Agua y hielo, quiero matar a Tristan y Declan.
La rabia me corroe y solo puedo pensar «será que no pudieron buscar una mejor forma de despertarme, tal vez con una alarma o qué carajo sé yo». Pero no, prefirieron vaciar un jodido recipiente de agua helada mientras yo descansaba plácidamente en la cama. Mi reacción inmediata fue levantarme abruptamente y fulminarlos con la mirada mientras ellos se carcajeaban a mi costa.
—¡¡Qué carajo!! ¿Les parece gracioso? —grito desbordándome del enojo
—Sí, me parece supremamente graciosa tu cara de pocos amigos, preciosa —dice Tristan tratando de contener las risas, pero falla en el intento. Es increíble que aun experimentando una crisis de risa pueda mantener su tono coqueto.
—¿Por qué carajo no me despiertan como la jodida gente normal?
—Pero que agresiva, deberías considerar controlar ese carácter endemoniado —Empieza Declan
—Aún no has visto nada, puedo hacerte la vida miserable en un santiamén —lo miro fijamente para agregarle más firmeza a mi amenaza, pero solo se carcajean dejándome estupefacta.
—¿De qué se ríen? —Demando mortificada— Les estoy amenazando y lo digo muy en serio —pongo los brazos en jarra mientras hago un mohín.
—A ver —continúa Declan entre risas— ¿Cómo un Oompa Loompa de 1.65m puede arruinarme la vida? —se mofa
—Créanme, de muchas formas —me acerco a él con cautela señalándolo con el dedo índice— Para arruinar una vida no se necesita ser un gigante solo debes contar con astucia, y de esa poseo por centenares —culmino con suficiencia.
Declan solo se limita a observarme serio y me siento victoriosa, hasta que empieza a burlarse con más fuerza acabando con mi escasa paciencia. Tristan se excusa y se va rápido mientras se sigue riendo. Por mi parte sigo hirviendo en cólera, ¿acaso me ven cara de payaso?
Sin pensarlo dos veces le hago caso a un repentino impulso y tiro fuertemente de las hebras del cabello castaño de Declan hacia abajo, sin tomar en cuenta ni un segundo en las consecuencias que este acto impulsivo atañe. Puede que él sea más alto y corpulento que mi persona, pero lo pillé desprevenido y al sentir semejante jalón perdió un poco el equilibrio aterrizando en la colcha, nada más y nada menos que encima de mí.
Actué sin razonar y ahora él se encuentra sobre mí. Es una escena algo singular e incómoda, tomando en consideración el pasado beso que compartimos Tristan y yo. Nuestros rostros están demasiado cerca, solo tendría que acercarme unos escasos milímetros para que nuestros labios se junten.
Su rostro está tan aproximado que nuestras narices se rozan y puedo sentir su cálido aliento chocar en mis labios. Estaba preparada para sentir ese ansiado beso, sin embargo este jamás llegó porque se levantó apresuradamente y se marchó diciendo un simple «Nos vemos abajo en 30min».
«¿Y ahora que bicho le pico a este?» pienso extrañada, viendo fijamente la puerta por la que se fue. Ni siquiera sé porque me preocupo, tal vez él no quería un beso. Trato de apartar los sentimientos, pero aun así la nostalgia me embriaga. Llevo unos cuantos minutos acostada boca arriba con las manos postradas en mi abdomen y con la mirada perdida en un punto específico del techo, lentamente me levanto para ir a alistarme.
Me visto básica con un jogger negro y un top deportivo junto con un suéter transparente con capucha del color antes mencionado. La comodidad es lo primero y más cuando voy a aprender defensa personal, debo vestir con ropa que permita moverme con facilidad.
Salgo a paso lento caminando y apreciando cada pequeño detalle de los pasillos y las escaleras, estoy demorándome al propósito nunca se me ha dado bien los deportes, ni mucho menos hacer ejercicio. La verdad es que soy demasiado holgazana como para ejercitarme o realizar un esfuerzo físico. Soy más del tipo de personas que le gusta disfrutar de un buen libro, ir al cine y comer hasta más no poder.
Llego a la planta baja del edificio y se encuentra desierta. Tristan y Declan son los únicos que ocupan esta estancia, están parados viendo el exterior por un gran ventanal. Me aclaro la garganta para llamar su atención e inmediatamente voltean y Tristan se toma un pequeño momento para escrutarme de pies a cabeza, aprobando mi atuendo deportivo.
Hace un seña con la mano para que Declan y yo lo sigamos y en silencio camino detrás de él hasta una puerta. La abre haciéndose a un lado para que sea la primera en entrar y echar un vistazo. No hay nada llamativo, literalmente es una habitación vacía, no hay nada a excepción de unas colchonetas ubicadas por gran parte del piso u obviamente las demás personas. Doy varios pasos al frente y se escuchan unos pasos atrás mío y posteriormente el sonido hueco de la puerta al cerrarse.
—¿Por qué está vacío? —curioseo.
—¿Acaso estás ciega y no ves a las demás personas? —dice Declan con sorna.
—No me refería a eso genio.
—Para aclararte según el folleto solo se utiliza el cuerpo —respondo Tristan despreocupado.
—¿Pero no haré mucho esfuerzo verdad? —frunzo el ceño.
—¿A qué te refieres con no hacer mucho esfuerzo? —Tristan me responde con una pregunta y Declan se ríe antes de decir: