"El amor es el único sentimiento que puede generar dos acciones completamente contradictorias; egoísmo o generosidad”
《...》
¿Cómo era eso posible?
¿Por qué no lo había notado?
¿Por qué ella no le había contado?
Las preguntas arremetían con fuerza en su cabeza, sin darle oportunidad de recuperarse y analizarlas una por una. El shock no lo deja pensar con claridad. Trata de buscar en su memoria alguna información acerca de esa enfermedad, pero lo único que sabe con certeza es que la persona que la sufre literalmente es una demente.
Serena sale de la habitación donde Andrómeda se encuentra junto con Isaac, cuyo semblante se ha tornado grave y sombrío. Al ver que Elliot carga el mismo semblante, Serena nota que está al tanto de todo.
—Katherine, habla con Isaac y explícale la situación. Yo hablaré con el señor Cárter.
La rubia asiente. Quiere explicaciones, pero sabe que Elliot debe encontrarse mucho más confundido que ella y se marcha, tomando a Isaac de la mano para intentar apaciguar el enojo evidente en su rostro. Sin embargo, el doctor sacude su mano y se marcha, dejándola pasmada con su gesto.
Sera observa a Eliot y le sonríe, sin recibir ningún gesto de su parte.
—Acompáñeme— camina de largo por el pasillo. Elliot se levanta de la silla y la sigue en silencio, meditando en cada paso todo lo acaba de ocurrir.
La mirada horrorizada de Andrómeda, sus palabras sin sentido saliendo por sus labios pálidos. Todo se repite en su mente y lo flagelan.
Llegan al tercer piso, que está exclusivamente destinado para consultorios médicos. Cruzan hacia la izquierda e ingresan a un pequeño consultorio que de inmediato llama la atención de Elliot por el nombre grabado en una placa de la puerta.
Dra. Andrómeda Allister.
Serena abre la puerta y lo invita a pasar. Apenas pone un pie en el lugar, escudriña cada espacio de él.
El lugar es cálido, nada qué ver con esos consultorios fríos, donde el olor a sintético y aire acondicionado impregnan el ambiente. La fragancia de manzana y canela es lo primero que llega a sus fosas nasales. Hay un escritorio de cristal con muchas fotos de Andrómeda con su familia y niños, sin mencionar las paredes que están llenas de pinturas con marcos de madera de ébano y corazón púrpura, lo más irónico de esas “pinturas” es que el marco es mucho más caro que la “obra” en sí, pues aquellas obras no eran más que dibujos hechos a crayones y coloreados fuera de los contornos.
—Por su actitud huraña, intuyo que Katherine le contó todo— Elliot deja de ver los dibujos para prestarle atención a Serena—. Lamento mucho que haya tenido que enterarse de esta forma.
—Quiero todos los detalles—exigió.
Serena lo observó con gesto impertérrito y asintió.
El lugar que en algún momento se sintió acogedor, ahora se siente tenso y pesado.
—Andrómeda sufre de Esquizofrenia paranoide con personalidad múltiple…— manifiesta, calmada. Guarda silencio antes de continuar, estudiando la reacción de Elliot, pero este sólo ha tomado un profundo respiro—. El padre de Andrómeda era un norteamericano emprendedor que había probado suerte en las minas de Guayana y terminó enamorado de una hermosa joven gambiana. Debido al racismo que en ese entonces se presentaba en Norteamérica decidió vivir en Venezuela por el bienestar de su esposa y el de sus hijos, pero al ver que las cosas habían cambiado, decidió regresar a su país natal con su familia. Andrómeda era muy pequeña cuando eso ocurrió, aun así, desde que comenzó a decir sus primeras palabras, contaba cosas que estaban muy fuera de lugar de acuerdo a su edad. Usualmente, estas anomalías donde los niños dicen ser personas adultas que estuvieron en un lugar específico y tenían otras familias, desaparecen cuando cumplen tres años. Sin embargo, no ocurrió eso con Andrómeda.
» Después de que cumplió cuatro años, todas las noches se despertaba gritando con ataques de pánico, creyendo que todos querían asesinarla, no confiaba en nadie, se aislaba en sí misma y la gente tampoco hacía nada para incluirla en su vida. Cuando se instalaron en Boston las cosas fueron de mal en peor, Andrómeda hablaba sola y les gritaba a sus hermanos acusándolos de asesinos. Lo que terminó de encender la alarma de sus padres fue el día en que tuvo una nueva crisis, después de que cumplió los siete años. Ella había cambiado, incluso hablaba un idioma que su familia no comprendía. Incluso alegaron que se comportaba de forma muy anticuada.
—¿Otra personalidad?
Serena asiente en respuesta—. Lograron internarla en un psiquiátrico, pero en aquel entonces sus padres no disponían de los medios económicos suficientes para internarla en un psiquiátrico calificado así que la dejaron en uno público—su rostro se oscureció—, eso solo estropeó aún más las cosas. Andrómeda nunca le ha contado a nadie acerca de lo que vivió en aquel psiquiátrico, pero lo que se sabe con certeza es que no volvió a ser la misma. Luego de muchos años de esperanzas perdida. Horus, el hermano mayor de Andrómeda, logró contactar a uno de los mejores psiquiatras del país, juntó sus ahorros, el de sus padres y el del resto de sus hermanos para pagar una sola consulta—sonrió como si estuviera viviendo aquel recuerdo—. No necesitaron pagarle ni una más después de esa, Richard Lincoln quedó encantado con Andrómeda desde la primera vez que habló con ella.
—¿Richard Lincoln? ¿Él era el psiquiatra de Andrómeda?
— Así es. Andrómeda es un caso muy inusual de esquizofrenia. Ha sido diagnosticada de esa forma porque cumple con la base del diagnóstico. Sin embargo, hay muchas cosas que aún no podemos explicar. Andrómeda habla francés e italiano sin haber estudiado ninguno de esos dos idiomas en su vida, muchas de las cosas que nos ha dicho con su otra personalidad…, coinciden históricamente. Su cerebro es como cualquier otro y no presenta lesiones que puedan haber causado una esquizofrenia, con el único detalle que su área del cerebro autobiográfica está expandida unos milímetros más que un cerebro normal. No escucha voces que le piden que mate o que se mate, aunque si voces que desean matarla y no posee conductas suicidas. Además de ser una persona muy empática y sensible. Sabe definir la realidad de las alucinaciones fuera de sus episodios de crisis. Además de eso, su otra personalidad sabe demasiadas cosas sobre el arte en general y dibuja precioso. ¿Algo que Andrómeda no haría?
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Editado: 26.03.2022