Narra Einar
Lars y yo vamos con los caballos en dirección al reino, hago que mi caballo vaya lo más rápido posible, debo arreglar la situación y volver a por Farah.
Desde la primera vez que la vi en la mina de acero de damasco. En esa mina buscaban el acero para llevar a herreros y hacer las mejores espadas, pero esa gente eran esclavos, y eso no me gusta nada. Y ella estaba allí, vi sus ojos color esmeralda, pero se veían apagados, como si ya no tuviera ganas de seguir viviendo.
Entonces vi que su brazalete no la quemo, y quiere decir que no intento utilizar su magia, eso fue raro, ya que todos en algún momento desean utilizar magia para escapar o recuperarse de las heridas, o incluso por la noche no pasar tanto frío y dormir bien, aunque sea poco y nos queme el brazalete, algo de magia se consigue utilizar. Pero ella no, pregunté a algunos y todos solo decían que era una mujer fuerte y nada más, nadie sabe mucho de ella, tampoco le preguntaban, no querían que la golpearán más, ya que todos coincidían que no utilizaba su magia. Algunos decían que debía tener algún tipo de promesa, otros que tenía un hechizo.
Me interesé por ella, me preocupaba, la lastimaron por mi culpa, cada noche mientras la tenía en mis brazos ayudaba a su cuerpo a recuperarse, a que no sintiera frío con mi magia. A los pocos días la veía mejor, y me ofreció su ayuda para salir. Así que me ayudó y pudimos salir todos de allí. Salimos y ella estaba muy feliz, pero después se puso muy triste, no lo entendí. Le dejé su espacio para que pudiera pensar, y le mostré que podía confiar en mi, pero ella me aparto. En cuanto llegamos a ese pueblo y nos pudieron quitar los brazaletes, la vi y de ella salía una aura que nunca vi, no la escondía. Ella se fue a lavarse y me percaté que no volvía, pregunté y me dijeron que era pelirroja.
Existe una antigua historia, hace muchos años atrás, existía un pueblo, su ubicación nadie lo conoce, solo se sabe que eren muy poderosos en ese pueblo. La mayoría de sus habitantes poseían un detalle muy característico y era su pelo de fuego, seguro que no literalmente debían arder en llamas, pero así les decían. Esos habitantes tenían un animal para su protección, la mayoría de ellos eran dragones. El pueblo profesaban la paz y no querían discusiones con nadie. Aún así algunos reinos no les gustaba su poder mágico y mucho menos que tuvieran a su disposición animales tan feroces como dragones, fénix, grifos o lamasu. Pero de estos tres últimos solo son leyendas, al igual que el pueblo, ya que algunas historias dicen que no era un pueblo, sino que eran una familia y solo había un dragón. Otros simplemente dicen que es una fábula para los niños. Existen muchas versiones, en todas concuerdan con algo, que los demás pueblos los atacaron y mataron a todos incluso a sus animales. Dejando el planeta libre de estas personas.
Sea como sea, ella no es parte de ese pueblo, ella no sabe de magia, solo es una pura coincidencia, y debe vigilar ya que no hace mucho tiempo atrás mataban a cualquier persona que fuera pelirrojo, solo por leyendas.
- No me creo lo de que Farah sea de otro planeta, seguro que lo dice para que nadie la mate por ser pelirroja e invoque a un dragón - me dice Lars
- No seas supersticioso, ella quizá no sea de otro planeta, pero si es de otro sitio, ¿Recuerdas como se sorprendió cuando le mostramos la magia? No sabe utilizar su magia, y habla otro idioma - le digo - y otra cosa más, nunca se han visto ningún animal fuera de los comunes. Así que ya no existen los dragones, fénix, grifos, unicornios, pegasos, ángeles...
- Si, ya entendí - me dice con fastidió Lars - ahora pasemos a lo que importa, ¿Que tienes en mente?
- Le pediré que hagan una visualización del pasado, para demostrar que no fui yo. Me culparon con suposiciones y pruebas falsas. - le comento
- ¿Funcionará? Ya intentaste demostrar que no lo hiciste, y por suerte se apiadó de ti, aunque eso te dejaron al exilio. Si pisas el reino esta vez no creo sean benevolentes contigo
- Deben hacerme caso, debo saber quién fue el verdadero culpable. No pueden quitarme la visualización del pasado, es la obligación de la sacerdotisa del reino. Es lo que me comentó en el templo - le digo a Lars
Seguimos cabalgando hasta llegar a la entrada principal del castillo. Los guardias de la entrada me miran
- Debes irte, ahora mismo - me dicen
- Quiero verle - les pido
- ¿Estás seguro? Una vez dentro no podremos ayudarte - me dicen
- Dejadme entrar - insisto
Ellos se miran dudosos, pero asienten y me llevan a la sala del trono, donde en la silla principal esta sentado el Rey, al lado su madre y al otro lado el Coronel.
- Te dejé libre a cambio de no volver a pisar mi reino, ahora la sentencia será mayor, quizás encuentres la muerte al igual que mataste a mi padre - me dice el Rey
- Hermano, jamás maté a nuestro padre, debes creerme, nunca haría nada en contra del reino ni de mi padre - le digo
- ¿Como te atreves a pronunciarte como mi hermano? Tu ya no eres nadie aquí, ni mi hermano. - me dice enojado
- Vine para que la sacerdotisa haga una visualización al pasado - le digo - es su deber.
- Tu ya no tienes ningún derecho a pedir nada. Además si lo hace quedaremos al descubierto ante nuestros enemigos - me dice el Coronel
- La sacerdotisa del templo me ha prometido que si recibía una negativa por vuestra parte ella vendría para hacer la regresión al pasado, así no quedaréis al descubierto - les digo firme - enviad una carta y ella vendrá
- No hace falta que venga ella, no la vamos a molestar, tendrá mejores asuntos a los que atender - dice la mujer con frialdad.
Nunca comprendí como mi padre pudo casarse con esa mujer, después de que mi madre muriese cuando tenía apenas 1 año de edad. Me hubiera gustado conocer a mi verdadera madre, ya que esta mujer siempre me ha menospreciado.