Drama Queen

Capítulo 77: Patrick Wilson, un criminal

Capítulo 77: Patrick Wilson, un criminal

—Gracias por tu ayuda el otro día, Zahanoria. Ella no me dejaba entrar. —me dijo Patrick, mientras el resto de los chicos se levantaba de sus asientos.

Recién terminabamos de transmitir la radio, y en esta ocasión habíamos hablado sobre el bullying después de que llegara a nuestros oídos lo que le había ocurrido al pobre niño de primer año al que habían encerrado en ropa interior en el baño de la escuela por horas. Para el tiempo en el que Rick, el celador, lo encontró, el chico estaba acostado en el suelo llorando.

Esa mierda tenía que parar.

—Está bien. Varias veces tuvo ataques en mi presencia, sé como persuadirla. —contesté, y era cierto. Sin embargo, lo peor la mayoría de las veces era la forma en la que solía aislarse muchas veces, cuando su actitud cambiaba completamente y ya no era la Summer alegre que todos conocíamos.

Aún así, sabía perfectamente que no era su culpa, y en ocasiones como ésta no se puede hacer más que apoyar a esa persona y no abandonarla.

—¿Quieres ir a dar una vuelta por el campus? Me gustaría hablarte de algo.

Sin pensarmelo dos veces, acepté. Si Patrick me estaba pidiendo eso, era porque realmente lo necesitaba, ya que pocas veces se había abierto conmigo, y algo me decía que esta vez lo haría.

Le dijimos al resto que luego los alcanzaríamos y comenzamos a caminar en dirección al campo de futbol. El chico parecía extra nervioso, lo que me resultaba extraño considerando lo tranquilo y relajado que suele ser.

—¿Qué ocurre? —pregunté, tratando de no presionarlo demasiado.

—Ayer recibí una llamada de la madre de Connor.

En ese instante, mi corazón se hundió en mi pecho. Connor Young era un nombre que ninguno de nosotros olvidaríamos, nunca en nuestra vida. En especial Patrick.

—Dice que sigue mejorando —continuó, y yo asentí con la cabeza.

Eso me llevó de inmediato al primer año, unos dos meses antes del incidente de Summer. En ese momento estabamos en el campo de fútbol, el día estaba especialmente caluroso y decidimos que lo mejor era aprovecharlo, saliendo al exterior.

Traía puesto mi uniforme azul brillante de porrista que solía moverse cada vez que giraba y me hacía sentir absolutamente bonita. Era extraño, pero al instante en que llevabas puesta esa ropa, la gente comenzaba a verte diferente.

Con respeto, o con envidia. O con odio puro.

Estabamos practicando la coreografía ideada por Chanel que Marnie había aceptado, la cual supuestamente realizaríamos en el campeonato nacional, lo que era algo súper importante, al parecer. En el centro de la cancha, los jugadores de futbol —liderados por Leonard— estaban entrando, y la práctica parecía bestial.

Los chicos se tacleaban entre sí, cayendo al piso de las formas más dolorosas posibles. Repetían las jugadas una y otra vez. Corrían tres o cuatro veces alrededor de la cancha si Leonard consideraba que estaban fuera de forma o que no tenían la cabeza en la práctica, o cualquier cosa que se le ocurriese.

Nosotras hacíamos lo nuestro, y ellos lo suyo. Todo en perfecta armonía.

O así fue hasta que la armonía se vio interrumpida cuando uno de los jugadores gritó "¡pelea!" y todos corrieron desaforadamente hacia donde señalaba el chico, afuera de la biblioteca. A pesar de que absolutamente todos se habían ido a ver lo que sucedido, me debatí entre ir o no ir: generalmente, no era la mayor fanática de la violencia, y menos si se trataba de adolescentes yendose a las manos.

—Ya qué. —murmuré, y caminé lento hasta donde se encontraba el enorme círculo de gente.

Dentro de biblioteca, se empujaban para salir por la puerta para ser espectadores en la pelea, y afuera se empujaban para conseguir los mejores lugares para observarla. A mi parecía que todo lo relacionado a lo que ocurría estaba mal, absolutamente mal.

—¡Vamos, nerdo, tu puedes! —vociferaron a mi lado.

—¡Patrick, Patrick, Patrick!

Me acerqué a los codazos limpios hasta el centro, donde lo que observé me dejó absolutamente sorprendida. Y horrorizada.

Justo entre toda esta gente que reía o vitoreaba por su preferido, se encontraban dos chicos de primer año: el primero era Connor Young, un chico de cabello color castaño, bajito y con anteojos de pasta que se encontraba tirado en el pasto, con su nariz completamente ensangretada; el otro era Patrick, que en ese entonces tenía el cabello largo hasta el mentón, llevaba una remera color marrón y las manos apretadas en puños, una sosteniendo al chico por el cuello de la remera y la otra justo sobre su rostro, esperando a dar el próximo golpe.

—¡Quítate, bestia! —gritó Connor.

Patrick, hecho una furia, empujó al chico al suelo y le propinó un último golpe en la mejilla.

Por increíble que parezca, su remera marrón quedó salpicada por la sangre del chico. Éste trató de ponerse de pie, y cuando lo logró, lo vimos tambalearse de aquí para allá hasta avanzar unos metros fuera de la escena. Pero Patrick, quien estaba cegado por la ira, no lo permitió.

—Vuelve aquí, pequeña rata.

—¡Dejame en paz! —gimió el otro.

—Te advertí que no vuelvas a llamarme así, pero lo hiciste, niño.

Patrick caminó hasta donde estaba Connor y lo tomó por la parte trasera de la remera y lo empujó hacia delante como si fuera la cosa más liviana del mundo. El chico cayó justo encima de un pequeño cantero, y pronto sucedió lo que nos horrorizó a todos.

Cuando Pat lo volteó para tenerlo cara a cara, observó lo que hizo.

Una enorme mancha de sangre se expandía por la remera blanca de Connor, y el chico dejó caer la cabeza hacia atrás, perdiendo el conocimiento.

—¡Oh, por Dios! —exclamé, llevándome las manos a la boca con terror.

Patrick me observó desorientado, y luego volvió a ver al chico. Su cara había perdido todo el color, el pánico reflejándose en sus facciones, y estaba segura de que que en su cabeza se repetía "¿qué he hecho?" una y otra vez.



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En el texto hay: humor, romance, drama amor

Editado: 22.01.2021

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