P.O.V: Nebraska Grey
Termino de atender a mi último paciente del día y me suelto el cabello, miro hacia el exterior y ya está anocheciendo, hoy fue el día de las emergencias y tenía que sacar tiempo de donde no hay. Reviso mi celular y tengo muchos mensajes por parte de Montana, los leo y me dice que tiene algo que decirme pero que no puede ir a mi departamento así que me pide que vaya al gimnasio y ahí charlamos.
—¿Hola?
—¿Sigues en el gimnasio?
—Acabo de llegar, hoy tardé un poco.
—Vale, entonces voy para allá.
—¿Te sientes bien?
—Acabo de terminar de trabajar, necesito un Starbucks.
—De camino consigues uno
Asiento aunque no me puede ver y corto la llamada, tomo mi cartera porque ya guardé y ordené todo lo de mi oficina. Me arreglo la falda que llevo hoy, es una tipo tubo de color negro muy mona que conviné con una blusa denim de manga corta que he atado a la altura de la cintura. Hoy vine con zapas porque es más cómodo y además utilicé transporte público.
Voy saliendo del edificio cuando tengo una video llamada con Nate y Erin, contesto y la chica chilla apenas me ve. Me subo al taxi y le doy la dirección.
—Oficialmente estás divorciada —celebra con una copa de espumante.
—No te creo ¿De verdad? —no quiero llorar si eso es falso.
—Sí, el juez no dio más pelea y le dio un plazo de treinta días para darte lo que pedías. Además de la orden de alejamiento —explica Nate sonriendo y abrazando a su esposa.
—Merecías tu libertad, Aska. Ahora puedes ir y coger a medio Baltimore porque eres libre —el señor se ríe y yo me sonrojo, pobre lo que tiene que escuchar.
—Ay muchas gracias —digo haciendo un puchero para no llorar.
—Cualquier día podemos salir y tomar algo —propone quien fue mi cuñada—. Tengo unos amigos que están solteros por si te interesa de volver la mano.
—Gracias Erin, pero prefiero estar soltera.
—Sexo sin compromiso, mejor —Erin es la mejor.
—Gracias, de verdad, los quiero muchos. Son lo mejores y claro que nos podemos tomar algo, cuando ustedes tengan tiempo.
—Sí —celebra la chica—. Amor, Aska aceptó. ¿Estás ocupada?
—Voy a ver a Mont y luego cenaremos juntas.
—Bueno, dale saludos. Te quiero.
Corta la llamada y yo espero a que el señor me deje donde le indiqué. Sonrío al momento de pagar porque tuvo que escuchar algo incómodo.
—Que tenga buena noche y disfrute de estar soltera, hay más hombres aparte de con el que se divorcio. No todos son iguales.
—Muchas gracias y lamento haya tenido que escuchar eso.
—Descuide, la señorita es una buena amiga.
—Es la mejor, sobre todo porque es la hermana del hombre del que me divorcié.
—La mejor sin duda —dice él riendo—. Tenga buena noche.
—Igual usted, buenas noches.
Bajo del auto y lo veo alejarse antes de entrar al gimnasio, saludo y explico que no vengo por clase ni a utilizar las máquinas, solo vengo para ver a mi mejor amiga que se encuentra haciendo lo que yo no. Al final me dejan pasar y voy a buscar a Mont, me suelto el cabello y avanzo donde ella.
—Hola —saludo a Mont que se encontraba con los ojos cerrados mientras descansaba.
—Hola guapa ¿Cómo te va?
—Bien, ya divorciada oficialmente. Erin me llamó para decirme.
—¿De verdad? —asiento con la cabeza—. Felicitaciones.
—Muchas gracias. ¿Qué me ibas a decir?
—Tu sabes que generalmente soy de salir con uno y con otro —asiento y ella comienza a hacer un ejercicios que supongo es para las piernas—, resulta que hace cuatro meses he salido con la misma personas y estamos de novios desde tu boda, entonces estos día he estado contigo pero realmente mi tiempo contigo ahora lo necesito para él y no quiero ser mala amiga tampoco.
—¿Estás de novia y no me dijiste? Eso es ser mucho más mala amiga que simplemente decir que quieres pasar tiempo con él —reclamo haciendo un puchero.
—Es que tu soltera y engañada, igual era raro —se defiende.
—Ya, no importa. ¿Me lo vas a presentar?
—Claro, cualquier día organizo una cita doble.
—Aska —giro mi cabeza hacia donde la chica que grita mi nombre.
—Avery —digo tratando de que no haga más escándalo del necesario.
—¿Por qué no viniste ayer? ¿Cómo fue la cita?
—Ayer tenía cosas que hacer y además de que termino las jornadas de trabajo demasiado tarde cómo para venir —señalo cansada—. Y de la cita, Edward cumplió con la apuesta.
—No me refería a eso, quería detalles, pero da igual —habla super rápido—. ¿Hoy no vienes a entrenar?
—No, no puedo quedarme, sólo venía por Mont.
—Cierto, te conocí ayer —saluda a mi amiga que sólo asiente con la cabeza mientras sigue haciendo sus ejercicios—. ¿Siquiera vas a saludar a Eddy?
—No lo sé, tengo cosas que hacer.
—¿Cómo qué?
—Cómo beber una botella de vino viendo hacia el puerto y disfrutando que estoy divorciada y soltera teniendo con suerte 25 años —el sarcasmo se cuela durante mi discurso.
—¿Divorciada?
—Sí, me casé y en menos de una semana acabé divorciada —menciono cansada de todo.
—Wow —musita sin saber que decir, a mi me pasa igual—. ¿No quieres saludar a Eddy? Ayer veía a la entrada cada cinco minutos por si llegabas.
—No lo creo, de hecho, me tengo que ir si es que Mont ya no me va a decir nada.
—¿Y si te invito a celebrar tu divorcio?
—Avery —grita alguien que ya conozco y me interrumpe lo queestba por decirle a la chica.
—Estoy acá —levanta la mano y el chico mira hacia donde nos encontramos, nuestros ojos se encuentran casi al instante y estoy que me desmayo.