él hablaba me derrumbaría y no podría continuar – después de escuchar las risas ella huyo de ahí, pero cuando estuvo a punto de irse vio que él chico que quería subía a la planta superior con la chica que más la molestaba y decidió vengarse de ellos, decidida subió pero cuando llego los había perdido de vista, así que los busco hasta que se rindió, ahí es cuando conoce a un desconocido, un joven mucho mayor que ella, este sujeto se mostró amable y la consoló, confiada ella de su nuevo amigo acepta tomar el trago que le ofrecía, sin saber que ahí empezaba sus peores pesadillas …