Simone Cárter
Aparco fuera del psiquiátrico, bajo de mi carro y antes de cerrar la puerta veo a una mujer saliendo por la puerta principal del lugar, trae unos lentes negros que cubren casi toda su cara y una mascada sobre la cabeza. Aunque se me hace sospechosa, como si algo estuviera escondiendo decido no hacerle mucho caso. Atravieso la calle y entro por la puerta principal; han reforzado la seguridad del lugar, un guardia me recibe y me pide papeles para poder entrar. Recorro todo el trayecto hacia la recepción, el antiguo policía ya no está, en su lugar hay dos más jóvenes y con un rostro más serio; me presento ante ellos y presento mis credenciales mientras me despojo de todo lo que no tenga permitido portar.
—Pensé que después de lo que había vivido aquí, agente Cárter, no se animaría a regresar— el Dr. Baróti camina hacia mí con toda la seguridad, sin quitarme su mirada de encima, aparentemente olvidando que casi lo mato en la celda de Aiden.
—Se necesita de algo más para poderme hacer desistir— le digo con una sonrisa dejando mi arma en el canasto.
—Ya veo… ya veo…— camina hacia mí manteniendo la frente en alto, voltea a ver hacia todos lados como asegurándose de ver quienes nos escuchan—… tenga cuidado, agente… después del incidente los reporteros están más interesados en sus visitas aquí en el psiquiátrico, sea prudente.
—Si lo dice por mi último acercamiento a los reporteros del Gravity…— no soy capaz de terminar de hablar cuando me interrumpe.
—No quiero que intente golpearlos fuera del psiquiátrico, ¿entendió? No llame más la atención— cierro mi boca e intento sonreír antes de que de media vuelta y se vaya escaleras arriba hacia su despacho.
Volteo hacia la puerta que me lleva al pabellón de los internos más peligrosos y camino hacia ella, recorro el camino de siempre, atravieso la doble reja que me deja entrar al área de las celdas, los enfermeros son diferentes, fue una suerte que yo sobreviviera; tal vez suerte no, piedad, si no hubiera sido por Aiden hubiera perecido como los demás.
Sigo avanzando, viendo algunas celdas vacías, de igual forma no todos los presos sobrevivieron: veo a Sparky en la misma celda del tipo enorme que me atacó en aquel momento, está amarrando en la cama y parece dormido, tal vez cansado por pelear por zafarse; después esta Jabob, como siempre rezando abnegadamente sin que nada pueda distraerlo y por último la celda de Aiden, como siempre siento que las mariposas en mi estómago revolotean ansiosas por volverlo a ver, pero mi rostro mantiene la seriedad y la frialdad que se debería de esperar en mí.
Me sorprende verlo caminando por el cuarto, pareciera angustiado y molesto, en cuanto se percata de mi presencia puedo sentir su miedo, aunque sea por una fracción de segundo, para después colocarse su mejor máscara de apatía y sonreírme como siempre, con esa ironía que lo caracteriza.
—Cárter— pronuncia mi nombre con anhelo y a la vez confusión. Al principio me mueve la necesidad por saber lo que le ocurre, pero cuando doy un paso hacia él, retrocede y me siento confundida.
—Estoy aquí porque Müller considera que tus aportaciones hacia el caso han sido muy pobres, me envió para que me des algo bueno o si no… terminar con nuestro acuerdo— mi comentario le llama la atención, parece divertido con mis palabras mientras que a mí me generan miedo, en verdad deseo que eso no ocurra. —Solo dame algo… lo que sea para poder seguir— mi voz sale casi en suplica y entonces me reprocho a mí misma, no me quiero ver débil ante él, pero necesito poder decir que en verdad me ayuda venir a verlo, que en verdad las cosas se están arreglando gracias a él.
—¿Qué es lo que te angustia, Cárter? ¿Qué no puedas resolver el caso o que nos dejemos de ver?— Su pregunta me deja en silencio, no tengo como responder —van a creer que estamos enamorados— casi de forma inconsciente pongo mis manos sobre mi abdomen conteniendo a las mariposas dentro de él. —Dame algo más… necesito más información.
—Akos fue a buscar al dueño del bar… apareció de la misma forma que Celia Molina… sin ojos, pero esta vez el ojo que el asesino lo obligó a comer, estaba digerido.
—Así que el asesino ya los mantiene con vida el tiempo suficiente, se va perfeccionando.
—Creímos que tal vez el dueño podría darnos la grabación donde el asesino interactúa con Lexy, su compañera nos dijo que la buscó un par de veces cuando ella sacaba la basura, pero jamás le hizo caso.
—Claro, porque los gustos de Lexy eran diferentes ¿me equivoco? no era tan fácil que la convenciera para una noche de sexo en su casa— me guiña un ojo y un escalofrío me recorre.
—Aunque revisaron cada rincón, no encontraron las grabaciones.
—Dime Cárter… ¿Cuándo supiste sobre el pasado de tu madre?— La pregunta me toma por sorpresa, lo veo fijamente confundida y me pongo a hacer memoria mientras espera pacientemente la respuesta. Sé perfectamente que no desistirá hasta que le responda, intentar reclamarle por lo absurdo de su pregunta solo me hará perder más tiempo.
—Cuando ella murió y mi abuela fue por mí— le respondo recordando perfectamente el momento en que Dusha llegó para llevarme a ese teatro.
—Tu abuela trabajaba con muchas mujeres, ¿me equivoco? se concentraba en sus “clases de ballet” pero supongo que no es que no pudiera con… ¿Cómo se les dice a su análogo varón?
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Editado: 19.05.2021