BODA DOBLE.
Ya había pasado un año, desde esa loca noche en que se decidió la boda doble, mi hermano ya tenía dos meses de asistir a la universidad, como es el mayor salió primero de la escuela graduado, y se fue a la universidad sin casarse con la única condición de que mi mamá estuviera pendiente de que nadie se le acercara, pero ni Elena tenia ese control sobre él, en fin, la cosa era que nosotros hacía un mes nos habíamos graduado de la escuela y estábamos listos para ir a estudiar a la universidad, pero antes, debíamos casarnos, asunto que no nos molestaba para nada, el día por fin llegó y todos estábamos muy nerviosos.
- ¡Mamá! Donde está el ramo, no lo encuentro – gritaba algo impaciente –
- ¡Esta en el cajón del tocador hija! ¿No lo ves? – decía mi mamá sin dejar de maquillar a Elena –
- ¡Sí! ¡Ya lo vi! Gracias – dije tomándolo con delicadeza, de verdad que era hermoso –
- Bien, ¡Te ves hermosa! – dijo terminando con Elena, inmediatamente se volteó a retocarme, y sonrió complacida –
- ¿Qué pasa mamá? – pregunté intrigada por la expresión que tenía –
- Jamás pensé que te verías tan hermosa vestida de novia mi amor – dijo mamá casi llorando –
- Ay mamá, gracias – le dije y dándole un beso la animé para que partiéramos al lugar de los hechos –
Por alguna extraña razón que no sabía, los cuatro decidimos que la ceremonia se llevara a cabo en el patrimonio de la ciudad, el Bosque Conde Darío, y por otra inexplicable razón, desee con todas mis fuerzas que todo estuviera rodeado de muchas flores de todos los tipos y colores, se veía hermoso, llegamos, y comenzamos a caminar por la vereda trazada por rosas Elena y yo, sonrientes de ver parados ante el altar, a Axel y a Heliodán, sonriéndonos también, cuando nos veían avanzar hacia ellos, papá estaba a su lado, mamá lo acompañó de inmediato cuando nos dejó listas para ir al altar, teníamos a todos nuestros amigos de invitados, y como invitado de honor al alcalde, como agradecimiento de que nos prestara la zona del bosque para realizar la ceremonia, aunque tenía el presentimiento que era por otra cosa, pero no me acuerdo qué.
Avanzábamos lentamente, disfrutando cada momento, a la par una de la otra, compartiendo el momento mas feliz de nuestras vidas, jamás pensé ir al lado de Elena para casarnos al mismo tiempo, pero estaba pasando, después de todo se casaba con mi hermano, otra cosa que jamás pensé fuera posible, que mas podía pedir, era tan pero tan feliz, el vestido de Elena era precioso, era blanco perla, estilo princesa, ajustado en la cintura, lo que hacía que resaltara su figura, de copa y cubierto del cuello hasta las muñecas con tela transparente que brillaba a la luz del sol, llevaba un moño precioso estilo rosa, con una tiara de perlas que hacían juego con su collar y pulsera, en las manos un bello ramo de rosas blancas y en su rostro una enorme y bella sonrisa.
Mi vestido, ¡oh, mi vestido!, era muy bello también, estilo princesa, ajustado parecido al de Elena, solo que el mío llevaba un escote pronunciado y disimulado un poco con detalles de encaje, graciosamente entrelazados del cuello hasta la cintura, llevaba el pelo rizado, cosa extraña que deseaba también, y una tiara que brillaba al sol, ambos vestidos con una inmensa cola, la verdad nos sentíamos todas unas princesas, que pronto se convertirían en reinas.
La ceremonia comenzó, cada quien al lado de su amado, no dejábamos de sonreír, mis padres ni hablar, estaban sumamente orgullosos, el abuelo también sonreía, todos éramos ya desde hace mucho tiempo una gran y amorosa familia, todos dijimos emocionadísimos “sí, acepto” y nos convertimos en marido y mujer, todos aplaudieron muy felices, y nosotros encantados de comenzar una nueva aventura.
- ¡Mira que casi no sé bailar! – dije excusándome por no bailar tan fluido –
- ¡No te preocupes mi amor! Yo tampoco puedo – me susurró Heliodán al oído, y me abrazó con ternura, era tan hermoso ese momento que hubiera deseado que fuera eterno –
- ¡Con todo ese amor para que quieren bailar bien! – dijo Elena sonriendo cuando nos cruzamos en la pista de baile –
- ¡Mira quien habla! – me defendí, recalcando que ellos tampoco podían bailar muy bien que se diga –
- ¡Vamos, nadie puede bailar, pero no se fijan en eso! – dijo Axel con mucha razón –
- ¡Es cierto! Disfrutemos la fiesta sin preocuparnos de cómo bailamos – agregó Heliodán tomándome más fuerte de la cintura y bailando más rápido –
- ¡Comparto tu opinión cuñado! – dijo Axel haciendo lo mismo con Elena, todos nos aplaudían, y sonreían, era la dicha completa –
- ¡Te amo! – dijo Heliodán acariciando mi rostro –
- ¡Yo te amo más! – le contesté tomando su rostro con mi mano derecha y besándolo con todo el amor que alguien puede dar y más aún –
- ¡Que dices! ¿los imitamos? – dijo Axel besando a Elena antes que le respondiera, eso si era amor del bueno –
- ¡Lo hicimos bien! ¿verdad? – dijo el abuelo de Elena, dirigiéndose a mi papá y a mi mamá –
- ¡Lo hicimos muy bien! – contestó mi papá sonriendo, la felicidad había llegado a nuestras vidas para quedarse –
- ¡Muchas felicidades! – dijo una pareja que se acercó a nosotros –
- ¡Gracias! – contesté y Heliodán lo hizo después de mi –
- ¡Que sean muy felices! Cuídense – dijo una mujer muy hermosa de cabello rizado, y ojos verdes –
- ¡Adiós! Disfruten la vida – dijo el hombre que era muy apuesto también, lo extraño era que se parecía a Heliodán, pero ni tanto –
- ¡Gracias! – dijimos los cuatro, nos sonrieron y desaparecieron por el bosque –
- ¿Quiénes eran ellos? – preguntó Elena muy desconcertada –
- ¡No sé! ¿Serán conocidos de papá? – dije con duda, jamás los había visto, pero pareciera que sí, esa extraña sensación de nuevo, pero parecen buenas persona, no importa quienes sean, nos desearon felicidad, y eso es lo importante –
- ¿Y chicos se divierten, quedó hermosa la fiesta verdad? – exclamó mi mamá, inmediatamente le pregunté –
- ¡Mamá! ¿conoces a una pareja muy hermosa? – dije con bastante curiosidad a mi mamá –
- ¿Como? ¡Hija, invite a mucha gente! ¿Cómo son? – dijo mi mamá tratando de entenderme mejor –
- La mujer era muy hermosa, con cabello rizado y ojos verdes, el hombre era también muy guapo, de ojos claros y como cabello dorado, ¿son tus amigos? – dije describiendo lo mejor que podía –
- ¡No! no creo, talves son compañeros de trabajo de tu papá – me dijo mamá restándole importancia –
- Si puede ser – dije algo convencida –
- ¡Nunca los habías visto! – preguntó Elena a Axel –
- ¡No! y tú, no serán amigos del abuelo – dijo Axel probando todas las posibilidades –
- ¡No! no lo creo, pero mi abuelo tiene muchos amigos, pueda ser que sean conocidos suyos – dijo Elena, y este argumento nos convenció, así que nos olvidamos del asunto y seguimos disfrutando de la fiesta –
- ¡Tú no los conoces! ¿No serán amigos de tus papás? – le pregunté a Heliodán cuando seguíamos bailando –
- ¡No! jamás los he visto, lo raro es que no me acuerdo ni de mis padres, pero, ellos me resultan familiares, ¡la verdad no sé! – dijo Heliodán con mucha duda igual que yo –
- ¡No importa! – dije tratando de calmarlo, se esforzaba mucho por recordar –
- ¡Tienes razón! Lo que importa es que te amo, y que ya eres mi esposa para siempre – dijo Heliodán tomándome más fuerte y acercándome a su pecho, y así seguimos bailando, cerca muy cerca el uno del otro, listos para enfrentar un futuro maravilloso juntos, me levantó el rostro con su mano y me miró con esos ojos hermosos de color gris que tanto me encantaba, pude sentir cuanto me quería, me acercó a él lentamente como siempre lo hacía, y me besó con el más profundo amor y ternura que pueda existir para dos personas que se aman –