Donde nacen los lirios

Capítulo 8: Cavando un túnel al corazón.

Al día siguiente amaneció sintiéndose pésimo, con los ojos llorosos y la cabeza doliéndole. Por supuesto que sus amigos se asombraron al verla en ese estado, tanto que a media jornada escolar tanto Dylan como Kim, cuyos ánimos encontrados respecto a ella se habían templado, estuvieron de acuerdo en que era mejor que regresara a su casa y descansara, aún con su malestar a Megan no le pasó desapercibido que Ian se la pasaba observándola desde lejos con cara de preocupación.

El profesor de matemáticas accedió a que se marchara, pensando que al menos así se desharía de ella y dejaría de llamar la atención; para el desagrado de Megan Ian se ofreció a acompañarla, así que le dedicó una mirada de odio. ¿No le había quedado lo suficientemente claro que no lo quería cerca de ella? Lo único que rogaba era que no se le ocurriera hablar de más. Sin embargo no tuvo que esforzarse mucho en hacérselo entender, de todas maneras el profesor no le permitió ir con ella. Salió pensando que al menos algo bueno había conseguido de ese resfriado.

Iba por el pasillo cuando de repente divisó una presencia conocida. Era él, el chico de cabellos obscuros. Lo observó a lo lejos, percatándose de que hasta ahora no sabía su nombre y tampoco tenía intenciones de preguntárselo. No tenía otra forma más creativa de hacer referencia a él cada vez que lo veía. Así que eso era lo máximo a lo que podía aspirar. Justamente venía caminando hacia donde estaba ella, así que entrecerró los ojos y se recargó en la pared. En vez de ir hasta él, lo espero, quería decirle un par de cosas.

Sí, con el único objetivo de echarle bronca. No podía aguantarse las ganas de pelear con él. Lo incitaba demasiado. Eso o su dolor de cabeza en verdad la había trastornado. Sin embargo el pasó a su lado con indiferencia, con la vista fija en el frente, como si no la conociera.

−¡Hey!−exclamó para llamar su atención. Sin embargó él no se dio por aludido, siguió su camino, sin quisiera voltear a mirarla. Megan se mordió el labio inferior. Le molestaba que él no se percatara de su presencia o que fingiera no hacerlo.

−Te estoy hablando−dijo yendo detrás de él, sin saber cómo llamarlo y cayendo en la cuenta de que realmente necesitaba saber cuál era su nombre.

−¿Qué quieres de mí? Chica problema−respondió sin mirarla, desde hace rato que la había visto pero había decidido ignorarla a propósito, así no se creería tan importante, merecía recibir una lección por su fea actitud− ¿Qué haces aquí? Se supone que deberías estar en clases−dijo aludiendo a los pasillos despejados de alumnos.

Le tomó desprevenida, en un momento de poca lucidez mental, por lo que respondió:

−Yo iba a...−Pareció meditar en sus palabras y reaccionó dándose cuenta de lo tonto de su respuesta−Oye, ¿por qué te debo explicaciones? Tú no eres nadie.

−Puedo llevarte a la dirección, andar merodeando en los pasillos está en contra del reglamento escolar. O qué ¿acaso eres una vaga?

−Claro que no.

−Entonces si no estás en clases ¿A qué te dedicas? ¿Nuevamente acosándome? ¿Para eso me esperabas?−se rió entre dientes.

−En tus sueños, idiota−rodeó los ojos y maldijo por lo bajo.

−No maldigas, ¿nunca te han enseñado que no debes ser tan grosera?

−Eso, como tantas otras cosas que yo haga, no te importa−replicó sonriendo.

−Claro, ya entiendo: la típica rebeldía juvenil. Pero tendrás que quedarte con las ganas de volverme a insultar; Si quieres dirigirte hacia mi tendrás que hacerlo con respeto−Le advirtió con un tono firme−Ese no es mi nombre.

Sí, pensó Megan nuevamente, ¿Cuál era su nombre? La cuestión comenzaba a tornarse imperativa. Aunque tenía las palabras en la punta de la lengua se guardó las ganas de preguntarle por ello, no quería enterarse porque se sintiera de alguna forma interesada en él, era solo que si sabía su nombre por fin podría dejar de nombrarlo como "chico de cabellos oscuros" o "desconocido insolente".

Al parecer él también se daba cuenta de que si ella no sabía cómo se llamaba seguiría en el anonimato, pero no se preocupó por presentarse.

Debo irme, tengo cosas que hacer no como tú, además veo no tienes nada interesante que decirme, chica problema−dijo comenzando a alejarse.

−Mi nombre tampoco no es chica problema−Le respondió, tratando de demostrarle poca importancia, con la misma seguridad que él había usado. Keythan se detuvo.

−¿En serio ese no es tu nombre?−la interrumpió burlonamente, dando unos cuantos pasos de regreso hacia donde estaba ella− Pues ese te queda perfecto, así debieron nombrarte desde que naciste−le hizo saber con un timbre de voz indiferente. Por supuesto que sabía su nombre pero le gustaba tomarle el pelo.



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En el texto hay: adolescente, romance, drama

Editado: 19.03.2019

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