EDA
Salí de la empresa distraída, sumergida en todos mis pensamientos. ¿que carajos había pasado ahí dentro?
-¿hija?- oí a mi padre hablar, lo que me hizo mirarlo.
-¡si, lo siento!. Me distraje pensando en el trabajo- mentí
-y bueno. ¿Que te pareció el señor Russel?- continuó.
Un cretino de primera pensé- Bien papá. ¿te molesta si no voy contigo a casa? Tengo que hacer unas cosas y también pasare por el gimnasio- hable antes de que continuará con sus preguntas.
- ¡claro hija ve! Te veo en casa- dijo sonriente, para luego darme un beso en la frente y subir a su auto que espera por él fuera del edificio.
Me quede observando como su auto se alejaba, para luego subir al mío y conducir hasta mi próximo destino. El cuál me tomo unos veinticinco minutos llegar hasta la clínica donde Tom trabajaba, Tenia que pasar a hablar con él antes de volver a mi trabajo.
-Buenos días, tengo una cita con el doctor Tom Hall- dije amablemente a la secretaria detrás del mostrador, una vez que estuve dentro de la clínica.
-Buenos días- respondió y miro en su computadora para luego entregarme una hoja, la cual devolví después de firmarla y colocar mis datos en ella- pase al segundo piso, el doctor Hall la atenderá enseguida-
Le sonreí en modo de agradecimiento y me aleje caminando por aquellos pasillos largos, con puertas y paredes blancas. Todo estaba en completo silencio como si allí no hubiera nadie, solo yo. Mis tacones resonaban en el piso perfectamente limpio y brillante, el sonido retumbaba en mi cabeza una y otra vez.
Mientras más me acercaba sentía como mis nervios me dejaban sin aire. Continué caminando un poco mas hasta encontrar el ascensor y subir en él para ir al segundo piso.
Las puertas de este se abrieron y todo aquél silencio que antes me invadía desapareció gracias al llanto de unos cuantos bebes, niños pequeños corriendo y gritando, padres que hablan casi gritando gracias a los escandalosos que eran sus hijos.
Sin prestar mucha atención me dirigí hasta el final de la sala, esquivando pequeños cuerpos que pasaban por mi lado a su velocidad máxima. A pesar que el lugar estuviera lleno, aún había asientos libres, por lo que me senté en uno de ellos, al lado de una señora mayor la cual me sonrió gentilmente.
-¿Cuando nace el pequeño?- dijo la señora luego de unos cuantos minutos.
-¡Oh, no! No estoy embarazada, vengo por otro asunto- respondí, tratando de no dar tal información
-¡Oh, lo siento! La mayoría de los que están aquí, es sobre niños- dijo con palabras dulces, le sonreí y miré hacía todos aquellos niños que se divertían como si en un parque estuvieran.
Después de eso no volví a hablar, no me sentía cómoda con aquella conversación y tampoco tenía interés en ella, asique saque mi celular y me distraje con cualquier cosa hasta que fuera llamada.
-Eda Collins - escuche mi nombre resonar en el pasillo. Me levante por fin de aquella silla luego de unos treinta minutos largos. Pase al consultorio, el cual era completamente blanco. Tan blanco que lo único que resaltaba sobre el escritorio eran finas carpetas en color rojo.
-¿Como estas?- pregunto Tom mientras me abrazaba y saludaba con un beso en la mejilla.
-Bien, un poco aturdida gracias al parque de diversiones que instalaste en el corredor- dije bromeando mientras tomaba asiento.
-¡Si, lo se! El primer piso lo están remodelando y pasaron pediatría en lo que terminan- respondió mientras sacaba de su cajón una carpeta en color azul, lo que me hizo sentir descompuesta. Sin decir ninguna palabra la abrió y leyó las dos hojas detenidamente que allí dentro estaban.
-¿Entonces, funcionó?- dije con algo de esperanza. Me miró a los ojos por unos segundos, su mirada era de tristeza.
-No- respondió y bajo su cabeza destrozado, el no tenía la culpa pero igual la tomaba como suya.
-Esta bien, yo...- me detuve para contener las lágrimas.
-Dentro de dos meses lo podremos, volver a hacer -
-No, lo hicimos tres veces y no funciono. La cuarta no sera la excepción- dije mientras me aprontaba para marcharme.
-Eda, tienes que intentarlo una vez mas. Si le cuentas a tu familia tus preocupaciones seran menos y estoy seguro que ellos lo entenderán, tu hermana te apoyara sin duda-
-¿crees que lo aceptaran? Mi madre espera que sea perfecta en todo, esto lo tomara como un impedimento. Un fracaso para mi vida- dije entre sollozos.
-¡No, claro que no!. Ella lo entenderá- dijo mientras se levantaba- yo te ayudaré a habl...-
-No- dije interrumpiéndolo- solo tú lo sabes por que confió en que no dirás nada. No hagas que me arrepienta de a ver venido contigo- hable mientras secaba mis lágrimas para salir de ahí.
-No hablare, te lo prometí. Pero solo haz un intento mas, la ultima . Estoy seguro que este tratamiento funcionará. Mira tomemos un café y te explicare el nuevo procedimiento , las inyecciones seran mas fuerte para asi lograr que...-
-¡No volveré a inyectarme Tom!- volvi a interrumpirlo, ambos nos quedamos en silencio. Ninguno de los dos tenia algo para decir asique sali de su consultorio sin despedirme.
Me apresure a salir de aquel lugar, me faltaba el aire y mi corazón latía a gran velocidad. Me apoye sobre la pared cuando por fin estuve afuera, cerré mis ojos con fuerza para evitar llorar. Tenía la esperanza de que esta vez si funcionaría. Había trabajado menos horas para no llegar cansada al final del día, había dejado de hacer cosas que me gustaban para evitar el estrés. Pero todo había sido en vano.
Volví a abrir mis ojos luego de unos segundos, aquellos me dolían por a verlos apretado tan fuerte. Bajé despacio por los escalones que estaban en la entrada del edificio. Caminé solo un poco hasta mi auto, gracias a que la clínica tenía dos estacionamientos, uno dentro y otro afuera el cual el espacio era para unos pocos autos y yo había conseguido un lugar en este.