Altas, flacas, Bajas, Rubias, Morenas y pare de mencionar.
No soy el típico casanova, solo soy un hombre normal, con una carrera lustrosa, con un futuro brillante pero sin la compañía de la personas mas importante de mi vida.
Desde su muerte todo cambio, yo soy el culpable, nunca estuve para el, y todo por mi intento fallido de ser el chico malo, nos separamos y cuando vuelvo para que podamos estar juntos y estrechar nuestros lazos, la muerte lo arranca de mi lado, sin preguntar.
Salgo de mi oficina y camino sintiendo la mirada de todo el personal femenino, alto, rubio, ojos azules que más le puedo pedir a Dios, las mujeres casi se me tiran pero a mi edad busco alguien con quien sentar cabeza.
Tomo el ascensor hasta la planta de diseño y observo el equipo, camino con firmeza hasta la oficina del director causando diversas impresiones, sus ojos se abren en sorpresa al verme llegar.
—¿Tienes lo que te pedí? — pregunto mirando al hombre frente a mi.
—No pensé que llegarías hoy — responde tímido.
—Hoy vine y hoy me voy, me marcho para San Francisco en dos horas, así que ve pensando cono le haces, Henry tu trabajo esta en juego. — digo en un tono amenazante
—Ya voy señor, llevare los planos a su oficina, antes de que se vaya.— responde asintiendo varias veces y tomando el teléfono.
—Eso es rápido, ni un minuto mas ni un minuto menos – digo esto y salgo de su oficina.
Camino de vuelta a mi oficina, este viaje generara cambios en mi empresa, una asociación es importante y millones de dólares entraran a mi cuenta, miro el reloj y hago lo que menos me gusta esperar.
Después de esperar casi una hora Henry entra con los planos de los edificios que pienso construir, son una belleza, los tomo en mano y llamo a mi chofer, las maletas ya están en el carro, de camino a el aeropuerto llamo a un amigo para que me pase buscando y llevarme a la residencia en California.
Tres malditas horas, no me gusta viajar en avión, vas incomodo y con viejos gordos sudorosos, salgo del avión y retiro mi maletas, observo a Stephen a lo lejos, hace una seña en la mano y me acerco a el, estrechamos nuestras mano y nos damos un abrazos, salimos y ubicamos su auto en el aparcamiento.
Su casa esta en una zona cerca a la playa — ya se de donde sale su bronceado — su esposa sale a recibirnos y entramos a la casa, me conducen a el cuarto de invitados, es un hogar acogedor nada comparado a mi casa es fría y solitaria.
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Ya he contactado a mi futuro socio, esta emocionado con tenerme en su empresa, son las cinco de la mañana y mi querido amigo a decidido traerme a un gym en el centro, esta bien distribuido, un entrenador nos recibe nos manda a el área de cardio.
Es una área unisex, veo llegar mujeres de distintas edades, cada una toma una maquina, una que otra me lanza miradas o me hacen ojitos.
Recorro cada área del gym y conozco personas de la ciudad, Stephen me dice que se va, he comprado un auto para poder movilizarme odio depender de alguien, unos chicos me dicen que cerca ahí un sitio donde desayunar y que las chicas también van, es una oferta tentadora así que la acepto.
Miro el reloj en mi muñeca y veo que casi serán las siete, mi cita es a las diez así que aun tengo tiempo, tomo mi bolso y salgo con los chicos, las chicas ya están en el café, me siento con ellos y empezamos a charlas.
La alarma de mi celular suena y me despido de los chicos, algunas chicas se despiden y salgo del local, camino al menos dos cuadras de regreso a mi carro y desactivo la alarma, me introduzco en el, hago una llamada.
Veo una hermosa chica salir del gym, su cara esta bañada en sudor, tiene una bonita figura, cintura plana, piernas contorneadas y un hermoso perfil, su cabello va recogido en una coleta y alrededor de su frente lleva una banda, desactiva la alarma de su auto, y es justamente el que esta delante del mío, es una mujer elegante, por ser un caballero dejo que salga primero.
Las luces traseras de su auto se encienden y creo que saldrá, regreso la vista a mi teléfono, pero no pasa mucho tiempo cuando escucho y estrepitoso sonido y mi carro se mueve como un barco, me bajo y veo que la mujer elegante me ha chocado.
Ella se baja con el celular en mano y me mira camina hasta la parte trasera de su auto y empieza a lamentarse, me ignora, y corta la llamada.
—¿quien pagara los daños? — le pregunto a la chica cuando veo que logra calmarse
—No se, pero yo no — dice serena, mirando el auto con nostalgia.
—Tu no, y entonces ¿se pagara solo? — vuelvo a preguntarle.
— ¿Disculpa? —pregunta sorprendida— pero quien eres para que te interese tanto este carro — dice sarcástica y voltea hacia mi.
—Princesa yo soy el dueño, no llevo ni dos días con el, y tu lo chocas — respondo con su mismo tono.
—No me llames princesa — contesta elevando la voz — llamare a mi papi para que te page.
—Me imagine que detrás de tanta elegancia había un papi que complace los gustos de su princesa — digo en tono burlon y ella me lanza una mirada fulminante.
—Eres un grosero y un patán — dice caminado a su carro y dejándome con la palabra en la boca — chao.