Mi vista estaba fija en aquel gran ventanal, desde aquí tenía una vista increíble de toda la ciudad de New York. Con apenas veintitrés años había logrado expandir la empresa publicitaria que mi padre fundo durante sus años mozos. Al contrario de mi hermano mayor, opte por seguir los pasos de mi padre, a pesar de que al principio me negaba rotundamente, al final termine claudicando.
-¿Señorita De La Rosa? –La voz de Magdalena, mi secretaria, me saco de mis pensamientos- La Señorita Miller esta esperándola en recepción.
-Gracias Magdalena.
Me di la vuelta luego de que saliera, guarde los documentos que se encontraban esparcidos sobre mi escritorio, tome mi bolso y me encamine hacia la entrada donde mi queridísima amiga, Nadia, esperaba por mí.
-¡Katherine! –Grito Nadia al momento de lanzarse sobre mi- ¿Qué tal van las cosas?
-Todo sigue igual –dije de manera neutral.
-¿Cuándo dejaras de ser tan amargada?
-Cuando los cerdos vuelen
-Vamos Kath, pronto llegara el dia de mi boda y lo único que quiero es poder ver aquella hermosa sonrisa que tanto te caracterizo una vez.
La mire fijamente con una leve sonrisa, ella tenía razón, el que tenga una vida aburrida y llena de monotonía no significaba que debía de pagarlo con mi mejor amiga y mucho menos a la víspera del dia mas importante de su vida. Luego de unos minutos llegamos a la casa de novias más popular de New York, allí la organizadora de bodas más famosa, Amanda Acosta, nos estaba esperando.
-Nadia, un gusto volver a verte –dijo mientras le besaba ambas mejillas a modo de saludo- Señorita De La Rosa. –dijo mientras me sonreía levemente, a lo que yo solo di un asentimiento.
-Es bueno verte nuevamente Amanda. –dijo Nadia con una enorme sonrisa.
-¿Qué les parece si no perdemos tiempo y empezamos con la prueba de los vestidos?
Luego de más de media hora buscando “el vestido perfecto” por fin logramos dar con el vestido de los sueños de Nadia. Era un vestido sin tirante con un corte corazón en la parte de enfrente, muy elegante en lo que abarca la palabra. Pero lo más llamativo era la parte de atrás, se podía ver como tomaba un leve estilo de corset de color rojo, bajando con algunos pequeños detalles en toda la orilla, era simplemente perfecto.
-Este es –dijo Amanda observando que aquel vestido le quedaba perfecto- este vestido fue hecho para ti.
Luego de verificar cuales serian los arreglos que se le realizarían al vestido, procedimos a buscar el que usaríamos las damas de honor, como era de esperarse, el vestido fue igual de sencillo y elegante que el de la novia. Era un vestido color rosa pastel, de un hombro, con algunos detalles en pedrería en la cintura y el hombro.
Aquellas cuatro horas me parecieron eternas, de vez en cuando recibía llamadas para abarcar la publicidad de algunos productos o de algunos conciertos.
-¡Por el amor de Dios!, Kath –exclamo Nadia justo en el momento en que recibía otra llamada- ¿Es que acaso no dejas de trabajar?
Negué levemente mientras salía para responder aquella llamada, Nadia me miro fijamente y negó de forma divertida. Ella mejor que nadie sabe que únicamente uso el trabajo para mantener la mente ocupada, siempre fue así desde que Alexander me engaño con Jade. Ella comprendió que una mente ocupada no extraña a nadie.
-¿Qué sucede, padre? –dije en cuanto descolgué.
-¿Dónde quedaron tus modales, Katherine? –Dijo a modo de broma- necesitamos hablar seriamente.
-Por alguna extraña razón presiento que es algo que no me gustara mucho.
-Eres muy perspicaz.
-Es sobre la empresa, ¿cierto?
-Iré a tu oficina mañana a las nueve para que hablemos tranquilamente, es algo que no podemos dialogar por teléfono.
Luego de que me despidiera de mi padre, recibí una llamada de Magdalena.
-¿Señorita de la Rosa?
-¿Qué sucede Magdalena?
-El joven Riddle ha llegado para la reunión de las cinco
Cerré los ojos, regañándome mentalmente por haber olvidado la reunión que había programado con el joven Riddle. Me apresure para comunicarle a Nadia que debía de irme con suma urgencia, ella accedió a que me retirase pues sabía lo importante que era aquella reunión. Al llegar al edificio, Magdalena ya me estaba esperando en la entrada. Durante el trayecto a la sala de conferencia me informo de los avances del proyecto de publicidad para las carreras de motocross de la próxima semana.