Capítulo 14: Promesas.

Un lamento desgarrador perturbó la paz y el silencio que hasta entonces reinaba en el área, y los ojos de aquellos presentes buscaron inmediatamente la fuente del sonido.

—¡Alek!—

Niza reconoció a quien se hallaba de rodillas en la orilla del lago y, alertada porel grito, corrió inmediatamente hacia él, seguida por Marco.

—¡¿Qué estás haciendo ahí!?—

Pero a los oídos del chico no llegaba ninguna voz. Su atención sólo estaba centrada en los dos cuerpos que ahora se hallaban en la orilla.

Marco lo tomó por los hombros al llegar junto a él, intentando averiguar el porqué de su lamento, mientras Niza observaba los cadáveres estupefacta. Al darse cuenta del estado de Alek, una macabra sospecha llegó a la mente de la chica.

—¿Acaso tú…los conoces?—observó su rostro, cubierto en lágrimas. Fue entonces cuando notó que no necesitaba escuchar la respuesta a su pregunta.

—¿Tu familia, Alek?—le cuestionó también Marco. Niza le tomó por el hombro para llamar su atención y asintió con zozobra, pues la explicación saltaba a la vista.

Los tres permanecieron en silencio por unos minutos. Poco a poco los sollozos del chico se iban acortando, aunque la expresión de dolor en su rostro seguía intacta. Tanto Niza como Marco esperaron un tiempo prudente para volver a mediar palabra con él.

—¿Rogue ordenó hacerles esto?—preguntó indignada.

—Fue por mí—respondió Alek—Los persiguieron por m culpa, por protegerme—

Marco dio un par de pasos hacia en frente y se agachó hasta poder observar su rostro—Tal vez no seamos las personas indicadas para esto—le expresó con seriedad el soldado—Pero te expresamos nuestras condolencias, hijo—

Alek asintió débilmente, agradeciendo el poco consuelo que le intentaban brindar. Marco tenía razón, en ese momento hubiera deseado tener el apoyo de sus amigos de toda la vida, pero a ese punto desconocía tanto su paradero como si se encontrarían con vida.

—Señorita Niza—una de las hadas que observaba la escena desde la distancia llamó la atención de la hija del rey. Ella volteó de inmediato con el rostro aún lleno de consternación; no estaba lista para lo que estaba a punto de escuchar—Tal vez no lo sabe aún… pero el shofar sonó desde el oeste… siete veces—

—¿Siete veces?—recalcó el número con notable preocupación en su voz—Eso quiere decir... —

—Una amenaza ingente— Marco, que se encontraba a unos pasos, no pudo evitar escuchar la noticia y decidió completar la oración—Rogue y su ejército…—susurró con un semblante sombrío.

—¿Informaron a mi padre?—

—Un grifo fue enviado a él, señorita—respondió la bella criatura mientras retrocedía tímidamente, intentando regresar a la seguridad de los árboles—Creímos prudente hacérselo saber ahora que está aquí—fue lo último que dijo antes de retirarse por completo.

—Debemos ir con Fares, de inmediato. Hay que actuar lo más pronto posible—dijo Marco.

Niza asintió decidida, pero no pudo evitar girar su cabeza hacia el chico que aún se encontraba de rodillas y en silencio junto a los cuerpos sin vida de sus padres.

—¿Rogue y su ejército?—la pregunta de Alek los tomó por sorpresa—¿Están aquí?—

—N-no lo sabemos, pero es una posibilidad—respondió la chica, un tanto extrañada por su tono de voz, totalmente diferente al que le había escuchado previamente.

—Hijo, no es un asunto del que tengas que preocuparte ahora—dijo Marco mientras ponía de nuevo una rodilla en el suelo para acercarse—Y descuida, ordenaremos a alguien para que lleve a tus seres amados a un lugar digno para despedirse—

El joven, aún con el rostro hacia abajo, negó con la cabeza.

—Quiero ir—respondió fríamente—Quiero enfrentarlos—finalmente dejó ver su rostro por completo. A pesar de que sus ojos aún guardaban lágrimas ansiosas por salir, éstos reflejaban enojo, rabia e impotencia.

Pero el deseo que predominaba en su cabeza era más que claro: venganza.

…

El sonido del trote acompañaba el avance del grupo de centauros; tres de ellos cargando con Irene y los “desertores” del otro lado.