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Capitulo 9.

Jenks.

Mis pies duelen debido al terreno que piso, tengo algunas espinas enterradas en mis pantorrillas y mi piel duele con cada paso que doy, el murmullo lejano de voces y pisadas hacen que mi corazón se acelere. La oscuridad no deja ver muy bien el camino, pero aún así no me detengo. No sé qué hicieron con Amelie, pero debo encontrarla.

Mi vista se nubla debido a la sangre que brota de mi herida, va desde la frente hasta el inicio de mi pómulo atravesando mi ojo izquierdo, arde y duele pero no puedo determe ahora. Debo encontrar a mi hermana y escapacar juntos. Con vida.

°°°°
—Jenks, cariño.

Una mano pequeña y fría acaricia mi mejilla, la diferencia de temperatura con mi cuerpo hace que me estremezca. La vos de Rebeca vuelve a sonar.

—¿Cree que despierte pronto? —pregunta.

La caricia que me da es reconfortante, me gusta. Pero alimentar mis fantasías no es lo importante ahora, es por eso que abro los ojos de golpe y alejo su mano de mi rostro. Me mira confundida.

—¿Dónde está Amelie?

Aarón me mira desde el marco de la puerta, su ceja se levanta por inercia y mamá solo me mira con preocupación. Cuatro personas en la habitación, incluyendo al doctor, y todas se quedan mudas ante mi pregunta.

—¿Alguien piensa abrir el hocico?

—Calmate.

Mamá intenta que vuelva a recostarme.

—Responde lo que acabo de preguntar.

Sin querer ser brusco, pero fallando en el intento, me deshago del agarre de su mano en mi hombro, quito las sábanas que me cubren y mis pies descalzos tocan el suelo frío, eso hace que mis bellos se erizen. Por alguna razón siento todo vivamente, como si los sonidos, olores o tacto fueran algo nuevo.

—Cariño, has estado inconsciente una semana. —Rebeca toca mi cuello— solo estás un poco perdido, vuelve a descansar. Lo necesitas.

—Solo sigue descansando, Jenks. —es Aarón quién habla.

—¿Una semana inconsciente? —mi ceño se arruga— ¿A quien demonios se le ocurrió no despertarme?

La molestia se instala en mi pecho y de la nada, todos en la habitación me fastidian.

—Deja que te revise, Jenks. —Rebeca habla de nuevo.

La miro entrecerrando los ojos, la quiero, me gusta, y quisiera engañarme con la idea de ella estando a mi lado y cuidándome; pero también la conozco como la palma de mi mano. Es una manipuladora de primera.

—¿Tu que carajos haces aquí? —mi pregunta toma desprevenidos a todos— Pensé que estarías aprovechando la oportunidad para menearle la cola al idiota de Pierce. ¿Que obtendrás de esto?

Su mirada choca con la mía, en silencio sus ojos me gritan que no sea un idiota, una advertencia silenciosa que me paso por los huevos. Es una víbora a fin de cuentas.

—He estado cuidándote todo este tiempo, desde que te trajeron casi muerto.

Su voz se quiebra y un atisbo de lágrimas se asoma por el rabillo del ojo. Su falsedad me repugna.

—Quiero que todos se larguen, ninguno está siendo de ayuda —Aaron me mira, pero no dice nada— ¡Largo!

Mamá intenta tocarme, pero la esquivo con fastidio.

—Jenks...

—Dije todos. ¡Ahora!

—Estas siendo un idiota, amigo —por fin habla el portero.

—Y ustedes están siendo un dolor en las pelotas —me levanto rápido, y de inmediato el dolor en la parte baja de mi abdomen me hace arrugar la frente— ¡Ya larguense, mierda!

No dejo que ninguna de las dos mujeres se acerque a mi y cuando por fin me dejan solo. Con el doctor idiota que no se mueve, reviso la herida en mi torso.

Noto su mano un poco temblorosa, es entendible despues de estar tan exaltado de repente. Este no es el doctor de la familia, de hecho dudo que sea un medico de verdad. Pero es lo de menos en este momento.

—¿Conoce a mi hermana? —Intento que hable.

—La señorita fue quien me ordeno su cuidado —Termina de colocar gasas en la herida— Estuvo a su lado todo este tiempo, pero hace un dia no sé de ella.

Por mas extraño que me resulte el hecho de que fue Amelie quien me cuido y no Rebeca o mi madre, no me resulta tan alejado de la realidad, despues de todo fue su culpa que terminara en un lugar asi; matar a un idiota fue la mia.

Cuando la curacion esta lista busco mi camisa, no se que es lo que sucede, no comprendo los sueños extraños que tengo o si en realidad se trata de sueños sin sentido. Hay demasiadas preguntas en mi cabeza ahora mismo, pero la unica persona que puede darme una respuesta no aparece hace un dia.

—Puedo ver que eres muy resistente —La voz de Alana me sosprende. termino de bajar mi camiseta— Tu hermana tenia razon en eso.

—¿Que haces aqui?

Esta claro que no somos amigos. Dudo que sea amiga de alguien. Verla me inquieta, parece estar detras de un extraño plan del que todos parecen estar enterados menos yo, claramente estoy a la defensiva.

—Vengo por... —Hace una pausa mientras me escanea con la mirada— Bueno, son asuntos que deben resolverse.

Su rostro no me da señas de nada, de verdad es como un tempano de hielo. ¿Donde guarda las emociones esta mujer?

—¿Se supone que debo saber a que te refieres? Por si no te enteraste, no tengo ni puta idea.

—Lo sé y no me sorprende. Así vive Jenks.

No sé que demonios significa eso.

—Sigueme si quieres respuestas.

No me espera, da la vuelta y comienza a caminar hacie el pasillo. Su atuendo se me hace inusual, nunca la veo fuera de eventos, ahi unicamente usa vestidos elegantes que hacen notar su figura, muy diferente a los pantalones holgados junto al top de entrenamiento que lleva ahora.

Me guía por un pasadizo extraño al interior de la pared, no es un lugar que conozca, pero tampoco se me hace extraño que exista, hay muchos de estos por toda la mansión. Mientras más nos adentramos más oscuro se vuelve y gritos espeluznantes se hace cada vez más audibles. Pasamos por lo que parece ser unas celdas, no logro ver a nadie pero los lamentos me dan una idea de que sucede ahí.



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En el texto hay: familia, mafia, mafia amor odio violencia

Editado: 18.05.2024

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