Sabía que su vida acabó desde el momento en que fue obligada a subir en aquella tarima donde su misión era ser subastada cual ganado. No fue gran cosa, encontrarse con otros como ella llorando detrás de escena, algunos que la miraron con envidia, otros sencillamente se sumieron en la desesperación... pero ella, ella lo había asumido desde hace ya mucho tiempo.
Su antebrazo se alza para cubrir los ojos haciendo sombra, debido a que las intensas luces dirigidas a ella no le permiten ver más que unas cuantas siluetas, su "Publico" está exaltado, ella junto a su compañero son la razón para que todos ellos estén allí.
Aún recuerda la sesión de fotos en la que le hicieron sonreír para la propaganda de ese evento.
>>Los vampiros dan asco.
Piensa, pero entonces recuerda a 3390 y desesperadamente trata de ver en qué dirección se han llevado a la única persona que compartió su miserable existencia haciéndola más llevadera para ambos. Sin embargo no lo consigue, quizás ya ni si quiera estén en el recinto y aunque así fuera ¿Qué podría hacer?
—"Mercancía" —fue tan sólo esa palabra la que llamo su atención, ya que el rematante no se cansaba de lanzar palaba endulzada tras otra con tal de aumentar su precio en oro.
No hizo sino bajar la vista ¿Acaso importaba? Tanto ella como 3390, número asignado a quién 3397 —la joven de dieciocho años ahora sobre el escenario— considera su compañero de vida. Ambos siempre supieron cuál sería su destino, qué les depararía la vida luego de alcanzar la edad madura, e incluso debieron sentirse privilegiados de poder tener los dos de los tipos de sangre más raros en el mundo, de lo contrario tal y como los que se encuentran fuera del TOP 3 hubieran sido subastado a cualquier edad: cuando el dueño de su granja de humanos lo creyera conveniente o ya no tuvieran espacio para más humanos de dicha sangre allí.
Mientras recapitula todo eso se dice a sí misma que fue bueno nunca pensar que su existencia sería capaz de romper aquella cadena que ata a la humanidad: Ellos fueron los idiotas, gracias a los ancestros que desataron el mal de su actual mundo fue que acabaron siendo simple ganado para los vampiros y pese a ser injusto están pagando por los errores de alguien más.
Por lo menos su pequeña "Jean" estaba a salvo. Por el momento.
>>Eso basta aunque sea por ahora.
— ¡Vendida!— Se dice finalmente trayéndola otra vez a la realidad.
Parpadea dos veces, su corazón se acelera compungido por el miedo, miedo que de la nada la consume de pies a cabeza ¿Realmente estaba pasando? Debía tranquilizar su respiración, los monstruos pueden percibir su alteración. Y cuando vuelve a usar su ante brazo para tratar de ver algo una silueta avanza por ese extenso pasillo que no tener fin ¿Tantos habían asistido?
—¡Muchas gracias por su compra honorable caballero!— Es dicho por el rematante, y ahora que 3397 le presta atención lleva puesta ropa negra, baja la vista a su vestido y este es de un tono gris brillante, con una cinta de igual negro intenso en la cintura. La imagen de cuando pudo verse al espejo antes de salir vuelve a aparecer, si no lo ha olvidado un lazo llevó su cabeza hacia atrás descubriendo la frente del pelo castaño y dejando ver los ojos de chocolate brillante más resaltados — Oh... —finalmente aquel tipo se calla.
Lo que 3397 agredece desde lo más profundo de su alma. Por supuesto ella no es tonta y sabe que si eso sucede es por una razón y sólo una razón, quien acaba de subir al escenario para reclamar su compra es alguien de un rango muy superior.
—Estimado conde, es un placer que venga a nuestra subasta, —sus energías vuelven gracias al egocentrismo de tener a tal excelentísimo cliente, la mayoría de los vampiros no puede ver al conde Drácula ni una vez en su existencia— ¡El conde Dracula es el vencedor de la puja señoras y señores! —Grita por lo alto y la conmoción inicia.
Los cientos de vampiros en el lugar comienzan a decir razones del por qué era obvio él ganó y algunos murmuran la injusticia en todo ello. Después de todo un miembro del primer concejo obviamente tendrá ventaja sobre todos ellos. Así mismo claro está no van a quejarse delante de él, cada ser allí aprecia su inmortal vida.
—¿Qué nombre le dará a su compra?— Su vendedor del millón se acerca con aquel haciendo eco debido al trinar del micrófono.
Aquella era una tradición, cuando se compra un humuno su nuevo dueño puede otorgarle un nombre o bien no. Ese nombre iría a parar en los registros los cuales son divididos en dos. Sólo el TOP TRES de sangre más rara y cotizada tiene un registro que va por nombres, el resto usan números. Cuando ellos son comprados su número es remplazado por un nombre dando así una jerarquía diferente a la de los demás.
El nuevo mundo centra su eje en eso. Pura jerarquía nacida desde razones absurdas. En el caso de los humanos eso que los condena o favorece es su sangre.
3397 no quiere verle, pero enfrentando todo ese sentir que abruma lo más profundo de su ser levanta la vista, poco a poco, comenzando desde los zapatos, negros, tan pulidos que casi ve su reflejo en ellos, unos pantalones de igual color y si sube hasta el torso una camisa color carmesí lo cubre, la corbata también negra hace juego incluso con el saco que prende de su mano con elegancia colgando detrás del hombro.