Aiden entra con esa arrogancia de siempre, vestido con un traje azul bastante elegante, sin corbata y con sus tan acostumbrados guantes de piel, me ve de pies a cabeza y frunce más el ceño.
—Señor… ayúdeme— Novak intenta levantarse, se arrastra hacia Aiden como si buscara su benevolencia. —Los policías vienen, no tenemos tiempo— de nuevo me siento mareada, pero esta vez no es por la inyección de Novak, me tambaleo y me recargo sobre la mesa, mi mirada se centra en las cosas de encima, veo la fruta desperdigada, las manzanas rodando y cayendo por el borde, cierro mis ojos por un momento y de nuevo peleo por mantenerme despierta y cuerda.
—¿Qué intentabas hacer, Novak?— Aiden pregunta tranquilamente, con sus manos a la espalda, viendo fijamente al detective en el piso.
—Unir a todos… como la hermandad que deberíamos de ser… y ella sería el puente entre usted y yo, su carne me convertiría en wendigo y lo haría ver a usted que solo es una humana para comer, un trozo de carne, es lo único para lo que sirve— las palabras de Novak me hacen molestar.
—Te enseñaré para lo que sirvo— tomo otro tenedor de la mesa y me dispongo a caminar hacia Novak que busca levantarse, pero antes de que pueda apuñalarlo, Aiden se pone entre los dos y me toma de la muñeca deteniendo el camino del tenedor. No puedo evitar verlo confundida ¿qué está haciendo?
—No puedo permitir que hagas eso, Cárter— me dice con ternura mientras acaricia mi rostro con ternura, pero no comprendo a lo que se refiere.
—¡Te lo dije! ¡Te lo dije! ¡Los wendigos no tienen corazón! ¡Los wendigos no sienten amor! ¡Eres solo comida, Cárter! ¡Eres parte del menú!— Grita victorioso detrás de nosotros mientras yo me siento cada vez más mareada.
Suelto el tenedor, este cae al suelo y resuena de forma escandalosa hiriendo mis oídos por la hiperacusia generada por los sedantes. Retrocedo un par de pasos hasta chocar con la mesa, pongo ambas manos en mi cabeza, desesperada por no poder tener mis sentidos intactos.
—Juro que te mataré, Novak… — digo casi para mí misma.
—No hay tiempo— la voz de Aiden suena tan cerca que levanto la mirada hacia él, pone su mano en mi hombro herido y sus ojos relumbran rojos en la penumbra del lugar —necesitas descansar— me ve fijamente a los ojos y puedo ver ese animal salvaje saliendo de su interior —duerme Cárter.
Cuando dice eso mis parpados se sienten más pesados hasta que se cierran por completo y mi cuerpo se relaja, su voz funciona como una clase de sedante y termino desvaneciéndome, perdiéndome en la inconsciencia, todo se pone negro a mi alrededor y pierdo la percepción de mi misma.
*****
Por momentos fugaces abro mis ojos, voy en la parte trasera de un auto, veo el pasar del follaje de los árboles por la ventana, la noche se ha apoderado del cielo y lo pinta de negro junto con algunas estrellas que se rehúsan a dejar de brillar, de nuevo cierro mis ojos y me desvanezco. Vuelvo a abrir los ojos, Aiden me lleva en brazos, veo una casa de campo, ostentosa, pero sutil, se ve que es de alguien con dinero, pero que no le gusta ser extravagante. Vuelvo a cerrar los ojos y me pierdo, todo es oscuridad, todo está negro a mí alrededor.
De pronto abro los ojos y todo sigue oscuro, estoy sobre agua, pero el agua también es negra, me siento y pongo mis manos sobre el suelo, levanto mis palmas y no están húmedas, pero cuando las vuelvo a bajar siento el agua debajo de mí. Me pongo de pie y mi ropa tampoco está mojada,
—¿Dónde estoy?— Volteo en todas direcciones y mi voz causa eco.
—¿Tyra? ¿Tu otra vez aquí?— Esa voz cavernosa y profunda me eriza la piel, volteo lentamente y veo a un hombre vestido de negro con la cara pintada como si fuera un cráneo. Alcanzo a notar que se ha dado cuenta de que no soy quien espera —no eres ella… pero tu esencia es parecida.
—¿Dónde estoy?— De nuevo veo todo a mi alrededor y me siento tan sola y en un vacío tan profundo —¿Estoy muerta?— De nuevo lo volteo a ver, pero esta vez con mirada suplicante.
—Hmm… espera— cierra sus ojos y frunce el ceño, después de unos segundos los abre tranquilamente y me sonríe —no… pero estás en eso…— me guiña un ojo y camina hacia mí, yo retrocedo.
—¿Qué?
—Perdiste mucha sangre… pero aun tienes esperanza…— entre cierra los ojos y alarga una mano enguantada hacia mí, toma un mechón de cabello sobre mi hombro y me doy cuenta que es totalmente rubio, como el oro, lo retiro de sus dedos y lo veo fijamente confundida —Aquí, en mis dominios no necesitas tintes, no necesitas tatuajes ni perforaciones, nada de eso trasciende, más que tu esencia— de pronto una luz comienza a llenar el lugar, la oscuridad y de nuevo poso mi mirada en él, con las manos en su regazo y una sonrisa de medio lado —de todas las culturas, los nórdicos son de los más interesantes jajajaja anda rubiecita… todavía no es tu hora…— entrecierra los ojos y su rostro se vuelve serio —… y temo por ti que aun te falta mucho para que llegue.
La luz es tan intensa que cierro los ojos con fuerza, no quiero abrirlos, pero lo termino haciendo, veo en el techo una luz, es una lámpara, cuando volteo hacia mi izquierda un suero cuelga a mi lado, conectado a mí por una venoclisis, veo esa pequeña gota cayendo lentamente y me siento mareada. Unos pasos se acercan y aunque quiero moverme no puedo, solo mis ojos viajan, entra Aiden retirándose unos guantes de látex con sangre y un cubre bocas, me ve fijamente y ladea su cabeza con curiosidad al verme despierta.
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Editado: 19.05.2021