No pegó el ojo en toda la noche.
Nate había estado en vela observando sus dedos, específicamente las yemas ya que aún seguía la marca de corazón allí. Se preguntó incontables veces el posible significado pero una y otra vez llegó a la misma conclusión: No lo sabía, no lo entendía.
Antes de ponerse a echarle cabeza al tema de nuevo, se levantó y después de una hora salió de lo que alguna vez llamó hogar. El frío mañanero le dio la bienvenida ocasionando que sus manos se escondieran en su chaqueta.
No eran fan del frío pero tampoco del calor, él prefería lo fresco.
«Porque así podemos caminar de la mano y no sudaría.» Recordó de manera amarga lo que su amante dijo alguna vez.
Bufó apretando sus puños dentro de sus bolsillos.
No tenía tiempo de volver a eso. Tenía que ver a Emma, su mejor amiga y casi hermana, de seguro ella sabría algo acerca de lo ocurrido anoche, después de todo ella era una friki de lo sobrenatural y aunque Nate fuera algo sensible al tema, ¿Qué mejor que alguien obsesionada para ayudarle?
Puede que se arrepienta, incluso puede que quede traumado, pero todo sea por saber que lo del día de ayer no ha sido una alucinación gracias a la soledad que experimentaba desde hace meses.
Si... Él tampoco confiaba en sí mismo.
Cuando llegó a “Kiss the B” una melodía familiar lo envolvió. Entró después de saludar a Loin y subió de a dos las escaleras.
Golpeó dos veces al llegar a la puerta color esmeralda que tanto identificaba a su bestie, pues está estaba obsesionada -también- con las gemas, sus significados, su densidad y todo lo relacionado con ellas. Nate quisiera poder sentir la misma pasión por alguna cosa al igual que ella pero no podía. Apenas sobrevivía haciéndose su té diario.
A los segundos la puerta fue abierta arrancando a Nate de sus desordenados pensamientos. Frente a él se encontraba una chica con el cabello mitad negro y mitad verde fosforescente, bastante llamativo. Tenía piercings por cada lugar que deslizaras tus ojos pero los más llamativos se encontraban en sus mejillas.
“Hey, chico bonito.” Saludó como normalmente lo hacía.
“Hey, eletric.” Dijo él riendo suavemente al ver el rostro arrugado de su contraria al mencionar tal apodo.
“Simpático como siempre.” Emma se hizo a un lado dejándole pasar a su tan proclamado territorio.
Plantas, alfombras felpudas, piedras y varios atrapa sueños describirían a la perfección la guarida de la bicolor.
“¿Qué te trae por aquí?” Nate observo como la chica tomaba asiento y garraba una máquina para tatuar, volviendo a trazar las líneas que había estado haciendo quizás hace unas horas.
“Oh si... Necesito...” Se vio envuelto en la satisfacción de la destreza que tenía la mujer para capturar el dibujo en su piel. Porque si, ella también amaba los tatuajes y tatuar.
“No me digas,” Ella habló al notar el silencio repentino. “¿Vas a dejar que ponga mis garras en esa piel tan limpia?” Sonrió dejando ver el piercing bajo su labio superior.
Nate río nervioso. Él no era fan de los tatuajes para nada, el pensamiento de tener una aguja pequeña perforando su piel le helaba los huesos por completo.
“Si... Yo creo que es mejor que sigas soñando.” Ella bufó volviendo a concentrarse en su trazo.
“En fin, lo que te decía,” Retomó vagando por los alrededores hasta detenerse en una amplia estantería llena de libros. Porque ajá, ¿Que era lo siguiente? Oh, ella adoraba leer.
“Conoces a las sirenas, tritones y todas esas cosas raras, ¿No?” Cuestionó escaneando los títulos de los libros.
“U-Jum” Recibió.
“¿Podrías contarme acerca de ellos? Digo, es para una tarea.”
Emma río. “Lo de la tarea es una excusa más vieja que tú. ¿Estás viendo a algún chico interesado en eso? Creí que no estabas interesado.” Hubo una breve pausa. “No después de lo de Matt-
Nate se apresuró. “¡No hay necesidad!” Aclaró su voz apenado. “No hay necesidad por traer ese tema...” Los ojos de la chica duraron sobre él unos segundos.
“Solo estaba curioso” Agarró el primer libro que encontró y lo observó descuidadamente.
Tres minutos de silencio.
“Bien, es incómodo.” Mascullo la chica. “Lo lamento Nate, pero no puedes seguir tratando el tema como algo 'wrong' o 'forbidden', así no se sanan las heridas amigo mío.”
Tenía razón, pero era tan complicado. Su corazón seguía encadenado al pasado aunque él sabía que ya era hora de soltarlo. Esa era la razón por la que moría por saber lo ocurrido en la noche.
La sensación de apego y cariño fue extraña, no conocía al mitad pez de nada y ya sentía que quería volver a verlo.
“Lo sé, estoy trabajando en ello...” Acarició la dureza de la portada. “En fin, ¿Sabes algo o no? Cómo alguna leyendo o... No sé, algo.”
Emma finalizó su trabajo poniendo una crema en su brazo y cubriéndolo con algo que Nate desconocía. Se acercó a él y palmeó su hombro.
“Me ofende la pregunta. Pero hay cientos de leyendas, ¿Buscas algo en especial?” Nate boqueó pensando. Por supuesto que no, su iluso yo de esa mañana había creído que solo tenía que decir esas palabras y la respuesta llegaría.
Observó el libro en sus manos, el pingüino caminando en la nieve, sus dedos sobre la portada... Las yemas de sus dedos- Oh.
“¿Qué tal acerca de una marca de corazón? Específicamente en los dedos, digo.” Emma lo pensó por unos momentos.
Se alejó de él y se derritió en el sofá.
“Toma asiento mi niño, esta nana te va a contar una historia.” Palmeó a su lado y Nate corrió hasta saltar y reposar sus trasero en la suave superficie.
Emma aclaró su garganta y empezó:
“Hace mucho tiempo, cuando la oscuridad dominaba cada rincón del universo; una luz aterrizó e hizo creaciones inimaginables. Cada creación conformó su propia sociedad, dividiéndose en especies y habilidades; entre ellos se destacaron los tritones. Hombres mitad pez con poderes mágicos que se salían de la comprensión de cualquiera.