Donde nacen los lirios

Capítulo 15: Suspiro azul.

Capítulo 15: Suspiro azul.

Sus dedos corretearon entre las cuerdas, enérgicos, pulsando, intercalando notas alargadas y dulces, y después veloces y rabiosas.

La guitarra vibraba, magnifica, como si fuese una extensión de si mismo antes que un instrumento, reflejando todo el entramado de sentimientos que llevaba dentro, como si aquella canción fuese propia esencia capturada.

Tras una breve pero contundente introducción acústica su voz brotó desde lo más profundo de sus pulmones. La letra no tuvo que pensarla, nació sola y la melodía fue el complemento ideal.

In some place a rain of stars falls.

A planet full of craters collapses and

and a blue invasion happens.

I can only think of blue

dreaming in blue,

eating in blue,

breathing in blue

In a blue world.

You made me crazy, do you know?

You burn my soul

you tear me to pieces

and the most vague look on your part

causes an earthquake

in the cortex of my heart

And not.

I do not think it's normal.

You are in the fibers of my skin.

My blue-eyed girl,

after meeting you

the world will never be

the same again

and the songs of the Beatles

make sense to me.

'cause I'm in love with you

I can only think of blue

dreaming in blue,

eating in blue,

breathing in blue

In a blue world.

Completely blue.

Repitió el estribillo un par de veces, agregó dos versos más y cerró con un rasgueo alegre y vivo, que resonó en su habitación, creando eco. Depositó con cuidado la guitarra sobre su regazo. Hubo un silencio y luego unos aplausos entusiastas atronaron. Alzó la mirada.

—Key, eso fue hermoso. Me encantó—Desde el hueco de la puerta Sarah le miraba con adoración. Él cantaba con una voz tan dulce y sedosa.

—Gracias—Una sonrisa iluminó el rostro de Keythan—Pasa—La invitó.

Sarah ingresó en la habitación y se sentó en la orilla de su cama, junto a él, quien se encontraba sentado, con la espalda contra las almohadas, a modo de respaldo. Estaba sin camisa, solo con su pantalón de pijama, de tela gris de algodón. Su cabello negro caía con descuido encima de su frente en rebeldes mechones.

—¿A dónde irás?—Aunque el reloj sobre su cómoda marcaba las 8:30, saltaba a primera vista que Sarah ya había cambiado su ropa de dormir y lucía un vestido muy delicado, acorde a la temporada, sin mangas, y sandalias de piso a juego, además de un sutil y sencillo peinado.

—A ninguna parte.

—¿Segura? Te ves muy bonita.

—¿Quién dijo que tengo que salir para verme bonita?—Se cruzó de brazos y elevó una ceja, desafiante—Puedo estar arreglada en mi propia casa.

—Bueno, tienes razón—Keythan asintió. Su rostro era risueño y sus ojos oscuros, que hasta hace poco habían estado opacos, contenían un brillo intenso.

—Anoche no te vi llegar—Le acusó Sarah, recostandose en la cama. El olor de las sábanas azules de Keythan era una mezcla de perfume masculino y un leve rastro de sudor, casi imperceptible, que constituía su propio aroma.

—Esa es una larga historia, pero ya estoy aquí.

—Lo dices tan tranquilo...

—¿Te preocupaste?

—Pues claro, ¿Quién me llevará al colegio y me servirá de despertador, con el ruido de su guitarra?

—¿Ruido? ¿En serio? Eso duele.—Fingió sentirse herido en el corazón.

Sarah le guiño un ojo.

–Eres un nene, no aguantas nada. Tu sabes que tocas maravilloso—Él le alegraba todas las mañanas. Las fiestas o reuniones familiares no eran lo mismo sin él interpretando sus canciones.

Keythan se rio.

Sarah lo observó, sintiéndose contagiada por su felicidad. Extrañaba verlo así. Los últimos días lo había notado demasiado tenso y huraño y le pareció que, de alguna forma, hoy su alma estaba en paz.

La luz ambarina del sol entraba por la ventana y él ahí, sobre la cama revuelta, con la guitarra en las piernas, una mano posada casualmente encima del mástil, y el abdomen y los brazos al descubierto, era dueño de un aspecto desenfadado. Le extrañó notar que usaba un anillo de plata en el dedo medio derecho –él no solía llevar nada encima– y el accesorio, en sus manos largas y grandes, llamaba la atención, le daba un aire entre extravagante y muy varonil. Era la imagen perfecta para la portada de un disco tipo indie rock. Él siendo un cantante famoso, con millones de fans alrededor del mundo. Pudo visualizarlo a la perfección.

Siempre había pensado que sus dos hermanos eran muy guapos, Noah tenía lo suyo, con ese porte intelectual y su sonrisa mordaz, pero Keythan era él más atractivo de los dos, tenía a varias chicas tras sus huesos, y como prueba viviente de su sex appeal, estaba su novia, la famosa y codiciada bailarina, Juliette. Si un cazatalentos lo encontraba seguro que querría explotar su imagen añadiéndole un toque mucho más atrevido y sensual.



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En el texto hay: adolescente, romance, drama

Editado: 19.03.2019

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