Kendall Nicolls.
16 años.
Nacida el 16 de agosto de 1999.
6 días después de que nació Chase.
Su padre abandonó a su madre cuando se enteró que ella estaba embarazada y ella creció sin una figura paterna. Por lo cual lleva el apellido de su madre.
Es hija de Melanie Nicolls, una no tan reconocida diseñadora de modas, pero algunos reconocen su nombre.
Su madre ha estado buscando algún hombre millonario y conocido desde que tuvo a su hija, para enamorarlo y que él la hiciera conocida.
En un evento al que ella fue invitada conoció a mi padre, mi madre para ese entonces seguía viva así que por obvias razones él no cayo en sus garras.
Cuando se enteró que mi madre falleció quiso de nuevo tratar de conquistar a mi padre.
Lo cual no consiguió.
Así que lo atormentó durante 5 años más hasta que yo me enteré de lo que sucedía y le afeité las cejas mientras dormía.
Si, entré a su casa a media noche para hacerlo con tan solo 14 años.
Cuando se enteró que había sido yo, se alejó de mi padre y mi padre-sorprendentemente- me lo agradeció y fin de la historia.
Hasta ahora.
Según lo que me dijo Ashley, la madre de Kendall odia a mi padre ahora y ella al enterarse que entré a este internado le exigió a su hija que me hiciera la vida imposible.
Para vengarse de mi padre.
Ella cree que mi padre me ordenó ir hasta su casa a raparle las cejas.
Que mujer tan idiota.
¿Acaso no sabe que los hijos tenemos ideas propias?
Claro, como su hija no los tiene, ella cree que todos somos iguales a ella.
¡Nadie es tan inútil!
-Tenemos que raparle la cabeza-Sugirió Blaire, reí.
-¡No! No se van a arriesgar de esa manera solo por vengarse de una chica-Regañó Annie.
-¡A ella no! ¡A Chase!, ¿Cómo se le ocurre decir ese montón de cosas a Mack? ¡Es su mejor amiga!.
-Era-Corregí y ellas me miraron confundidas.
-Mack...
-Tal vez quiera que él abra los ojos. Pero no significa que vamos a volver a ser mejores amigos. Todo lo que él me dijo, nunca se lo voy a perdonar. No le puedo perdonar que haya mandado a la mierda todos esos años de amistad por una idiota salida de la nada.
-Pero Mack... ustedes son inseparables, es imposible que dejen de serlo-Annie me miraba preocupada.
-A veces lo imposible se vuelve posible.
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-¿Ya tienes la información?-Preguntó Matthew al sentarse a mi lado.
-¡Hola kenz! ¿Cómo amaneciste?, bien. Gracias por preguntar-Dije sarcástica, rió.
Rodé los ojos.
Él tomó delicadamente mi mentón con sus manos y volteó mi cara para quedar de frente.
-Buenos días-Juntó mis labios con los suyos en un tierno y rápido beso.
Sonreí.
-Si, ya conseguí información.-Proseguí a contarle todo lo que había investigado sobre Kendall Nicolls y le conté de la breve historia que su madre había tenido con mi padre. Justo cuando acabé el profesor entra al aula para empezar la clase.
-No lo soporto-Gruñó Matthew.
Siempre comentaba lo mucho que odiaba a ese profesor y las ganas que tenía de lanzarle el balón de Fútbol Americano de Aaron por la cabeza.
Al terminar la clase nos dirigimos a la cafetería para encontrarnos con todos.
Entramos y después de agarrar nuestra comida nos sentamos en nuestra respectiva mesa.
-Cada vez esta mesa queda más vacía-Bromea Matthew mientras se sentaba.
Pero a mi no me resultó gracioso.
-Hablé con Chase-Saltó Aaron, todos lo miramos para que prosiguiera.
-Dice que está dispuesto a hablar contigo-Ahora todos me miraban a mi.
-Pero yo no quiero hablar con él. Ya lo dije y no lo pienso volver a repetir. Quiero que abra los ojos, pero en mi mente no está perdonarlo.-Aclaré seria.
En ese preciso momento la puerta de la cafetería es abierta de forma violenta y entra un Chase enojado que se dirige a nuestra mesa.
-¿Por qué le hiciste eso a Kendall?-Me preguntó enojado inclinándose en la mesa con sus manos apoyadas en ella.
¿De qué carajos habla?
-No sé de que hablas-Dije con mi mirada en el plato concentrándome en cortar el pedazo de carne que tenía frente a mi.
-¡No te hagas!-Exclamó sorprendiéndome.
-¿De qué hablas? ¡Yo no he hecho nada!-Me levanté de mi asiento colocándome en la misma posición de él.
-¡Le pintaste el cabello de negro mientras dormía idiota!-Gritó enojado.
¿Que yo qué?
¿Pero cuand...
¡Esa idiota!
-¡Yo a esa maldita ex-pelirroja no le he hecho nada!-Aseguré.
-Pues no te creo-Me miró desafiante.
Alcé una ceja.
-¿Qué te hace pensar que me importa que me creas?-Lo reté-Antes quería abrirte los ojos, ¿Sabes qué? Prefiero que lo hagas tu mismo. Pero déjame decirte que cuando te des cuenta de todas las cosas que está haciendo esa zorra para separarnos, recuerda que ya no voy a estar ahí para ti-Cogí mi bolso y salí de la cafetería.
Ya no lo voy a ayudar.
Ahora voy a dejar que se pudra mientras ella juega con él hasta que por fin se dé cuenta de lo que realmente está haciendo esa inútil.
Pero yo no voy a estar para decir te lo dije.