Donde Coincidimos

Capítulo | 10

P.O.V: Nebraska Grey

Entro a mi departamente tratando de aclarar mi cabeza, tratando de hacer sinapsis. Luego de ese Sexy Buenas Noches, se inclinó y dejó un beso en la comisura de mis labios. Obviamente yo sonreí y me aleje lo más serena que pude hasta entrar a mi departamento y gritar porque esta noche me ha confundido más que nunca antes en mi vida, ni estudiar me dio tantos dolores de cabeza como ahora mismo.

Le marco a Mont porque dijo que me contactara con ella, o sea, dijo escríbeme pero esto amerita una llamada. Le vuelvo a marcar y por fin contesta, se escucha cansada y ya entiendo.

Mas te vale que todo haya ido bien porque sino me deberás mucho vino y comida.

—Pues entonces te debo de todo. Lo siento, sigue en lo tuyo.

Nebraska Grey, considerate muerta —se queja y yo río antes de cortar la llamada.

Decido darme una ducha, desmaquillarme y me acuesto. Mañana es lunes y tengo demasiado trabajo, por lo tanto necesito descansar lo suficiente. 

***

Amanezco completamente sudada, malditos los sueños o más bien pesadillas que no dejan descansar cómo uno quisiera. Me levanto y voy a darme una ducha de agua helada para bajar la temperatura de mi cuerpo. 

En toalla voy a preparar mi desayuno y comiendo vuelvo a vestirme, hoy con una falda gris tela de tejido canalé, larga que tiene tajos a los costados de las piernas que parten desde la mitad del muslo, llevo un crop top sencillo blanco que cubre hasta donde comienza la falda. Hace dos meses me operé las amigas y tengo que usar un top que las sostenga porque así señaló mi doctor y por ello no puedo llegar y usar vestidos. Me pongo las mismas sandalias de anoche y con eso estoy vestida.

Me hago mi maquillaje de siempre y mi cabello lo llevaré suelto hasta que me canse y lo ate. Pido un Uber porque no pienso usar transporte público por más económico que salga, no tengo ánimos suficiente como para ir en eso, todavía estoy superando la frustración de anoche.

—Horas pasa uno, horas —grito saliendo del departamento—. Que se joda, no vuelvo a ir a esas clases de box, no quiero verlo. Dinero perdido.

Salgo del edificio y el uber ya está esperando por mi, no saludo a nadie en mi camino, sólo avanzo al auto y este conduce, así de efectivo. Ojalá no lleguen esos que se aprovechan y quieren que nosotros le resolvamos la vida a sus hijos cuando son ellos mismos los que provocan que sus hijos estén como estén, pero si uno se los insinúa poco hasta nos denuncian. Hoy no llevo ánimos y ni el desayuno fue suficiente, además hace calor, el día está para arder como en el infierno.

Llego al edificio donde trabajo y tengo consideración con el chico y le cierro la puerta con cuidado, ni aparente con la de mi departamento que quedó giratoria. Entro a mi colsulta sin saludar a nadie, abro las cortinas y preparo mi espacio cómo a mi me gusta, saco la carpeta del primero en mi lista, es un chico con baja autoestima, homosexual e inseguro, sus padres son el caso de mierda que no quería.

—Hola, Aska —saluda entrando con su típica sonrisa de angelito—. ¿Todo bien?

—Sí ¿Tú?

—Bien, te traje tu favorito —me tiende el vaso de starbucks y noto que en realidad es mi favorito.

—Gracias —susurro y lo abrazo antes de tomar mi libreta.

Comienza la sesión y me enfoco en él y juro que me dan unas ganas de agarrar a sus padres sentarlos en las sillas de electroshock hasta lograr abrirle los ojos y que vean al niño maravilloso que tienen, pero siempre hay padres que no entienden que sus hijos no son su nueva oportunidad en el mundo. Agradezco que mis padres me apoyaran con todo lo que pudieron, de verdad, los amo.

—Gracias, Aska.

—Descuida cariño, recuerda que siempre estaré aquí en caso de emergencia.

Y sí, suena raro, pero es que hay pacientes que te necesitan y si no tienen cómo pagar muchas veces se reprimen, pero yo les digo que ellos vengan cada que quieran que siempre los voy a atender, aunque las políticas de la consulta no vayan aspi y yo tengo que dar de mi sueldo para que el centro tenga ganancias a partir de nosotros.

—Nos vemos, Aska.

Se despide y lo veo salir de la consulta, así llega una chica a buscarme reclamando que quiere verme cuando ni siquiera la conozco. Salgo y voy a la recepción a atenderla, tiene un leve parecido a la chica de ayer por la noche.

—Hola, yo soy Nebraska Grey.

—Hola, linda es que una de mis hermanas, Has, tiene un caso en el juzgado y dijeron que tú te harías cargo del tema psicológico.

—Tengo un único caso y me lo dieron para el primer día de octubre, hay muchos casos en el juzgado y ahí lo pueden tomar. Lo mío no son las fechas, yo la puedo atender cualquier día, pero por tema judicial, tengo que partir ese día.

—Pero dijeron que era por tus fechas.

—Mira, yo siempre atiendo casos así como el de tu hermana y siempre se aplazan una cantidad de días porque son casos complicados y se necesita de toda la observación posible y a veces todos no estamos disponibles y por eso se corren hasta que se pueda ver minuciosamente.

—Entiendo.

—Si por mi fuera la vería lo más pronto posible, sobre todo por el niño que hay de por medio.

—Claro.

—Pero ahí yo apenas pueda, la llamaré.

—Gracias.

Asiento y llamo a mi paciente a que pase a la consulta, por suerte resolví el tema. Para la hora del almuerzo le llamo a Mont para decirle que hoy no iré al gimnasio y no es por Edward, es porque Nate me llamó diciendo que tenía que reunirme con él, Josh y su abogado para poder resolver y llegar a pleno con el tema del divorcio. Aunque me dice que irá a cenar a la tarde para que le cuente todo lo de la cita.

—Holi —miro hacia la puerta y veo a Janice, viene sonriente y con un dorado en su piel que es de envidiar, sobre todo yo que soy bien pálida.




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