Narracion°
Sentada frente a la gran ventana, escucho los pasos de los niños.
-Hermana, Agatha se comprometió
-Hermana, Agatha estaba roja roja.
Alisa escucho a sus hermanas, y se rio un poco.
-...Le dio un collar de perlas muy hermoso...
-....Padre estaba muy contento...
Sus hermanas menores, hablaban sin cansarse.
-Es hora de dormir...
-Cuéntanos algo hermana- dijo la más pequeña.
-Les contare de los "Hijos del Cielo"
Alisa acomodo a sus hermanas en la cama.
-Erase una vez...
La mujer más sabia, se enfermó gravemente.
Los dioses la recompensaron por no solo enseñar a los jóvenes si no también a protegerlos con gran sabiduría en vida.
Como un capullo esta salió de su cuerpo humano, formando parte de los dioses como consejera.
Casándose con uno de los dioses.
Ella envió a su primogénito a la Tierra, para que aprendiera de los humanos, descendió del cielo, aprendió de ellos y se enamoró, despojándose de su poder para vivir con su pareja.
Los hijos de ella descendieron a la Tierra y al igual que su primogénito, se quedó con los humanos.
Los dioses preocupados, separaron a su ultima hija de ella, para que no fuera a la tierra, encerrándola en una profunda cueva lejos de su hija.
La joven diosa, heredera de una exquisita belleza y de igual sabiduría, engaño al árbol que la mantenía en lo alto de su copa para que no fuera a la Tierra.
Ella bajo y conoció a un príncipe, que se enamoró de ella.
Cuando intento acercarse al árbol que la protegía para volver a subir.
El príncipe la convenció de que conociera donde el vivía.
La joven diosa, conoció a mas humanos, enamorándose de ellos.
El príncipe la cortejo, enamorándola de él.
Los dioses lamentaron su destino, permitiendo que se encontrara con su madre, que la despidió y bendijo como a sus hermanos.
Volvió al lado de su marido, junto a los dioses.
Ella lo sabía.
Por eso era la consejera de los dioses...
Ella era muy sabia...
Alisa miro a sus hermanas profundamente dormidas.
Cuando estaba por pararse.
Entro una mujer caballero, con rastros de sangre en su armadura, la sirvienta en la sombra se acercó protegiendo a Alisa.
-PRINCESA- grito la guerrera, entregando una carta, con sus manos temblorosas.
Sus hermanas estaban frunciendo el ceño, y despertando poco a poco.
Alisa solo podía mirar esa carta con obvios rastros de sangre.
Por la ventana luces a la distancia.
GRACIAS POR LEER
NOS VEMOS PRONTO