No esperaba verlo aquí, sinceramente creí que me daría mi espacio. Pero no, está aquí con los brazos cruzados frente a mi esperando una respuesta que no llega, porque no sé cómo explicarle todo.
—Hablé con Sara, te busqué por cada maldito rincón de esa puta escuela y no estabas. Sabía que te encontraría aquí, pero como el idiota que soy te esperé a que terminaras de pasarla bien con tu vecino.
Mis ojos se humedecen, no quiero llorar para no verme débil, pero es imposible. Lleva la camisa afuera, su cabello despeinado y sus ojos están rojos, así como los míos.
—¿Piensas que la he pasado bien?
—Te vi bastante bien, ahora no me importa cómo te sientes. Solo quiero saber por qué. Me he esforzado por llevar esto de la mejor manera, he llegado al límite y solo por ti.
Doy solo dos pasos y noto con más fuerza lo destruido que está. Oh, no. Yo no quería esto, lo juro. No quiero hacerlo sufrir.
—Hemos pintado un mundo perfecto, pensamos que cuando digamos lo que sentimos todos nos aplaudirán y felicitarán y no es así. Posiblemente perderás a tu familia, tu trabajo, todo. Y no sé si valgo la pena.
Acorta la distancia que nos separa con mucha velocidad y me agarra de las mejillas, yo solo aprieto los ojos.
—¿Qué fue lo que hice para que, de un momento a otro dudaras? Sé que habrá consecuencias y las traigo rondando en mi cabeza todo el tiempo, pero no me importa. Mírame y dime que no me quieres.
—No puedo.
—Emma, mírame por favor —susurra con desesperación.
Abro lentamente los ojos. Oh, no…ha comenzado a llorar.
No mi amor, por favor no llores por mí.
—Hoy sé que lo que siento por ti es más fuerte que yo, pero no quiero que te pase nada.
—No mi amor, no tires la toalla, si me amas no lo hagas. Hace tanto que no sentía esto y no quiero perderte nunca, a ti no —agarra mi mano y la lleva a su pecho, justo donde está su corazón—. Mi vida está en tus manos, no termines con ella.
Su pecho sube y baja debajo de mi mano y busca mi boca, no puedo resistirme, esos labios son mi vicio. Subo la mano hacia su cuello y me dejo llevar, siento su lengua caliente jugar con la mía y me junta a su cuerpo agarrándome de la espalda. Recuerdo aquella noche que discutimos porque él no quería llevar lo nuestro más allá, en ese momento no entendía sus razones, pero ahora sí. Y sé que nuestros sentimientos han rebasado los límites que al principio ambos nos pusimos.
—No te alejes de mí, mi amor.
Meneo la cabeza sin despegarme de su boca, intenté alejarme, pero esto es mucho más fuerte incluso que ambos. Acaricio su rostro, elevo las manos a su cabello y él va al siguiente punto. Mete la mano debajo de mi blusa, me toca y me lleva hacia la cama. Me recuesta con delicadeza y solo sé que mi mente está solo con él. No quiero esperar más por esto, me quito la blusa y jadea frente a mí. Con ambas manos acaricia mi abdomen y va subiendo poco a poco hasta mis pechos, siento que estoy ardiendo, siento que nada en este mundo puede acabar con esto que está pasando en esta habitación. En mi mundo hay fuegos artificiales.
Roza lentamente los labios en mi cuello y le doy libertad arqueando la espalda para que devore esa parte de mi piel, y la que él quiera. No quiero limitarlo a nada, esta noche no. Cada noche que él duerme a mi lado me respeta como nadie lo imagina, platicar hasta tarde y dormir abrazados es maravilloso, pero esto es mucho mejor, esto es diferente y especial. Lleva el roce de sus dedos hasta mi espalda y sin dejar de besarme el cuello me desabrocha el sujetador, siento la liberación y luego mis pechos expuestos para él que me mira como si tuviera dos bolas de fuego ardientes en las pupilas.
Me quedo quieta esperando a que haga algo, pero solo me mira.
—¿Quieres que me detenga?
Está casi sin aliento.
—No, continúa por favor.
Busco su rostro y bajo mis manos para deshacerme de cada botón de su camisa, lo hago poco a poco porque no llevo prisa, porque me muero por acariciarlo, por perderme en su piel y en su aroma. Hay fuego en mi interior, y quiero hacerlo mío de una vez por todas. Él me mira expectante, queriendo saber qué es lo que voy a hacer ahora, que pasa por mi mente.
En estos momentos veo que el cielo se ha despejado y nuevamente está saliendo el sol a iluminarnos, a iluminar su bello cuerpo. Tengo su torso desnudo frente a mis ojos y deseo devorármelo, deseo hacerlo mío y alejar todo ese miedo que tengo a sufrir. Debo confiar, confiar nuevamente en que nada nos va a separar. Las palabras de Zac tuvieron mucho significado y razón, pero no es mi caso. Yo sé que quiero estar con él, no me importan las personas que posiblemente lleguen a mi vida, es él o nadie.
Poco a poco nos vamos deshaciendo de las prendas que separaban nuestras pieles, hasta que quedo desnuda y él, así como lo vi la primera vez en esta habitación. Pero ahora no tengo vergüenza alguna, todo ha cambiado. Lo deseo, lo deseo tanto. He experimentado todo con él, me he sentido querida, insegura, y ahora deseada. Besa cada parte de mi cuerpo, incluso partes que yo ni siquiera conocía que existían, lo miro y estoy completamente segura que yo soy esa mujer de la que Anastasia hablaba en la mañana, soy yo y no voy a dejar que ideas tontas vuelvan a mí y me hagan alejarme de él, ya no quiero volver a sentirme con ese vacío dentro de mí como hoy. Me ha dejado claro que me ama.
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Editado: 08.05.2022