Doll House: Origins

INFORME POLICIAL I

Caso del Palacio de Muñecas

En la fecha xx/xx/xx, el número de emergencias ••• recibió una llamada proveniente de la localidad de Doll Palace Factory a primera hora de la mañana.
La persona que realizo la llamada, reportó la desaparición de su compañera de trabajo Olivia Anderson, la cual según nos comenta este hombre da indicios de haber peleado contra alguien.

Recopilación de Datos

Escena de los hechos: Doll Palace Factory
N.° Testigos: 0
Desaparecidos: 1

Datos de la víctima:
Nombre: Olivia Anderson Cruz
Edad: 19 aprox.
Estatura: 1,62 m aprox.
Tés: Blanca
Color de cabello: marrón
Color de ojos: miel
Vista por última vez el día sábado xx de xxx de xxxx
Vestía unos vaqueros negros con una sudadera con el logo del local.

Sus compañeros de piso han confirmado que no ha regresado, las pistas apuntan a que ha sido un secuestro, pues se hallaron las llaves del local en la entrada de este con las huellas de la víctima. Hay muestras de un posible forcejeo entre ella y su atacante, al lado derecho de la entrada se encontraron unas cuantas manchas de sangre que se han mandado a analizar y pronto tendremos su resultado.

Detective al mando Jason Smitth.

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Un caso olvido, que pocos recuerdan. Solo el pobre hombre que tuvo la desdicha de investigarlo en su día se mantiene investigando, el nombre de "Olivia" se mantiene en su cabeza. Antes de ella, otras también habían sido víctimas, pero ella era la única que no había regresado viva, ni muerta. 

Jason Smith de 46 años, es considerado uno de los detectives más veteranos de la ciudad y uno de los menos cuerdos, el prestigio que este hombre tuvo cayó con el paso de los años, igual que su juventud. Se sentía culpable, sentía que tenía una responsabilidad que no fue capaz de cumplir y por la que el aun lucha. 

-Deberías parar ya Jason- dijo su joven compañero 

- No, no lo haré. Hay algo, algo que no encaja- respondió el hombre con su gruesa voz, acto seguido tomo un sorbo de su vaso de whisky.

- Siempre dices lo mismo y no encuentras nada. Es cierto que es como si la tierra se la hubiese tragado, pero no hay nada más que podamos hacer, solo quedaban sus llaves. No había señal alguna de que la hubiesen arrastrado a algún lado, tampoco se encontró sangre.- Siguió el chico de cabello negro liso.- Tal vez, ella fingió desaparecer para fugarse con algún chico o algo así- Suspiro- Venga, no te deprimas.

Los celulares de ambos hombre comenzaron a sonar, al atender, las siguientes palabras fueron pronunciadas con el hilo de voz rasposa proveniente de una joven.- E... en... el palacio... de... cuarzo y cristal... que ahora... se ha tornado carmesí...- Un silencio de unos segundos que parecieron eternos tuvieron lugar.

 - Qui...- La voz de Smith fue interrumpida por una canción tenue pero siniestra.

Smith y Louis se miraron el uno al otro, confusos, las luces del bar en el que se encontraban parpadearon un par de veces. Cuando los policías habían decidido cortar la llamada, ya que era una "broma de mal gusto". La canción paro y la vez las luces se apagaron, entonces la voz se volvió a pronunciar. -Abandona... adas... pesadillas... en el suelo... sin razón...-

-SH - se escuchó claro fuerte en las orejas de todos los presentes en el bar. - Encuéntralos - Una risa maquiavélica a todo volumen resonó en aquel lugar de copas. 

La llamada del número desconocido había finalizado antes de que pudiesen notarlo, escucharon un grito desgarrador a la par que todo se iluminaba. Ambos, en sus carreras, no habían presenciado una escena tan atroz, todo aquel que estaba en torno a ellos, ya no existía.

Solo quedaban litros y litros de sangre esparcida por todos lados, en los asientos de la barra solo eran visibles charcos de sangre, en la barra se encontraba la cabeza de la barista que los había atendido. Las mesas que se encontraban bajo las ventanas estaban totalmente teñidas de rojo, igual que las ventanas. En el resto de mesas solo eran observables, extremidades de los distintos invitados, partes inferiores aun sentadas, partes superiores sobre la mesa con y sin cabeza.

Sollozos, llamaron la atención de los agentes, quienes antes de avanzar mandaron la señal de ayuda a la central. Siguieron los sollozos hasta una pequeña tarima al fondo del bar, encontraron la guinda del pastel. La dueña se encontraba suspendida en el aire por unos finos hilos atados a todas sus extremidades, aquellos hilos cortaban su piel causándole mucho dolor. Al ver a los hombres, desesperada pidió auxilio, las lágrimas rodaban por sus mejillas, el horror estaba plasmado en su rostro. La luz volvió a pardear y la mujer, que antes no dejaba de sollozar callo, habían apretado sus cuerdas y en el suelo una nota manchada de sangre fue hallada.

 




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