Se unió. El agua que estaba sobre la mesa estaba ahora toda en el vaso. Ni largos conjuros ni difíciles símbolos. Pensó en la sal del mar. Se concentró en el vaso. Ahora era el agua más dulce que había bebido jamás. Se fue a uno de los cuartos de la torre y durmió sin querer pensar en lo sucedido ni con el libro, ni con el rey, ni con la luz. Sin embargo, el sueño duró poco. Unas trompetas sonaron poco después de las primeras luces del día. Dorn tardó un rato en orientarse. Se encontraba mal, todo le dolía y el sueño le hacía pensar lento. Se echó agua del barril que estaba afuera de la torre. Los días de invierno allí eran fríos a pesar de estar bastante al sur. El final de la cordillera donde se asentaba la ciudad llevaba siempre viento frío. El agua helada por el frío nocturno le despertó rápidamente. Unas gotas se le colaron por la espalda y al intentar secarlas y chocar con la armadura se olvidó de su problema. Estaba tan exhausto la noche anterior que ni se la quitó. Fue a la habitación de Sis quien se espabiló rápido con el vaso de agua que le tiró Dorn. Refunfuñando se puso su atuendo y salieron corriendo a donde iban el resto de guardias. El camino hacia el sur desde la torre pasaba por el puerto. Los marineros se quejaban, — ya sabía que la luz de anoche no era nada bueno. Las aguas se han retirado tanto que hasta los barcos mas pequeños no pueden navegar—. La puerta sur estaba llena de gente y en un lado de la plaza que recibía a los visitantes estaba El Protector y Moses, que se acercó a ellos. — Habéis venido a tiempo—. El conde está aquí. Ha sido dos días antes de lo que hubiéramos previsto. — No debe tener muchos efectivos entonces — dedujo Dorn que sus semanas organizando le había enseñado bien. — Así es —. —Aun así parece tener más de dos mil soldados, — objetó Belfor. — Esto no es una buena señal. He sido una de las primeras personas en enterarse. Mi hija mandó un mensajero cuando estaba teniendo sus últimas palabras con mi nieto —. Las trompetas sonaron otra vez y las puertas se abrieron lo justo para que un tipejo vestido de color rojo entrara junto con un pergamino. Se acercó hacia ellos. — Su majestad Jarabo Garya llama a la ciudad de Kaigan a unirse a él como se acordó con su difunta majestad —. —Somos una ciudad con pocos hombres, no podemos daros ese tipo de apoyo —. —El rey se conforma con un pago para sus campañas. Ordena el pago del impuesto de comercio y gremios—. A Belfor Malmon se le relajó un poco el resto serio. —Nosotros estamos exentos de ese impuesto. Si vuestro rey lo desea, la ciudad puede conseguirle un préstamo—. La cara del hombre bajo y flaco se arrugó tanto que Dorn pensó que parecía un trapo viejo. — NUESTRO rey se sentirá muy ofendido tras esto—. Sus pasos trataban de mostrar enfado pero realmente eran graciosos. Pocos minutos pasaron desde que el ejército del conde formó sobre los campos de trigo. Un silencio que en otro tiempo evitarían las olas, era total. El sonido de los cascos de un caballo lo rompieron. — Mi señor, el mar ha retrocedido tanto que la zona que antes protegía el mar ahora es transitable —. — Voy allí con todas las capas negras aquí presentes — dijo en voz alta El Protector y todos le siguieron. — Dorn quedas al mando —. Moses puso cara de desaprobación pero no dijo nada hasta que se fueran el resto. — Qué ordenais comandante— . — Si pone las tropas delante significa que va iniciar el asalto. Manda a los muros que se alejen de la puerta a los mas diestros con la espada. Que se queden detrás de los arqueros que haya y salgan solo cuando pongan escalas o vayan a reforzar las zonas donde hayan subido. En la muralla de la puerta tanto arriba como en los laterales pon arqueros por toda la muralla y que detrás tengan más arqueros que roten con ellos los disparos. Esto nos deja con unos cincuenta hombres, la mayoría son azules. Que traigan madera para reforzar la puerta. Yo iré al este y antes pasaré por la corte para informar y pedir poderes especiales para nosotros y El Protector para disponer de todos los guardias indistintamente y reclutar a voluntarios. Que un mensajero corra la voz de que lo haremos en la Torre del Lobo. Volveré aquí cuanto antes y mantened comunicación continua con los que se acaban de ir, la corte y el resto de puertas — dijo alto y fuerte. No tardaron nada en ponerse en marcha. Moses haría haría un buen trabajo creía él por lo que cogió un caballo y marchó. No se le daba especialmente bien pero era lo más veloz. Sis, Al y Vega le seguían cosa que no le parecía bien pues los necesitaban para la defensa y no con él pero tenía demasiada prisa para discutir. La prisa no le sirvió con los que ahora Dorn deseaba sacar a patadas de sus sillas a pelear. — Pero mucha gente va a morir —. —Esta guerra la habéis iniciado vosotros. Valía con pagarles para que se fuera —. Los continuos reproches colmaron su paciencia. — Solicito a los Registradores presentes que en ausencia de El Protector inicien la votación de la medida … —. Unos ruidos fuera de la puerta le distrajeron. En ese momento solo estaba su padre quién la inició y olvidó los ruidos. Pero no fue como esperaba. No estaban todos los representantes y los que Dorn creía más fieles a la ciudad parecía que aún no habían llegado. Miró a los presentes. La mayoría estaban podridos en sus asientos y los que se hacían notar siempre terminaban marginados o muertos. “Quedáis todos arrestados” fue lo que quiso decir. Un portazo les interrumpió. Fuel Gorvion, apareció primero. — He oído todo lo que ha sucedido. La constitución queda suspendida. Un gobierno presidido por El Protector y con los Registradores con él. Los comandantes tienen desde este momento autoridad absoluta sobre las tropas y su puesto durará un año más.—. — Con qué autoridad — dijo uno de los presentes. Los guardias con sus capas azules entraron y detuvieron a todos. Los que se resistieron fueron apaleados. Su padre hubiera corrido la misma suerte si los guardias que le seguían no se hubiesen interpuesto. — En casa estarás más seguro — le dijo. Dorn sabía que aun quedaban guardias allí. — Pero por si acaso prepara oro suficiente para huir — le dijo casi susurrando. Su padre entendió a lo que se refería .Gorvion le dijo que esto eran órdenes de Malmon.