—No entiendo por qué tenemos que ir a la casa mamá, si dijimos que visitaríamos a papá y luego almorzar con Gabriel.
—Carol, cariño se me quedaron algunas cosas, además allá está tu hermana Alessia, puede que se sienta mejor y nos acompañe. Alessandre quedó en pasar en la tarde.
—Vale mamá, entonces por mí no hay problemas en volver a la casa, así aprovecho y me pongo más linda para que Cassandra no me opaque con sus ojitos y esa mirada hechizadora que tiene. — dijo Carol.
—Bueno, bueno, está bien pero no demoren mucho que me muero de hambre —dije.
Mamá tomó el retorno para emprender rumbo a la casa, tal vez estoy un poco de mal humor… Dimitri no me ha felicitado, creo que ya no soy tan importante para él como hace dos meses. Mejor no pienso en nada de eso, después me enfermo la mente con suposiciones estúpidas y es lo que menos quiero.
Al llegar a casa noto algo raro, nos bajamos y sin darme cuenta tengo a Carol tapándome los ojos y diciendo:
—Calladita te ves mas bonita.
¡Dios! Que delicada mi hermana, de seguro me preparó algo sorpresa y por eso insistieron en venir a casa. Carol me quita sus manos de los ojos y tardó un minuto en poder enfocar bien.
¡GUAUUU! No me lo puedo creer.
En la sala está el chico que amo, a su alrededor hay velas y flores, una caja grande y al lado está un sobre.
—¡Feliz cumpleaños, pequeña Cassie! —me lo como… con tomate. Todavía estoy en shock, no me lo puedo creer. Se acerca a mí sigiloso—. Espero que por favor me perdones. Te extrañe tanto pequeña— dice estrechándome entre sus brazos.
No puedo hablar, no me salen las palabras.
—Gra-gracias Dimitri —me derrito en su mirada— no era necesario, pero gracias. —beso sus cachetes.
—Ábrelo —me entrega el sobre. Las manos me tiemblan.
¿Quieres recuperar los dos meses perdidos y amarnos hasta el infinito y más allá?
TE AMO CASSANDRA.
Esa niña que me dejó hechizado desde el primer momento.
Y estoy aquí en tu casa con todo el miedo del mundo, pero te repito la pregunta.
¿QUIERES VOLVER A SER MI NOVIA, AMIGA COMPAÑERA, TODO EN MI VIDA?
—Entonces Cassandra de los Ángeles, ¿qué deseas?
Me quedo sin voz… las lágrimas inundan mis ojos, estoy emocionada.
—sí, si quiero. —digo con voz temblorosa, me señala la caja.
Es muy hermosa del color violeta, deshago el nudo y se abre una capa en ellas hay miles de fotos de nosotros junto a unos pendientes, viene otra caja… en este encuentro frases de amor y chocolates y finalmente abro la última. Hay quince ponquecitos con las letras de feliz cumpleaños y una torta pequeña con un corazón en el centro. Mi vista topa con una bolsita y dos pulseras negras con letras rojas que dicen las palabras Novia-Novio.
Esto es maravilloso, todo, todo, es absolutamente grandioso.
Sin medir mis impulsos me tiro a sus brazos, rodeo su cintura con mis piernas y lo beso, como si no hubiese un mañana. Lo beso como he estado ansiando estos dos meses.
—Gracias por el regalo más bello y especial —nos miramos fijamente y ahí estaba ese Dimitri que conocí, ese es mi chico—. Y ustedes alcahuetas, me las deben. Mamá ¿Cómo te prestaste para esto?
—Cariñito mío yo no sé nada, este joven aquí —señala a mi chico— está loco por mi tesoro chiquito.
—Muchas gracias Señora Carolina.
— De nada hijo.
—Aquí están los seres más especiales de mi vida, por ustedes sería capaz de cualquier cosa, sólo faltaría Ricardo para completar los tres hombres más importantes de mí. Los amo.
El tiempo no es amigo de nadie. Parece que fue ayer cuando fui a casa de mi amigo a ver películas y conocer su amigo de la infancia. Parece que fue ayer cuando Dimitri y yo nos dimos nuestro primer beso, cuando intimamos por primera vez. Diez meses se han pasado en un abrir y cerrar de ojos. Ahora estoy aquí, a segundos de ser llamada para recibir mi título como Bachiller de la República de Velane.
—Bckham, Cassandra de los Ángeles— anuncian mi nombre por los altavoces del salón parroquial.
Con paso firme me dirijo a darle la mano a todos los que se encuentran en la mesa, primero la directora, luego el padre, la coordinadora de Ciencias y Humanidades, y así sucesivamente hasta firmar el acta que me declara como bachiller en Ciencias.
Otra meta alcanzada, tantas experiencias bonitas en el liceo, tantos bellos momentos que jamás serán desterrados de mi mente, veo a mi familia y puedo ver el orgullo en sus ojos. Solamente hace falta mi papá, veo hacia arriba y le agradezco a mi padre por darme las fuerzas para lograr otra meta.
En mi pecho hay una sensación que no sé cómo describirla, es alegría, pero a la vez tristeza, de ahora en adelante seré una mujer para afrontar las cosas, viene la Universidad un indicio que mi vida no será lo mismo.
Siento el nudo en la garganta y las lágrimas están por salir, me duele dejar gran parte de mi infancia en ese liceo que me vio crecer. Me duele saber que pasado mañana no me despertaré para ir al liceo. Ojalá pudiese retroceder el tiempo y haber disfrutado un poco más.
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Editado: 27.12.2023