Dosmundos

CAPÍTULO I

Llevábamos en el sótano, ya como unos... ¿veinte minutos?, era imposible saber la hora exacta acá abajo. Terminamos de limpiar las telarañas, del techo y las paredes. Ahora solo faltaba, todo... lo demás... Ugh.

Fui hacia el rincón, a una mesa vieja que desborda de documentos, todos aquellos tirados. Al parecer, nadie había entrado en mucho... mucho tiempo, incluso antes que se mudaran; porque, ni siquiera se molestaron en limpiar el lugar en su momento; y ahora todo estaba muy acumulado, grandes capas de polvo sobre el piso, muebles, papeles, estantes... todo en general estaba sucio.

– ¿Crees que habrá un caso que resolver, tras estos documentos? – hablo con burla mientras recojo y sacudo el polvo de cada hoja.

– No lo sé, parecen antiguos. Seguro que encontramos pistas sobre alguna desaparición o asesinato – dice siguiéndome el juego con voz burlesca.

– O quizás, de alguna persona que vivió y murió acá abajo. –se me escapa una risita, pero continúo– Y su alma ronda por cada rincón del sótano – dramaticé. 

– Esa historia es tan... típica en películas de terror. –dice con voz anodina– Ya ni siquiera dan miedo. Llegan a ser una mierd...

Se detiene cuando suena un crujido muy continuo del rincón de la pared. Donde esta la mesa vieja con documentos. Justo al lado de nosotros.

–Tiene que ser una broma –dice asustado.

–Uy. Eso pasa por burlarte de una alma atormentada. – digo sin darle importancia el crujido.

–¿Es que acaso, no escuchas? –dice serio con un ápice de miedo.

– Venga Axl. Solo es un ruidito... Esta casa es muy vieja, aunque no lo parezca – digo con naturalidad, para intentar calmar su paranoia.

Me mira con duda, pero camina hacia mí para ayudarme a limpiar.

–¿Qué crees, que haya sido eso? – me pregunta, aún con miedo.

– Ya te dije. – digo monótona– La casa podrá parecer como nueva, pero en realidad es antigua, y está vieja.

–Quizás tengas razón –dice ya mas convencido. 

– claro que la tengo –digo con obviedad– no creerás, que en realidad existen los fantasmas, ¿verdad? –me burlo de él.

Bufa y pone los ojos en blanco.

– Oh por favor. ¿Me lo dices tú?... La que pensaba que existían monstruos devora hombres aquí abajo. – dice con burlón. Por que dio en el clavo.

– Cállate –digo mordaz.

– Oh. Alguien se molestó. –habla con sorpresa fingida.

– Cierra la mald...

Suena el crujido..., esta ves mas continuo. 

– Mierda. – masculla– No creo que esto tenga que ver con tu casa.

Yo tampoco lo creo.

La situación me frustra. No podremos seguir limpiando, si a cada rato hay ruiditos y Axl se asusta.

Me levanto molesta por la situación. Jalo la mesa a un costado bruscamente, para dejar libre el rincón, que es donde vienen los crujidos.

–¡¿Q-qué haces Léa?! – dice alarmado. 

–Qué crees que hago –hablo obvia. Mientras me aproximo hacía el rincón.

– Léa. —me llama– Maldita sea, esto no me da buena espina. —dice mientras se acerca hacia mí.

Me arrodillo de un costado, y apoyo el oído contra la pared.

– Mejor vámonos, Léa. —trata de convencerme.

– Shh. Guarda silencio – lo callo. Y trato de concentrarme en los sonidos que emite el rincón.

O, mejor dicho, lo que hay dentro ahí. Se escucha un corriente aire, y también... ¿galopes y relinchos de caballos?, es eso... o son imaginaciones mías. Qué mierda.

Y otra vez el crujido, esta vez mas fuerte. El sonido hace que retroceda un poco asustada.

– Mierda Léa, vámonos. – dice en tono arisco, sonando a una orden. Pero lo delata el miedo en sus ojos.

Y la verdad, yo también me quiero ir. Pero todo esto resulta extraño.

–Acércate más Axl –hablo ignorando lo que acaba de decir– Hay un sonido muy extraño. – digo preocupada.

Él castaño me mira como si hubiera perdido la razón y hablara incoherencias.

–Claro que hay un sonido extraño – habla con si lo que hubiera dicho fue una tontería.

–No me refiero al crujido. –digo seca– Llámame loca, pero se escuchan galopes de caballos. – aclaro.   

–Estas. Loca –afirma– Aquí ni siquiera hay caballos.

–Lo sé. Por eso, es muy raro –digo apunto de la desesperación. 

– Vámonos Léa. –ordena. tirando de mi brazo.

Le agarro el brazo que me sostiene. Y jalo de él.

– ¡MALDITA SEA AXL! –le grito– solo escucha de una puñetera vez.

Él se desespera por un momento. Pero al final accede irritado, y se agacha para poder imitar mi posición. 

–Cierra los ojos. Así escucharás mejor. –le aconsejo.

–Esto tiene que ser una jodida broma – dice malhumorado.

–Mierda Axl, cierra de una maldita vez los ojos – digo molesta. Axl accede a regañadientes. 

Al cabo de unos segundos se escucha lo mismo que antes, solo que esta vez se adicionan murmullos de personas y el sonido es ¿espadas?, no me permito averiguarlo porque no tardan en alejarse. Despego mi oído de la pared, y me volteo en dirección de Axl; quien tiene la cara de completo asombro y confusión. 

–Y bien... –digo– ¿Crees aún que estoy loca?

–No. A hora creo que yo también lo estoy – dice, como si no se pudiera creer lo que acaba de pasar.

Su comentario me hace reír. Y acordarme de lo que dije al principio, algo sobre una puerta secreta que me llevaría a Hogwarts, je, je. Claro que no espero una puerta secreta; y mucho menos una escuela de magia como destino.

Toco la pared de madera con mis nudillos, haciendo un sonido hueco. Y me entra la curiosidad, 

Estoy a punto de decir algo, cuando Axl habla dejándome anonadada con su propuesta.

– ¿Lo abrimos? –Ese es mi chico.  

Asiento sonriendo, para luego pararme, y buscar algo con que abrir la pared.

–Busca algo puntiagudo... algo con que abrir la madera. —le digo mientras camino hacia unas cajas con diversos objetos. En su mayoría viejos y antiguos.




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