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Desperté gracias a gritos que provenían de afuera de mi habitación.
Pude reconocer las voces de Matthew y Chase que se encontraban discutiendo.
-Llevan 20 minutos así-Comenta Annie quien logra que me sobresalte de la sorpresa.
-No quise asustarte, ¿Cómo estas?-Preguntó.
-Supongo que bien-Contesté.
-Estuviste una hora sin poder dormir, tenías muchas pesadillas, hace como media hora fue que pudiste dormir bien.
-¿Qué hora es?-Pregunté confundida.
-Casi las 5:00pm.
-Oh.
-Esto se le fue a Matthew de las manos-Murmuró.
-Él no sabe el porqué de mi miedo. No puedes culparlo al no saber las consecuencias-Ni siquiera yo sabía el porqué lo defendía.
-Me preocupé mucho por ti-Confesó-Pensé que te íbamos a tener que llevar al psiquiatra. Te veías muy mal.
-¿Que tan mal?
-Como una loca en un manicomio-Reímos, pero nos detuvimos al darnos cuenta de que todavía no habían parado de discutir.
Me di cuenta de que seguí con la ropa y los zapatos anteriores así que decidí cambiarme por algo un poco más cómodo.
-¿Qué haces?-Preguntó.
-Voy a ir a caminar, necesito pensar.
Me cambié de ropa por una un poco más cómoda.
Y salí de la habitación encontrándome con Chase y Matthew quienes pararon de pelear al verme.
-¿A dónde vas?-Preguntó Chase confundido.
-Voy a caminar por el campus un rato-Expliqué con la miraba baja.
-¿Quieres que vaya contigo?.
-No, gracias-Nos quedamos mirando un momento, y durante ese corto momento estuve pensando en todas las veces que Chase a estado para mi. En todas las fiestas a las que dejó de ir cuando eramos chicos porque yo tenía miedo de que alquilaran algún payaso. Inevitablemente me acerco a él y lo abrazo tratando de que entienda lo agradecida que estoy con él.
-Te quiero-Susurro.
-Yo a ti más, enana-Responde sonriente. Me separo de él al recordar el porqué salí de la habitación y que Matthew está justo al lado de nosotros.
-Adiós.
.
.
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Árboles y más árboles. Me encanta. Mi padre tenía razón, este internado es enorme.
Desde pequeña mi madre me enseñó a amar la naturaleza. Al principio no le prestaba atención, pero después empecé a darme cuenta que todo lo que decía era verdad. Ella decía que si te encuentras en medio de árboles y más árboles, te concentrabas en el gran silencio de la nada. Respirabas profundamente y por un momento te llegabas a sentir libre. Cómo si no tuvieras ningún problema. Que no importaba si tuvieras alguna enfermedad. En ese preciso momento se te olvidaba todo lo malo, y justo en este momento le creo más que nunca.
Simplemente encontrarme acostada en el césped mirando hacia el cielo me ayudaba. Gracias a Dios ya casi no hay sol, porque si no ya estuviera ciega.
-¿Me puedo sentar?-Escuché una voz detrás de mí, la cual reconocí como la de Matthew.
-Claro-Me senté aún sin verlo.
Silencio. Eso era lo que se escuchaba en este momento.
-Lo siento-Se disculpó-Por lo del pasillo, de verdad. No sabia que eso te afectaba tanto-Me miró apenado.
-Tú dices que me conoces ¿No?-Me miró confundido- ¿No?-Repetí.
-Sí-Murmuró.
-Entonces ya sabrás que es lo que te diré con respecto a tu disculpa-Dije con mi mirada fija en el árbol que se encontraba a tres metros de nosotros.
-Me dirás que eres alguien que con gran dificultad logra perdonar a alguien-Aseguró lo miré sorprendida. Cruzando miradas por primera vez desde el incidente en el pasillo.
-¿Cómo lo sabes?-Pregunté sorprendida, a pesar de que según él "me conocía".
-Ya te dije que te conozco.
-¿Por qué dices que me conoces? ¿Qué te hace pensar lo haces?-Interrogué.
-No lo sé-Contestó, lo miré confundida.
¿Cómo que no lo sabe?
¿Acaso es idiota?
-Simplemente siento que es así, y sé que no eres de confiar en las personas. Pero por alguna razón siento que me debes contar el porqué te afecta tanto todo esto. Sé que es extraño, ya que se supone que nos odiamos a muerte. Pero te aseguro que con respecto a esto si puedes confiar en mi.
-¿Por qué razón te lo tendría que contar?.
-¡Simplemente quiero saber Mackenzie! Quiero saber que es lo que te sucede cada vez que ves algún payaso. Porque te aseguro que esto no es un estúpido miedo cualquiera-Exclamó-Es tú decisión si me lo dices o no-Dijo más calmado-Mackenzie, yo siempre te he visto como alguien fuerte, decidida, una guerrera. Alguien indestructible-Su mirada cada vez se me hacia mas intensa- Y cuando te vi ahí se me rompió el corazón. Porque lo que te debió de haber pasado tuvo que haber sido horrible. Y el saber que yo te haya recordado ese mome...-
Tengo que decirle.
-Fue cuando tenía 8 años-Confesé, y me miró confundido.
-¿Qué?
-Te lo estoy contando, idiota.-Expliqué.
-Oh, sí-Comprendió.
-Pues fue cuando tenia 8 ocho años. Mi madre llevaba apenas cuatro meses de muerta y yo estaba realmente mal ya que una prima muy cercana de mi madre no dejaba de culparme a mí sobre su muerte. Decía que si yo no fuera una estúpida niña malcriada ella seguiría aquí. Y en parte es verdad, ella se subió a ese auto porque yo tenía antojo de comer pizza y ese día no había servicio a domicilio. Y fue donde murió, en un accidente de auto...
-Ey, no fue tu culpa-Me interrumpió.
-Di lo que quieras.-Rodé los ojos. Estaba harta que dijeran eso, cuando yo sabía que era así.- En fin, como ya te dije yo me sentía horrible. Porque aparte de lidiar con la muerte de mi madre tenía que lidiar con las acusaciones de su prima y el despecho de mi padre. Chase, Angela y mi padre me convencieron de ir a la fiesta de cumpleaños de un compañero de clases. Para despejarme un rato, la cual se celebraba en un parque de diversiones...