Josephine se asustó un poco cuando vio venir a Beth corriendo a toda velocidad, había salido temprano a ver a Emma, y ahora venía entrando al jardín corriendo, sujetando su vestido de forma poco elegante , con el cabello desordenado y la cara levemente sonrosada. El miedo inicial se había desvanecido al ver la expresión de su hermana, fuera lo que fuera que la había puesto en aquel estado parecían ser buenas noticias.
-Emma…se va…a Londres…y sonrió, Jo-le dijo llegando hasta ella, casi sin aliento.
-Beth Lawrence, respira , ven al banco y cuéntame , en orden. ¿Por qué has venido corriendo?
-Ah, es que quería correr pero a otro sitio…pero no podía…y…
-¡Beth!-la reprendió y la llevó hasta el banco que había junto a las margaritas.
-Lo siento- dijo su hermana menor, se sentó, respiró y empezó a contar ordenadamente para satisfacción de Jo- Fui a ver a Emma, esperaba que volviera a rechazar mi visita, pero no, aceptó verme. Y estaba en la sala, no escondida en su habitación, y sonreía Jo, no como antes, pero sonreía. Dijo que tenía buenas noticias para darme y me contó que irá a Londres. Le ofrecieron un trabajo de tutora, el padre es viudo y con una niña pequeña. Sabes que Emma siempre amó los niños y me dijo que ya que no podrá tener su propia familia, le gustaría cuidar a la pequeña. La familia ha dado el visto bueno para que acepte el empleo y vaya a Londres, creo que aceptarían que vaya a Oriente si eso la saca de la tristeza. Y me preocupé , quiero decir estará sola allá, y si alguien le hace daño de nuevo, pero Emma dice que estará bien. Además su empleador es un hombre muy honorable, Gabriel Devereaux responde por él. Porque ¿no te lo dije, verdad? , pero fue él quien los contactó, él sugirió que Emma fuese la niñera de la pequeña, el padre es amigo suyo y necesitaba a alguien que lo ayudara con la crianza de la niña, ya que su vieja niñera se retiró al campo por razones de salud. Y Gabriel pensó en Emma, habló con los Collins y su amigo envió cartas para explicar las condiciones y garantizar que Emma sería bienvenida y cuidada ¡Ay , Jo!, estoy tan feliz! Quiero creer que en Londres le esperarán buenos momentos, que podrá empezar de nuevo y dejar su dolor atrás.Y sé que Gabriel no la enviaría a un mal lugar, no preguntes cómo, pero lo sé.
-¿Entonces a donde querías ir corriendo era a agradecerle? – preguntó su hermana con aquella intuición tan particular.
-Sí, no…quiero decir , sí quiero agradecerle, y me sentí tan feliz. Pero no puedo ir corriendo a su casa, hasta yo sé que no puedo. Así que solo empecé a correr, era como si al liberar a Emma también me liberaran a mí. Y quería contarte.
-Entiendo, Beth y también estoy feliz por Emma, y agradecida.
-¿Verdad que sí? Quiero decir ninguno encontraba una solución y el señor Deveraux la encontró. Quiero agradecerle y no sé cómo.
-Escríbele una carta- sugirió Jo.
-No, no…también eso sería raro, no somos tan conocidos, prácticamente somos extraños, sería muy raro que le escribiera. Además quiero agradecerle personalmente, cuando lo vuelva a ver.- se explicó y Jo sonrió levemente.
-¿No estás organizando la fiesta de cumpleaños para la señora Prescott este fin de semana? Puedes asegurarte que lo inviten
-¿Y si no va?
-Estoy segura que irá, pero si no lo hace, lo verás en la fiesta de primavera. Ya falta muy poco.
-Tienes razón- aceptó ella.
A Beth le gustaba celebrar cumpleaños y organizar las fiestas de su familia o conocidos, le parecía que festejar el cumpleaños de alguien era hacerle saber lo agradecido que uno estaba por esa existencia.
Esta vez había puesto todo su esfuerzo en celebrarle el cumpleaños a la señora Prescott que cumpliría setenta años, era viuda, además sus hijos y sus nietos se habían marchado en Dorset y a Beth le parecía muy triste que nadie la festejara, sobre todo porque era una persona que ella quería mucho. Siempre había sido muy cálida y cariñosa, jamás hacía comentarios maliciosos y, cuando había sido más joven y su movilidad había sido buena, había ayudado a quien lo necesitara. En su juventud había amado los bailes tanto como la joven Lawrence lo hacía. Ahora salía poco y se dedicaba a bordar o pasar tiempo con aquellos que fueran a visitarla. Así que Beth había organizado una fiesta para llevarle a la casa, la señora Prescott se había negado inicialmente para no causarle molestias, pero era obvio que la idea la entusiasmaba y había cedido. Igualmente ,salvo abrir las puertas de su casa y escribir las invitaciones, no había tenido que hacer nada más.
Beth había preparado la comida y encargado postres de la señora Peackot , además varias amigas de la señora Prescott habían contribuido con sus platillos más reconocidos. La joven había ido de un lado al otro organizando, luego había decorado la casa con guirnaldas y flores, y había conseguido que una pequeña orquesta animara la velada.
Había sido agotador, pero muy satisfactorio porque le gustaba hacer felices a la gente que la rodeaba.
El día del evento estaba absolutamente ansiosa, deseaba que todo saliera a la perfección.
-¿Tus Marshall no llevaran su Erizo, verdad?- le preguntó a Jo preocupada haciendo referencia a los mellizos de quienes era tutora y su pequeña mascota.