Cassie Beckham.
Domingo, 30 de julio de 2023.
¡Un mes!
Oficialmente, un mes.
Me despierto ese día más entusiasmada que nunca. Mi amor y yo estamos cumpliendo un mes desde que nos hicimos novios.
Solo han pasado cuatro días desde que… Dimitri y yo estuvimos juntos por primera vez. La verdad es que ese día se portó como un príncipe conmigo, me dio caricias en mi zona baja por el ardor y casi me morí de vergüenza al ver la mancha roja en el preservativo.
Dimitri no le dio importante, más bien me confesó que se sintió orgulloso que me atreviese a dar ese paso con él. Luego que él se fue, Carol entró a mi habitación a interrogarme hasta que terminé confesándole que … Había perdido la virginidad; por lo menos fue en mi habitación y en mi cama, y no en territorio desconocido como en casa de Dani.
Recordar eso todavía me da vergüenza.
Queriendo desconectarme, me levanto de la cama y voy directa al baño a asearme. Una vez hago mis necesidades y me lavo los dientes y bajo a la cocina. Me encuentro con mamá y Alessia que se le ve diferente. Mi hermana mayor irradia luz, esa luz de cuando se está enamorada.
Las saludo a casa una con un beso en la mejilla. Mamá me da la enhorabuena por el primer mes con Dim mientras me sirve panquecas con jugo de naranja.
—¿Qué piensan hacer hoy, princesa?
Alessia me mira a la espera de mi respuesta. La verdad es que no sé… Dim y yo no cuadramos nada para el día de hoy. Y con mis amigos pues… No he hablado mucho, primero porque cada uno anda con su pareja y segundo, porque si Carol se dio cuenta, Akira y Tatiana más rápido lo van a notar.
—No quiero saber qué piensas para que estés así de sonrojada —se burla Alessia dejándome a la pena. Mamá alza una ceja y luego el reconocimiento surca su rostro.
No es lo que creo, ¿¿o sí??
Joder … ¿Acaso tengo un cartel en la frente que diga perdí la virginidad?
—Cassandra.
—Oh mamá, déjala, Cassie va a morir de un paro cardíaco si seguimos —la mira extrañada. ¿Qué está pasando? ¿de cuándo acá mi hermana menor es tan bromista? Si ella es la persona más amargada que conozco, porque ni mamá es así.
Me dejan tranquila. Pero converso con ellas, y les digo que no sé qué detalle tener con Dimitri. Además, hoy no nos hemos dado los buenos días. Mi hermana mayor propone que le diga para ir al cine y luego a comer helados. Mamá opina que debería ir primero a almorzar hamburguesas y luego entrar a alguna película.
Termino de desayunar y subo a mi habitación. Miro mi teléfono y tengo un mensaje de él. Al abrirlo mi quijada casi cae, es un mensaje muy emotivo.
Dimitri Alves: ¡Buen día ojitos lindos! ¿Cómo amanece la chica más importante de mi vida? Espero que bien nena. Hoy es un día muy especial, ¿Sabes por qué?
Seguro que sí lo sabes mi dulce atracción.
Hoy estamos cumpliendo un mes desde que nos hicimos novios, desde que tomamos esa decisión tan maravillosa que nos ha hecho feliz estos treinta días.
Te amo mi chica hermosa y estoy ansioso por verte.
Los colores se me suben al rostro, no hay nada subido de tono, pero cada una de sus palabras envía electricidad a través de mi cuerpo.
Sin tiempo que esperar lo llamo, hablamos por teléfono alrededor de media hora y acordamos en salir en una hora. Cómo su abuelo tiene que ir a Weston, nos va pasar dejando en el centro comercial y luego para venirnos llamaremos un taxi.
Al estar lista, mamá me pide que tenga mucho fundamento, asiento sonrojándome mientras Alessia que ahora es “doña alegría” se burla de mí. Espero los minutos que faltan para que venga mi novio. Me puse un jean, un crop top blanco en forma de corazón, me recogí el cabello en una coleta alta y apliqué un poco de gloss en mis labios. Me llevo un suéter negro porque en el cine hará frío.
Dimitri llega por mí, saludo a su abuelo y luego nos miramos, mis mejillas se tornan rojas al notar su mirada en mis labios, la mía atraída por la suya cae también en sus labios, invadiéndome unas terribles ganas de besarlo.
—Por mí no se corten, eh muchachos —joder, siento la cara roja como un tomate, una sonrisa de burla se dibuja en el rostro de Dim, mientras le dice a su abuelo que no me avergüence. El señor se ríe y niega con la cabeza.
Dejando pasar la vergüenza de hace unos segundos, me acerco a Dimitri y le doy un tierno beso en los labios, él roza nuestras narices, impregnándonos del olor del otro. Este momento es mágico, todo se siente tan dulce, hacemos el recorrido con las manos agarradas y riéndonos de los chistes malos de su abuelo.
Las horas pasan volando, el tiempo no pretende detenerse ni por un segundo. Dimitri y yo almorzamos en el Burger, luego nos atiborramos de papas fritas terminando con un helado salidos de ese establecimiento. Después entramos al cine a ver una película de romance, donde reímos hasta más no poder por lo graciosa de la protagonista.
Compartimos uno que otro que beso que puso a mi atontado corazón a retumbar en mi pecho. Las caricias disimuladas y las miradas furtivas encendieron nuestras ganas, haciendo que a media película saliésemos de la sala como dos enamorados calenturientos.
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Editado: 27.12.2023