Ahí estaba yo de nuevo caminando aquella casa de las mariposas para recuperar mis cosas, mientras trataba de no pensar en mi rodilla lastimada…
Tambien trataba de ignorar al amargado a mi lado, al final había decidido venir, porque… bueno no sé. Tal vez tenía conciencia.
—¿Quién tira su teléfono? —dice interrumpiendo el preciado silencio de la caminata.
Intenté ignorarlo mientras miraba alrededor y me decía a mí misma:
Solo concéntrate en la paz de la naturaleza y respira
—…ósea que clase de loca lanza su teléfono, incluso una zapa…—me pare en seco
—Tal vez debí dejar que los gansos te comieran los ojos
—solo digo que…
—Mira me importa muy poco lo que digas y ahora puedes callarte, tu voz me da jaqueca
—No quiero estar aquí
—Y yo no quiero que estés aquí, pero es lo que hay ¿por qué viniste?
Se encogió de hombros y esa fue toda su respuesta.
Suspiró como resignado e hizo eso el resto del camino. Mientras tanto yo intentaba que la vena en mi cuello no explotara de la desesperación de oírlo, aún faltaban unos 15 minutos.
Para no escucharlo decidí tararear una canción
—Hoy es un día normal
Pero yo voy a hacerlo intenso
Hoy puede apagarse el sol
Pero no la luz de mi alma
Algunos pájaros volaron despavoridos y un conejo corría desesperado, pero juro que no cantaba tan duro, ni tan feo. En fin, supongo que ese tampoco era mi talento
Me pregunte como en algún momento se me ocurrió que era buena idea entrar a una casa abandonada en medio de una carretera donde viven más animales y plantas que personas.
—En serio, en serio no he oído cantar a alguien más feo, lo juro —añadió Gael a su fastidioso suspiro de todo el camino —
—Cállate
—solo digo
—Pues cállate
Seguimos caminando por 10 minutos más, cuando visualizamos la casa, los gansos no se veían por ningún lado así que nos acercamos con cautela, ahí estaba mi preciada bicicleta. Sin embargo, mi teléfono…
—¿Por qué no te olvidas de tu teléfono? —susurra el chico con un poco de miedo
Para ser sincera estaba tentada a seguir su consejo, pero lo necesitaba realmente.
—No, debo recupéralo
—Pero los gans…
—Debo recuperarlo —afirmé
Avance hacia la casa con el ya no tan malhumorado Gael, sino con el falso valiente Gael, quien trataba de caminar con seguridad.
—¿hola? —susurre para ver si salía algún ganso
La puerta se abrió, y vimos una mujer de unos 35 años con cabello blanco, un vestido largo blanco, ojos verdes y el ceño fruncido, me miro:
—Ya se quién eres y tú también —pronunció señalando a Gael —han sido ustedes dos mocosos los que han destruido toda mi casa, pasen, AHORA —dijo con mal humor mientras se daba la vuelta hacia el interior de la vivienda.
Eso de pasen, no sonaba como una invitación sino como una orden, volteé a ver a Gael y simplemente asentí porque bueno… que otra opción teníamos.
—Han destruido todo, mis pociones, han asustado a mis pobre gansos
¿Nosotros los asustamos? —Pensé
—Si, ¡ustedes! —¿lo dije en voz alta?
—¿Sabes leer la mente?
—Lo dijiste en voz alta, genio —susurro Gael
—Le dieron un ataque de pánico a mis bebes y además destruyeron todo, no entiendo que hacían en mi casa y además tú chico amargado te sentaste en mi preciado sillón
—¿Cómo sabes eso? —inquirió Gael confundido
—Eso no importa, lo que importa es como me van a pagar
—Señora yo solo vengo por mi teléfono, lamentamos todos los daños, pagaremos.
—Yo solo vine acompañarla por su teléfono
—Creen que pueden pagarme con dinero, pues ¡no! Y tu jovencita no recuperaras tu teléfono.
—Ah, que triste, Lilith deberíamos irnos, lamento lo de tu teléfono, pero ella me asusta —dijo lo último en un susurro
—No irán a ningún lado —grito la bruja mientras se sentaba en el enorme sillón —antes ambos me pagarán, ambos.
—Esta es la parte donde toma nuestras almas —susurra el chico —o nos come vivos.
La bruja seguía sin decir nada, cuando de repente un gato negro salto a su regazo
—¿Bernardo? —pregunto Gael —¿Qué haces aquí?
—Me pagaran o yo me quedaré con tu gato y con tu teléfono —declaro señalándonos respectivamente.
—Claro que no, devuélveme mi gato —los ojos de la mujer brillaron a un verde más vivo
—Discúlpenos, le pagaremos
Gael hizo mala cara y bufo
Sentí que la casa se oscurecía
—¿Cómo podemos pagarle? —tartamudee
—estoy pensándolo, tarde mucho tiempo para hacer todo lo que destruyeron, mientras tanto cuéntenme porqué venían —dijo con cara pensativa, mientras acariciaba el gato
Ambos nos miramos, que mujer tan extraña primero parece muy enojada y luego vuelve a ser pasiva.
—¡Comiencen! No quieren verme enojada —dijo exasperada y luego con voz más amable —. Haber tu hijo, cuéntame que quieres tal vez pueda ayudarte.
En serio ella es quien Gael buscaba.
—Yo… quería preguntarte que… —dijo con voz nerviosa pues lo había tomado desprevenido la pregunta
—Puedes sentarte Gael —dijo señalando la alfombra —y tú también Lilian —¿Cómo sabía nuestros nombres? dudamos —siéntense ¡ahora!
Nos sentamos, inmediatamente
—Entonces…decías
—Lo que pasa es que, quería que me ayudara con Mar, Marina en realidad es mi novia, pero últimamente ha estado confundida y yo quisiera que tu me ayudaras a saber que le pasa, esta distante y… por más que intento que las cosas mejoren más se aleja, así que si tú me pudieras ayudar...
—Tiene un amante
Tanto la mujer como Gael voltearon a verme
—¿Qué? ¿es una suposición?
—cuéntanos tu problema —dijo ella con una sonrisa
—Si, me encantaría, pero podría devolverme mi teléfono antes.
—No, ahora ¡Dime por qué estabas aquí! O ¿solo viniste a dañar todo?
#8571 en Fantasía
#1878 en Magia
comedia, amistad amor ilusion tristeza dolor, comedia humor aventuras
Editado: 10.12.2022