No se había quedado hasta el final del baile pues su madre había dicho que no se sentía bien y que quería marcharse a casa, había sido en un tono que no admitía discusión.
Beth había tenido que aceptar regresar con su familia. Gabriel también se había retirado tras prometerle visitarla al día siguiente.
El silencio en el carruaje era abrumador, su madre se veía demasiado seria, su padre había intentado hablarle pero ella había respondido que cuando llegaran a la casa. Y Josephine estaba callada, demasiado callada.
Su hermano no los había acompañado y Beth se sentía sumamente desconcertada. Sentía que algo había sucedido, pero no sabía qué ¿Josephine había peleado con alguien por defenderla? Porque su hermana tenía poca tolerancia para los comentarios malintencionados.
Estaba intrigada y preocupada. Intentó hacer contacto visual con Jo, pero su hermana la ignoró o al menos parecía estar demasiado sumida en sus propios pensamientos para entender sus señales.
Al llegar a la casa, su madre convocó a una reunión familiar, su hermano que estaba durmiendo se vio obligado a levantarse y reunirse con ellos. Una vez todos reunidos, su madre lanzó la pregunta más inesperada.
-¿Y bien Josephine? ¿Cuál es tu relación con Leonard Knigth? – preguntó y todos giraron la cabeza hacia Josephine, incrédulos, sin entender.
Jo pareció dudar, como si no supiera que responder. Bajó la mirada un segundo y luego los miró, decidida.
-Empezó hace casi cuatro años…- inició Jo su relato y lo concluyó contándoles lo que había sucedido en el baile esa noche, aunque parecía reservarse algo pues ella y su madre cruzaron miradas sospechosas.
Era la historia más inesperada, parecía tan impropio de ella ,pero al mismo tiempo parecía estar impregnada de su esencia.
Josephine Lawrence tenía un amor secreto y había sido revelado en el baile de las Bowman. Y ahora estaba prometida con el Capitán Knigth.
Beth estaba tan sorprendida, había tanto que quería decir y preguntar, pero solo pensó en que aquella situación llevaba años.
-Jo, ¿tanto tiempo?- preguntó conmovida a su hermana, en su mente estaba atado cabos y ahora entendía todo lo que antes habían sido solo suposiciones.Y entendía aquellos días en que Jo se había perdido a sí misma.
-¿Entonces lo quieres? – preguntó su padre superponiéndose con ella.
-¿Cómo crees que Dios hace tratos así? –preguntó su madre enfadada al mismo tiempo.
-¿Te has callado todo esto tanto tiempo?- preguntó su hermano tan sorprendido como ella misma.
Jo sonrió al recibir tantas preguntas a la vez.
-Solo diré que no soy experta en romances, y que cuando hice esa promesa estaba desesperada. Ahora puedo ver todo desde otra perspectiva, pero es que también ahora estoy libre de las preocupaciones, ya no estoy atrapada en mi mentira. Leonard me acepta y me quiere tanto como yo a él, y siento que soy un dique de emociones que alguien acaba de derribar, y ahora simplemente fluyen incontenibles, así que ni siquiera sé si estoy respondiendo a sus preguntas o no. Han pasado tantas cosas- dijo respondiendo todo y a la vez nada.
-Ya lo creo- masculló su madre.
-Tienes razón, Josephine, han pasado demasiadas cosas y es muy tarde. Será mejor que descansemos y mañana hablaremos de nuevo- sentenció su padre y aunque todos tenían mil preguntas que hacer, aceptaron dejarlas para el día siguiente.
Pero a Beth no se la podía distraer tan fácil. Ella necesitaba preguntar y saber. Cuando todos fueron a dormir, se cambió el atuendo del baile por su ropa de dormir y luego fue hacia la habitación de su hermana. Entro casi sin hacer ruido, para no despertar a sus padres.
-¿No creerías que iba a dejarte en paz, verdad?- preguntó mientras se acostaba al lado de Jo como cuando eran niñas.
-Tuve la esperanza de que sí- contestó pero no lo decía en serio
-Imaginé que no podrías dormir.
-Ahora estoy segura que no podré dormir, vas a hacerme mil preguntas. Y Beth, juro que no tengo respuesta para la mayoría de ellas-le dijo con sinceridad
-De acuerdo, entonces solo te haré una pregunta, la más importante , ¿lo amas?- le preguntó, pues en verdad era lo que le importaba en aquel instante. Mientras se cambiaba había temido que quizás Josephine se había vuelto enredada en toda aquella situación y que quizás no estaba preparada para casarse con Leonard Knigth.
-Sí, lo amo- respondió serena, casi con orgullo.
-Me alegro mucho por ti, Jo. Sabía que no podrías tener un romance común y corriente, no va contigo- le dijo y se acurrucó contra ella-Quiero que seas muy feliz.
-Lo soy- respondió y esta vez era completamente cierto.
-¿Jo?- llamó a su hermana.
-¿Qué?
-¿Sabes que , aunque pocos lo sepan, eres el escándalo anual del baile de las Bowman?- preguntó divertida.
-¡Oh cielos! LO SOY - reconoció- Diría que traté de evitarlo, pero mentiría. Leonard va a divertirse con esto – dijo casi para sí misma y Beth sonrió. Parecía que no debía preocuparse por su hermana.
El día siguiente fue más sorpresivo aún, pues el capitán Knigth se presentó apenas terminaron de desayunar para pedir la mano de Josephine oficialmente. Su madre les hizo señas, así que ella y su hermano permanecieron callados y lejos del salón, pero no se perdieron ninguna palabra. Y cuando todo estuvo arreglado y sus padres satisfechos con las respuestas de Leonard y Josephine, su madre le pidió que trajeran té y les permitió unirse a la conversación.
Leonard charló un poco con ellos, aunque aún se lo notaba incómodo, era obvio que estaba dando lo mejor de sí para caerles bien, y que ese esfuerzo era para complacer a Jo. Cuando se despidió, su madre le permitió a Josephine que lo acompañara. Momentos después, Gabriel llegó de visita, Beth pidió permiso y casi lo arrastró hacia afuera con la excusa de dar un paseo por el jardín.