-¡¿Cómo que recuerdas todo?! -exclamó.
Alice se sorprendió por la reacción del chico, se alejó unos pasos, luego asintió levemente mientras fruncía sus labios.
-Esto no es posible, el maldito demonio no te borro los recuerdos -gruño.
-Así es -susurro.
El chico soltó un bufido y tomó asiento, frustrado, mientras murmuraba cosas inaudibles. Alice aclaró su garganta y se sentó frente a él.
-Aún no se quien eres. Busco a los gemelos Yang -frunció su ceño.
-Y aún así, decidiste contar aquella historia -ella hizo una mueca.
-No eres un humano que no entendería lo que sucede -Alice soltó un bufido y acomodo su barbilla en su mano que estaba apoyada en el escritorio -no creo que haya sido una ilusión lo que vi allá afuera -él sonrió.
-Soy Jano, Yang Jano -una mirada de tranquilidad apareció en el rostro de Alice.
-¿Has recogido la correspondencia? -La copia exacta de Jano apareció en la oficina, parecía sorprendido.
-Aquel es mi hermano, Joel, somos los gemelos Yang -sonrió.
-Tu debes ser Alice Collins, ¿verdad? -hablo, algo desconcertado.
-¡Hermano! estamos en problemas -lloriqueo.
-¿De qué hablas? -frunció su ceño.
-Los jar no borraron los recuerdos de Alice, ella recuerda todo -Joel soltó un suspiro, aliviado. La situación de tener una humana en su hogar ya lo ponía de los nervios.
El shinigami tomó asiento a lado de su hermano -era lo más probable.
-¡¿Qué?! -frunció su ceño.
-Papá me lo advirtió, antes de ir a Blamon. El demonio había desaparecido sin dejar rastro. Pero nunca advirtió que ella vendría a buscarnos -pasó su mirada a Alice. Ella tragó saliva.
-No sé lo que está pasando, estoy confundida -se asincero -dijeron que ustedes pueden ayudarme.
-¿Dijeron? ¿Quienes? -alzó una de sus cejas.
-Deja de presionarla, ¿en que podemos ayudar? -Joel se acercó a ella.
-No creo que podría ser más obvia -relamió sus labios -todos sabemos lo que sucedió en el pasado.
-Pero aún no estoy seguro de lo que buscas, ¿a Anzu o a Mateus? -ella se sorprendió, no podía mentirse, no solo quería saber acerca de su mejor amiga, sino también de Mateus. -Si has venido por saber acerca del demonio, te has equivocado de Shinigamis.
-Quiero saber de Anzu, ¿qué sucedió con ella?, ¿está bien? ¿Cuándo la volveré a ver? -de repente sus ojos se aguaron.
-Con respecto a Anzu, estás conciente que ella no está en la tierra, ¿verdad? -ella asintió.
-Blamon -dijo Jano -es aquel mundo desconocido de criaturas mágicas, de vampiros, duendes, elfos, sirenas, ángeles y arcángeles -su mente ni siquiera divago en su imaginación, no le importaba aquel mundo en ese momento, necesitaba la respuesta sus preguntas, pero no los interrumpio -la situación en aquel lugar es incierta.
-Quemaron su entrada a la tierra -susurro por lo bajo.
-Así es, tampoco sabemos mucho de ella -Jano bajo su mirada.
-Así como tampoco de nuestros padres -ella frunció su ceño.
-¿Qué quieres decir?
-Nuestros padres fueron a Blamon, por un camino incierto -soltó un pesado suspiro -estamos vigilados, no podemos salir de casa hasta nuevo aviso.
. . .
Un sueño extraño, pero a la vez tan realista, -un recuerdo -hizo que levantara de golpe, su cuerpo estaba lleno de sudor y su cabeza dolía como si martillaran en ella, se recostó nuevamente en la cama y cerró sus ojos. Soltó un suspiro, luego los volvió abrir lentamente, desconociendo totalmente el lugar -un deja vu -un pequeño cuarto, con paredes de barro y con algunos musgos que sobresalian de estas. El piso era totalmente de madera, había una ventana donde entraba algo de luz, una pequeña mesa a su lado con agua. De repente se dio cuenta que estaba acostada en un tronco partido por la mitad con musgo abundante que lo hacía suave.
-Estoy alucinando -susurro mientras cerraba sus ojos.
-No lo estás -ella miró rápidamente de donde provenía esa voz.
Elián entraba por la única puerta que había en la habitación con una bandeja con agua y una toalla húmeda, se sentó en el banquillo cerca de la cama y dejó la bandeja en la mesa.
-Aún tienes fiebre -toco su frente.
-Elián -susurro sorprendida -¿dónde estoy?
-Despertaste antes de lo esperado, llevas dos semanas en cama -Anzu frunció su ceño.
-¿Dos semanas? -de repente su último recuerdo volvió a su mente -¡Alice! -exclamó levantándose de sopetón, haciendo que su cabeza doliera aún más.
Elián hizo que se volviera a recostar en la cama -preocupate por ti primero.
-Respondeme, ¿dónde estoy? ¿Dónde está Alice? ¿qué pasó con el maldito jar?
-Son muchas preguntas -dijo mientras colocaba la toalla en la frente de Anzu.