Nicole buscaba de forma desesperada a Cesar en el Potts, sin embargo no había forma humana de encontrarlo. Era viernes, la música estaba a tope y todo estaba abarrotado. De todas formas ella no se iría de ahí sin hablar con él.
Se encaminó a la barra. Sabía que era el lugar más probable donde encontrarlo. Se sentó en un taburete y miró hacia los lados. Nada.
—¡Eh, tú eres la loca que acosa a mi novio! —se burló un joven de tez oscura, ojos verdes y el pelo marrón y rizado.
Era realmente atractivo. En su cuello se veía la conexión con un rinoceronte. Sin duda era un Natura algo atrevido. Nicole lo miró con cara de pocos amigos. El joven se rió.
—¡Oh, venga, no te enfades! Era una broma —dijo entre risas—. Aunque loca sí que debes de estar si lo que Cesar me ha dicho es cierto —añadió.
Ella lo miró algo extrañada. No esperaba que Cesar fuese comentando por ahí lo suyo, pero bueno, mientras no se enterasen su padre y su hermano tampoco le importaba mucho.
—Te invito a algo mientras esperamos. Ya sabes cómo es Cesar —señaló amablemente el joven.
Ella se rió, sabía que él tenía razón. Podían pegarse horas ahí esperando mientras él se arreglaba.
—Por cierto, soy Marco Borjes —se presentó con una sonrisa de oreja a oreja.
—Nicole Jaquinot —respondió ella dándole dos besos.
—Pequeña Nicky, ¿acaso estás intentando robarme a mi chico? —preguntó burlón Cesar quien acababa de llegar.
—Seguro que ella me daba menos problemas —se burló Marco justo después de besarlo.
Todos rieron. Sin duda ese chico era interesante. Nicole lo miró divertida.
—Bueno qué, ¿nos ponemos manos a la obra? —preguntó Cesar.
Nicole saltó del asiento. Estaba deseando empezar.
—¿A dónde vas pequeña? Lo primero es un trago —dijo Cesar mientras pedía un par de botellas.
Ella lo miró asombrada, ¿cuánto pensaba beber? Tenía que estar en perfectas condiciones para ayudarla.
—No te preocupes que yo lo controlo —susurró Marco al oído de la joven.
—¡Te he oído! Sois unos aburridos...
—Nunca he tratado de que no lo hicieses —respondió su novio divertido.
Cesar le dedicó una burlona sonrisa, cogió las botellas y los tres salieron del local. Caminaron durante media hora hasta un valle, allí podrían estar tranquilos.
Nicole miró a los jóvenes. Era envidiable lo mucho que se querían, sobre todo dadas las circunstancias. Miró el cuello de Cesar, no había ni rastro de la conexión que en su día consiguió. Era un repudiado, y a Marco no le importaba...
—Por cierto, ¿sabéis algo de lo que está ocurriendo? —preguntó ella curiosa.
Marco negó con la cabeza.
—He oído algo de unos ataques y demás, pero tan solo son rumores. Nadie se atreve a hablar del tema.
Ambos se giraron hacia Cesar. Él siempre estaba enterado de todo. Sin embargo, estaba claro que no quería hablar.
—¿Tienes ya clara tu elección? —preguntó él cambiando de tema.
—Sí, pero hay un problema, nos han adelantado la conexión.
La respuesta le sorprendió en parte. Sabía cómo estaban las cosas, pero ¿adelantar las conexiones? ¿Iban a mandarlos a ellos a combatir?
—¿Cuánto?
—Tengo un mes y medio —respondió tratando de sonar natural.
—No puedo ayudarte —sentenció.
¿Qué? No podía decirle eso. Él era el único capaz de hacerlo.
—Yo lo haré.
Cesar se giró hacia su novio. ¿Él? Menuda tontería. Él no podía hacer nada para ayudar a la chica.
—Oh, venga ya. Eres un Natura, ¿qué puedes hacer por ella? —preguntó negando con la cabeza.
Marco se situó junto a Nicole. Juntos podían presionar más a Cesar.
—Está claro que para tener que acudir a ti tiene que estar desesperada. Alguien tiene que ayudarla —respondió encogiéndose de hombros.
—¡Eh! Eso me ha dolido, ¿cómo que para acudir a mí hay que estar desesperado?
La frase había herido el orgullo del joven ex-Domador. Cesar había sido el mejor de su promoción. Su poder era envidiable, sin embargo había cometido errores imperdonables.
—Está bien. Te ayudaré, pero prométeme que no cometerás los mismos errores que yo.
Ella asintió con la cabeza. Se sentía realmente mal cada vez que pensaba que Cesar había perdido su conexión. No podía llegar a imaginarse cómo debía de ser eso. El dolor que tenía que causarle... Seguramente por eso se daba a la bebida.