IAN
Suspire cansado mientras veía correr los números del ascensor. Mi reloj marcaba las seis y media y yo volvía de hacer ejercicios, ya se me había hecho costumbre no dormir nada por las noches y despertar más temprano de lo normal.
Bajé del ascensor y camine por el pasillo mientras buscaba mis llaves en el bolsillo de mi pantalón deportivo. Pero me detuve a mitad de camino cuando la vi, de pie enfrente de mi puerta. Vestía un pantalón negro, con un brezer en color blanco igual que su blusa y su pelo castaño claro lo llevaba suelto con unas cuantas ondas.
-Alguien mas se despertó temprano hoy- hable casi en un susurro mientras continuaba mi camino hasta llegar a mi puerta.
-Buenos días- dijo volteándose y mirándome nerviosa
-Buenos días. ¿cómo sabes donde vivo?-pregunte mientras habría mi puerta y entraba.
-Eso no importa. ¡Tenemos que hablar!-contestó evitando mi pregunta.
- Si es por nuestro inconveniente, déjame decirte que aun no lo he solucionado. Te avisare cuando lo haga- dije para luego comenzar a cerrar mi puerta.
-¡Acepto!... Acepto comprometerme contigo- volví a abrir mi puerta y le sonreí de lado.
-¡Bienvenida!- dije mientras le daba el paso para que pudiera entrar, lo cual hizo enseguida.- siéntate por favor- le ofrecí mientras caminaba detrás suyo-¿Café?
-Si. Gracias- fue lo único que respondió camino hacia los sillones, sus tacos resonaban por la casa mientras yo me dirigía a la cocina.
Luego de unos segundos volví con dos tazas de café y unas cuantas hojas.-Bueno, ¿que te hizo cambiar de opinión?- le pregunte mientras le entregaba la taza.
-Al igual que tu, necesito obtener algo-
-¿Un amor?- pregunté con ironía mientras me sentaba.
-¡Una empresa!- contesto enseguida.
-Bueno te escucho-
-Mi madre desea que me case o este comprometida para obtener el cien por ciento de nuestra empresa y no se me da muy bien que digamos el tema del amor- contestó con apuro.
-Entonces ¿necesitas una fachada?-
-Algo así. ¿y tú? - pregunto para luego tomar un sorbo de su taza.
-Mi ex se casara y necesito demostrarle que cambie para que ella vuelva conmigo-
-¿Por que no solo le dices que vuelva contigo?- pregunto con sorpresa.
-No se me dan muy bien las conversaciones de amor- le respondí con sus mismas palabras- Imprimí este contrato- dije mientras le ofrecía los papeles y terminaba con la conversación anterior.
-¿Vas por la vida con contratos listos?- sonrió apenas.
-Me gusta adelantarme a los hechos-
-Pero... ¡esta vacío!- dijo mientras revisaba las hojas una por una.
-Si, lo llenaremos juntos. Colocaremos todo lo necesario para estar de acuerdo y evitarnos problemas- me miro por unos segundos para luego tomar un lápiz de la pequeña mesa de color blanco que nos separaba.
-Bien- dijo mientras se acomodaba en el piso para poder apoyar el papel- vamos acércate - dijo señalando el piso del otro lado de la mesa.
Lo primero que pensé fue, ¡tengo una mesa y sillas!, pero luego la vi tan a gusto sentada allí que sin decir palabra alguna la obedecí y me senté enfrente de ella.
-Punto uno: No puedes besarme- dijo de la nada cuando ya me había acomodado y supe que era por cómo nos conocimos. O más bien, como la obligue a conocerme.
-Es lo que las parejas hacen- respondí
-Si, las parejas reales-
-Lo cuál debemos aparentar ser-
-Bien. Pero solo si es necesario- dijo fastidiada
-¿No piensas que nos veremos raros?, todas las parejas se besan en todo momento- le volví a decir.
-Pues, puedes darme besos en la mejilla- contestó hábilmente mientras lo anotaba en la hoja.
-Punto dos: no puedes preguntar el por qué y tampoco estar demasiado cerca de mi- dije con autoridad.
-Bien- contesto confundida- punto tres: no dormiremos juntos-
-Tranquila no pensaba en tener intimidad contigo- dije
-Eso es más que obvio que no pasara y no es a lo que me refería- contesto levantando una ceja. Aclaré mi garganta por el incómodo momento.
- Punto cuatro: me acompañaras a fiestas y todo lo relacionado con la empresa- continúe
-Estoy de acuerdo, tu también- contesto segura.
-Punto cinco: debes de estar conmigo en la empresa todo el tiempo. Llegas y te vas conmigo-
-¿Sabes que tengo una empresa por la cual responder no?- dijo un poco molesta.
-Sí y también sé que trabajas desde tu casa la mayoría del tiempo-
-¿Cómo sabes eso?- preguntó aún más molesta
-Tu padre lo comentó en una nota- dije sin importancia
-¿Buscaste sobre mi?-
-¡No!- dije enseguida. Claro que si lo había hecho. Se quedó mirándome un tanto confundida.
- De todas formas, ¿que hay con el punto dos? -
-Lo manejaremos y encontraremos la solución, pero debemos estar juntos para que se vea real- respondí.
Lo pensó por unos segundos y luego acepto aunque no se veía convencida. Continuamos llenando aquel contrato que tal vez nos salvaría y ayudaría a conseguir lo que queriamos o tal vez, ¡nos hundiría a ambos!. Nos llevó bastante tiempo ponernos de acuerdo, pero al final se podría decir que lo habíamos solucionado. Ambos firmamos el contrato y cada uno guardó el suyo. Ella lo colocó en su cartera y yo lo guarde en un cajón de la biblioteca que estaba junto a la sala.
-Me cambiaré y enseguida regreso- dije antes de ir a mi habitación.
-Esta bien- respondió algo incomoda.
Solo tarde unos minutos en bañarme y vestirme, no quería hacerla esperar tanto tiempo. Así que me vestí rápido con uno de mis trajes azules, camisa blanca, corbata azul, un chaleco gris oscuro y unos zapatos de punta en color marrón. Por último me mire en el espejo para terminar de peinar mi pelo.
Salí de la habitación y me dirigí a la sala, cuando llegue la vi parada junto al ventanal cruzada de brazos observando los edificios.