Antes de subir a mi habitación arrojé el delantal sobre el sillón de la pequeña sala, ya eran las 1:00 hs de la mañana, no estoy seguro si lograre levantarme temprano mañana. Entre sonidos de cansancio me quite los zapatos para subir las escaleras, pero en ese momento una de mis zapatillas cayó.
— Ven aquí cenicienta — Noah levanto mi zapatilla, pero mientras estaba haciendo el amague por arrodillarse delante de mi, tome rápido mi zapatilla de sus manos.
— Subiré a darme una ducha para descansar mejor — el gesto que tuvo ante mi acción fue de confusión — Que tengan una linda noche.
Deje un beso en la cabeza de Saturno antes de buscar mi pijama, al tratar de regresar a la planta baja de casa mi teléfono comenzó a sonar. Cubrí mi boca al encontrarme con una seguidilla de mensajes a la espera de ser contestados, el autor de estos se veía claramente molesto en el último mensaje.
Mensajes.
Mi primer Jefe:
-Este es mi número.
-No te olvides en agendarlo.
-Mañana, tienes que estar media hora antes en la oficina.
-Ni un minuto tarde.
-Espero que haya logrado ponerse al tanto de mi agenda.
-Dije explícitamente en la oficina que el trabajo consiste en estar disponible para mi las 24 horas del día, señorita Greco.
No pude evitar sonrojarme al leer ese mensaje, se escuchaba tan dominante.
-Lo dejare pasar solo por esta vez.
-No quiero que algo asi vuelva a suceder.
-Espero estar siendo muy claro.
Miles de preguntas después, llegamos a ese último mensaje.
-Hablaremos mañana en la oficina, Señorita Greco.
Mis mejillas comenzaron a quemar por la adrenalina que despertó en mi ese mensaje, no estaba segura si debía responderle disculpándome, pero tal vez no leería mi mensaje hasta mañana en la mañana o tal vez este podría despertarlo, mejor seria esperar hasta mañana.
Antes que alguien mas ocupara el baño, baje corriendo, con una tonta sonrisa en mi cara, porque no podia dejar de encontrar similitudes entre mi nuevo jefe con uno de mis personajes favoritos.
— ¿Y esa sonrisa? — me detuve en la sala donde mi padre terminaba de alistar el sillón cama para Noah — Nunca te había visto tan sonriente luego de un largo día de trabajo.
— Mañana necesitaré una de tus tartas de disculpas — mencioné con una sonrisa — Podría ser de chocolate amargo, por favor.
— Llevan solo un día, y ya tienen su primera pelea — mi padre se burló haciendo que mis mejillas ardieran aun mas — Estará listo en la mañana con un lindo moño rojo en la caja.
— ¿Valentina tiene pareja? — me quede viendo a mi padre.
La expresión de Noah fue de sorpresa y confusión, su toalla en el hombro me dejo saber que estaba a punto de darse una ducha también.
— ¿Cuando….Cuando conoceremos al afortunado que logro conquistarte? — ver a Noah solo me traía recuerdos, su indiferencia y crueldad conmigo hizo que el amor que tenia hacia el desapareciera en menos de una hora.
— Tomaré una ducha primero — pase a su lado indiferentemente a mis antiguos sentimientos — Mañana no hace falta que me lleves al trabajo, papá, tomaré el tren.
♥♥-..—( ҉ ҉ ҉ ҉ ҉ )—..-♥♥
Al día siguiente.
Lo primero que hice al llegar a la oficina fue dejar la pequeña caja en el escritorio de mi jefe, sonreí al pensar en su expresión cuando encontrara la tarta. Comenzar a alistar el lugar, no me llevo mucho tiempo, tal vez 10 minutos o menos, faltando solo unos minutos para la llegada de mi jefe me dirigí a la máquina de café para preparar su café con extra amargura.
— Miren a quien tenemos aquí — la misma mujer de ayer se encontraba detrás de mi con los brazos cruzados — Pensé que no durarías ni un día con el señor Pousaz.
— Hola, Buenos días — continué preparando el café — ¿Descansaste bien?
— El señor Pousaz toma sus cafés sin azúcar — puse los ojos en blanco — Le gustan los cafés amargos.
— Lo sé — hice una pausa — El café es para mi.
— Tal vez — me vio de arriba hacia abajo — Si consumieras menos azúcar no estarías tan gorda.
— Tal vez — sonreí — Si no te metieras en la vida de los demás, serias mucho mas feliz.
En ese momento las puertas del ascensor se abrieron dejando ver a mi jefe junto con una mujer.
— Señor Pousaz buenos dias — mi jefe mantuvo su mirada fija en la puerta de su oficina ignorando a esa mujer — Señorita Massarini.
Ambas mujeres se acercaron como si se trataran de viejas amigas.
— ¡Greco a la oficina! — el tono autoritario de mi jefe hizo que me sobresaltara.
A paso rápido logre llegar a la oficina tratando de no tirar nada de lo que habia en la taza. Al levantar la mirada me encontré con mi jefe viendo la caja en medio de su escritorio.
— Hola, señor Pousaz buenos días — levanto su mirada — Aquí está su café.
— ¿Qué es esto? — levanto la tapa de la caja — ¿Es alguna muestra de un nuevo producto?
— No, es una tarta — dije con una sonrisa.
— Se que es una tarta, Greco — volvió a cubrir la tarta — La pregunta es ¿Que hace sobre mi escritorio?
— Es una disculpa — se me quedo viendo — Ayer estuve un poco ocupada, asi que no pude contestar el teléfono, pero no volverá a suceder, se lo aseguro señor Pousaz.
— ¿Lo hiciste tu? — estuve a punto de responder, pero justo en ese momento la puerta se abrió.
— Necesito un café …. Oh que suerte — la mujer se acercó a donde me encontraba para tomar la taza que me encontraba en mis manos, pero a los pocos segundos escupió el líquido nuevamente en la taza — ¡Es asqueroso! como puede ser que le prepares un café como este a tu jefe.
Prácticamente, arrojo el café sobre mi, no lo arrojo, pero me lo entrego lo suficientemente rápido para que gran parte de la taza cayera sobre mi blusa. La sensación caliente sobre mi hizo que volvieran algunos recuerdos de mis tiempos en el colegio, donde un gran grupo de idiotas adolescentes se complotaban para hacer mi vida miserable.
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Editado: 16.01.2024